La economía cubana en la Asamblea nacional: el show de Gil

Elías Amor Bravo economista

Los diputados de la Asamblea Nacional han asistido a un espectáculo lamentable, en que el ministro Gil ha ofrecido un relato en que insiste que “la economía cubana continúa proceso de recuperación durante primer trimestre del 2022”. Y esta afirmación, cuanto menos cuestionable, ha sido recogida en un artículo de Granma, que pretende reforzar los argumentos del ministro.

El problema de la economía cubana, tantas veces expuesto en este blog, reside en su modelo social comunista que promueve la actividad presupuestada en detrimento de la productiva y orientada a las necesidades del mercado. Y el resultado de 2021 publicado por la ONEI es un buen ejemplo de ello. El 1,5% conseguido de aumento del PIB se debió a la concentración de la actividad económica, vía presupuesto, en partidas como Educación, Sanidad, Cultura o Servicios sociales. Por el contrario, Industria, Agricultura y ganadería o construcción se desplomaron de forma significativa.

Además, el ministro no se corta y explica que la recuperación económica se observa en el reinicio del curso escolar de forma presencial, la reactivación de los eventos deportivos previstos para esta etapa y se realizaron actividades recreativas en las comunidades, el reinicio de las actividades presenciales en la cultura. 

En materia de salud pública, se han implementado acciones para fortalecer la gestión del programa materno infantil y reforzar el Programa del médico y enfermera de la familia. Por la asistencia social se protegió a 191.965 núcleos, que abarcaron 364.905 beneficiarios. 

También señaló que se entregaron recursos a familias en situación de vulnerabilidad por más de 132 millones de pesos; y como parte de la atención a estas personas, tienen protección 3.817 madres de hijos discapacitados y 13.078 beneficiarios reciben asistencia social a domicilio. Y, por último, se realizaron otros pagos totales o parciales de servicios sociales comunitarios o institucionales. Cerca de 200 beneficiarios reciben subsidios para el pago del consumo eléctrico, a 2.664 se les paga el servicio de Hogar de Ancianos, a 1.763 el pago de casas de abuelos, y a 807, el servicio de atención a la familia. Todo manejo discrecional del gasto público sobre algo así como el 40% del PIB:

Ni una sola referencia a producción de carne de cerdo, de viandas o productos hortícolas, latas de refresco, leche fresca, o viviendas. Eso al régimen no le interesa. Es mas fácil mover, vía gasto público, déficit y endeudamiento, partidas del presupuesto y estimular artificialmente un PIB que, por desgracia para los cubanos, está fuertemente concentrado en actividades “presupuestadas” y no en  bienes y servicios de consumo libre.

Por eso, todo lo expuesto por el ministro no pertenece al ámbito del funcionamiento real de una economía, sino a esa ensoñación de  los comunistas que después de 63 años siguen sin dar de comer todos los días a los cubanos. Y lo peor es que en su intervención, el ministro Gil deduce que “en los primeros meses de este año continúa el proceso de recuperación gradual de la economía nacional” y lo curioso es que los diputados se dieron por satisfechos y aplaudieron. Ojalá que no tengan que lamentarse dentro de unos meses. La economía cubana no va bien, y el ministro lo sabe.

La denominada actualización de la estrategia económica y social no está adaptada al nuevo entorno de la economía mundial y se tiene que revisar para tener en cuenta el impacto de las tropelías de Putin en Ucrania sobre la inflación mundial. De hecho, ese aumento de las exportaciones que refirió el ministro, de 590 millones de dólares hasta marzo, es una cifra modesta, que de proseguir su tendencia no superaría los 2.000 millones a finales de ejercicio, un resultado por debajo de los producidos en años anteriores. La competitividad de la economía cubana, pese a la intensa devaluación del peso, no funciona.

Por lo que respecta al turismo, ya se ha informado en este blog que los 450 000 visitantes que llegaron hasta marzo, apenas suponen el 40% de los alcanzados en el mismo período de 2019 y por ello, de proseguir las tendencias, alcanzar 2,5 millones de turistas al cierre del año va a resultar imposible. Los niveles del turismo están muy por debajo de sus potenciales. El ministro sabe por qué.

Además, ofreció unos datos desequilibrados del saldo de divisas de la economía, con ingresos totales de divisas de 493 millones de dólares, respecto al primer trimestre del 2021, en tanto, las importaciones de bienes también ascienden a 2.397 millones de dólares. Un fuerte déficit que se viene a añadir a los desequilibrio internos de la economía complicando la solución integral de los problemas. 

El ejemplo más evidente del fracaso en la política de comercio exterior, ha sido la deficiente incorporaron las formas de gestión no estatal a los servicios de comercio exterior, ya que mientras los contratos para la exportación apenas llegan a 13 millones de dólares, en cambio, para la importación por valor de 147 millones de dólares. La sustitución de importaciones ha sido un fracaso.

Precisamente, ese aumento de los precios de los productos que hoy el país importa, como dijo el ministro, es algo que deja sin efecto por obsoleta, la estrategia económica y social. De proseguir la inflación de precios del petróleo y los alimentos, en unos meses Cuba no podrá comprar nada en los mercados mundiales. La asfixia de la economía está a la vista, si no se hacen otras cosas de manera inmediata. Lo curioso es que ningún diputado preguntara algo al respecto. Esa inflación importada de la que habló el ministro Gil es una espada de Damocles que si no se despeja, y en las condiciones actuales va a ser difícil, acabará colapsando.

El ministro tuvo su momento para reivindicar el impacto de las 63 medidas de la agricultura. Y, para apoyar su argumento, después de un año 2021 de pésimos resultados en el sector, Gil cree una señal favorable respecto a la recuperación económica, el comportamiento del acopio de productos a los mercados agropecuarios, aumentando la presencia de viandas, hortalizas y otros productos en los mercados. Pero no dio un solo dato, total ¿para qué? No es ese aumento de acopio, precisamente, lo que nos llega de los cubanos indignados por la falta de todo tipo de productos, que solo se encuentran a precios desorbitados, en las tiendas que venden en MLC.

También se refirió el ministro a la circulación mercantil minorista, que en su opinión, “nos va a permitir recoger circulante y mantener el equilibrio monetario interno, pero que asciende a 42.743 millones de pesos en los primeros meses del año, con un aumento de 6.000 millones de pesos más que en marzo del 2021”. Está hablando el ministro de una magnitud superior al PIB de la economía, fruto de los trasiegos monetarios mal planificados y ejecutados de la Tarea ordenamiento. Responsabilidad directa suya.

En cuanto a las empresas, una de cal y otra de arena. De un lado el ministro se mostró satisfecho del cumplimiento de 108% del plan de ventas, aunque dijo que “eso no significa que estemos trabajando con mayor eficiencia o productividad”. De otro lado, mencionó las 533 empresas, casi el 30% del total en el país, “que reportan utilidades del 50% por encima de lo que planificaron”.

Para el ministro comunista esto es “una señal de que algo anda mal y de lo necesario de que los planes se hagan en correspondencia con las potencialidades objetivas”. Es decir, al ministro de economía le parece mal que las empresas ganen dinero, sean eficientes y funcionen bien. Para el ministro, lo primero que tienen que hacer es obedecer, como esas 411 empresas que dijo que registran pérdidas y su existencia depende de subsidios del gobierno que las tiene atadas y bien atadas. Y al respecto anunció que hay que profundizar en este asunto, “con una hoja de ruta, un instrumento para la conducción de la economía”. Otro más, el enésimo.

También dio datos de los nuevos actores económicos, en concreto de las mipymes creadas en Cuba, de las que dijo que habían 3.191, una cifra que no corresponde con las 1.819 que se citan en la publicación de ONEI sobre formas de organización en el período de enero a marzo. El ministro mezcla datos, porque las nuevas mipymes no se dedican a la producción de alimentos, sino con datos oficiales de nuevo, que se pueden consultar en la ONEI, se dedican a la industria o la construcción. Un nuevo fracaso del régimen, precisamente en su intento de dar solución a la falta generalizada de comida.

Y tampoco mencionó que la mayor parte de esas mipymes se localizan en La Habana, en tanto que el resto de provincias han quedado prácticamente sin estos nuevos agentes económicos, lo que tiene consecuencias negativas si se pretende lograr un desarrollo armónico en el territorio.

Las luces de alarma se encendieron cuando el ministro Gil se refirió a las contradicciones internas derivadas de “la existencia de un mercado cambiario informal” sin explicar qué pretende hacer al respecto.

De modo que la recuperación del del terreno perdido en los últimos años, tras una caída del 13% del PIB desde 2019, los resultados alcanzados a inicios del 2022 no ofrecen motivos de satisfacción, ni de seguridad con respecto a los instrumentos y medidas aplicados, apuntando a la urgente necesidad de cambios que permitan reorientar el modelo económico antes que sea muy tarde.

Según el ministro, hay una serie de amenazas que pueden influir de forma negativa en la economía, como la disponibilidad de combustibles y divisas, el alza de los precios de importación de los alimentos, el nivel de desequilibrio macroeconómico, el desenvolvimiento en entornos cambiarios diferentes para el sector estatal y no estatal, o el deterioro del poder de compra de los salarios e incremento del Índice de Precios al Consumidor. Pero estas amenazas no afectan solo a Cuba, sino que afectan a todos los países del mundo, y mientras que unos aciertan y salen del bache, otros no lo van a conseguir.

De hecho, la fórmula expuesta por Gil para afrontar el actual escenario, es preocupante, y más que nada, por la falta de respaldo teórico de lo que quiere hacer, y la ausencia de concreción con respecto al plan. Dijo Gil ante los diputados del Parlamento, que, “a pesar del incremento de los precios de las mercancías de importación y de los fletes, sumado a las complejidades logísticas, se ha asegurado en medio tal escenario, la canasta familiar normada a la población y la atención a los más vulnerables”. Y añadió al respecto que “de igual forma, se han mantenido estables un conjunto de precios en la economía, a diferencia de lo que ha pasado en otros países que también sufren las consecuencias de la inflación”.

Bien, ¿y esto como lo ha hecho? Sin duda aumentando el gasto público, con lo que significa de más déficit y endeudamiento de la economía. ¿Ignora el ministro que la expansión descontrolada de los gastos públicos es el alimento principal de la inflación que pretende contrarrestar, para aumentar el poder de compra de los salarios? ¿Es consciente el ministro que vinculando salarios a inflación está empujando de forma temeraria a una débil economía, como la cubana, a una espiral de precios y salarios que no tenga fin?

Por otra parte, el ministro reconoció que la coexistencia absurda de un tiempo de cambio formal de 1USD X 24CUP, y otro informal que ronda en 1USD x 125CUP, provoca “una fractura en los encadenamientos productivos entre los diferentes actores de la economía, del sector estatal y privado”, pero aún provoca daños mucho mayores, sobre todo, con el poder de compra de los salarios y la inflación, sobre todo, cuando los cubanos que cobran sus rentas en pesos cubanos, tienen que hacerse con dólares o euros para aumentar el saldo de sus cuentas en MLC y poder comprar lo que necesitan en estas tiendas, donde los precios son más elevados. ¿Es consciente el ministro que si no rompe ese lazo no conseguirá devolver a la economía a la estabilidad? Y eso, ¿Cómo se logra? La respuesta es clara: escuchando al mercado que, por muy informal que sea, anuncia por donde deben ir las decisiones de política económica.

Ni se ha eliminado la inflación ni se aprecia una mayor estabilidad en los precios y en las ofertas. La lucha contra la inflación en una economía comunista no pasa por forzar bajadas de precios, topándolos o centralizándolos, porque eso conduce al problema estructural de mayor escasez de oferta, que acaba tensando los precios. 

Y, como Gil sabe, el subsidio del estado a esos precios no puede continuar de forma indefinida, porque déficit y endeudamiento tienen limites en una economía en la que el estado es propietario del80% delos medios de producción. Si realmente quiere el ministro que se recupere la capacidad de compra de los ingresos, la respuesta está en el aumento de la oferta, pero esto no cae del cielo como el maná, sino que exige pasos firmes y valientes a la liberalización económica, la libertad para que los agentes económicos puedan lograr sus objetivos sin la injerencia del estado.

Por eso, la estrategia económica-social no sirve, y cuanto más tiempo dediquen a actualizar las 158 medidas, o a combinar los lineamientos con las medidas de política económica, menos habrá para adoptar decisiones viables para aumentar la oferta.  Sinceramente, las medidas que anunció el ministro a los diputados, no van a servir.

-Implementar con gradualidad y selectividad, un esquema cambiario para la venta de MLC a proveedores nacionales estatales y no estatales, pactando con ellos niveles de producción y precios, para su comercialización en pesos cubanos. No sirve. La solución es eliminar las ventas en MLC y crear un mercado nacional del peso cubano, como en cualquier economía.

El ministro se enreda al justificar el actual escenario por la incapacidad de ofrecer una oferta estable de divisas en un mercado cambiario a un tipo de 1x24. La solución es fácil, y se llama devaluar. Por el contrario, esa idea loca de crear un sistema secundario de asignación de divisas, reproduce el modelo de Venezuela que ha sido un fracaso. Una devaluación selectiva no lleva a ningún sitio y distorsiona precios relativos. Con esta decisión, no se va a respaldar importaciones para hacer producciones, que luego se comercialicen a la población en pesos cubanos a través de entidades estatales, ni tampoco crear un mercado cambiario y pensar en restablecer la venta de divisas a la población. El ministro juega con fuego y la vía elegida es preocupante.

- Estudiar con detalle todas las empresas con pérdidas, a fin de adoptar las medidas que correspondan en cada una de ellas, para salir de la situación actual. Venderlas al sector privado es la solución, que pasa por una mejor gestión que las haga eficientes y competitivas.

- Priorizar la sostenibilidad fiscal en la concepción y diseño de los ingresos y egresos del Presupuesto del Estado. Si, como enunciado puede estar bien, pero luego la ejecución es contraria y el endeudamiento ya se ha situado por encima del 100% del PIB en 2022.

- Avanzar en la promoción y acceso a empleos de calidad que permita incrementar en un 1,8% los ocupados en la economía, respecto al 2021, fundamentalmente en actividades directas a la producción y prestación de servicios, y que propicie un uso eficiente de la fuerza de trabajo. Lo primero que se tiene qué definir es qué son esos empleos de calidad, porque aumentar la ocupación no solo depende de esos empleos, sino de la productividad y competitividad de las empresas.

- Establecer regulaciones que ordenen los tipos de bienes y servicios que las entidades nacionales pueden vender en el comercio electrónico en MLC, evitando que se comercialicen por esta vía productos destinados a la exportación o a la circulación mercantil minorista en pesos cubanos. Ya se ha señalado lo que se debe hacer. Eliminar el mercado en MLC, que además, iba a ser temporal y ha acabado quedándose para siempre.

- Establecer un mecanismo para la asignación selectiva de donativos a personas en situación de vulnerabilidad. ¿Es que no existe ese mecanismo? Entonces, ¿Cómo se adjudican esos donativos, tal vez con criterios políticos?

- Incrementar la comercialización de bienes y servicios mediante las plataformas Transfermovil y EnZona, y perfeccionar el comercio electrónico a través de las tiendas virtuales. Y ¿qué ocurre con aquellos cubanos que no tienen acceso a dispositivos electrónicos, móviles, o trabajan con efectivo todas sus transacciones? ¿A qué viene promover esa desigualdad que perjudica precisamente a los vulnerables?

- Priorizar el suministro de productos nacionales de línea económica a las tiendas en CUP y potenciar, además, la participación del sector no estatal como proveedor de estas cadenas de tiendas. Repetitivo. Hay que eliminar el mercado en MLC.

- Implementar un Servicio de Gestión de Empleo que contribuya a la incorporación al empleo de jóvenes, mujeres, personas en situación de vulnerabilidad y otras de especial interés, conciliando las potencialidades con la Estrategia de Desarrollo Territorial. Más burocracia esta vez en la gestión de empleo, un INEM cubano, es un despropósito cuando lo conveniente es liberar la búsqueda de empleo, contratación y en general el mercado laboral.

- Perfeccionar la atención priorizada a las personas, familias, hogares y comunidades en situación de vulnerabilidad, con protocolos integrales de actuación y una gestión que propicie transformar tal condición, y frenar la reproducción de patrones de comportamientos negativos. Pero, ¿es que ya no están haciendo estas cosas?

- Presentar la propuesta de Índice de Vulnerabilidad Social para estimar con mayor precisión la magnitud de la población en esta situación y otorgar importancia relativa a cada tipo de vulnerabilidad, en función de las prioridades que atienden los programas y políticas sociales aprobadas. Otro índice más para llevar a foros internacionales presentando una imagen de la realidad cubana ajena a lo que ocurre.

- Proponer nuevas transformaciones para el perfeccionamiento de la empresa estatal socialista, relacionada con la misión y funciones de las Juntas de Gobierno, de las OSDE, funcionamiento de las micro, pequeñas y medianas empresas estatales y las empresas filiales, entre otras. La empresa estatal socialista, salvo excepciones, debe avanzar hacia la privatización para mejorar su eficiencia y competitividad.

- Conducir el proceso de creación de nuevos actores económicos y su inserción efectiva en la economía nacional. Más injerencia en los pequeños espacios de libertad económica que existen en el país.

- Evaluar las experiencias internacionales en relación a las criptomonedas y su posible utilización en Cuba. Nada más alejado de la realidad y ajeno a las necesidades reales de los cubanos, que son comer, vestirse, calzarse, disponer de una vivienda en condiciones, etc.

La función de un ministro de economía es hablar claro ante el parlamento y tratar de acertar en el diagnóstico y, sobre todo, en las medidas a adoptar para resolver los problemas identificados. Gil ha perdido una gran oportunidad. Tal vez no la buscara. El problema es que haciendo estas cosas, la economía cubana no irá a mejor. Y será su responsabilidad.


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