Del salto de rana al miedo al internet para todos

Elías Amor Bravo, economista

Unas declaraciones de Rosa Miriam Elizalde a un programa de Cubavisión sobre internet me han llamado la atención, porque vienen a confirmar una cosa: el régimen castrista, al menos por esta portavoz, ha identificado en el internet una nueva “arma” de guerra de EEUU contra Cuba. Esa que ha estado esperando durante 59 años, y no acaba de llegar. ¿Tendrán razón esta vez?
Es curioso ver cómo la bicefalia castrista con EEUU está alcanzando niveles alarmantes. Y lo mismo Raúl Castro recibe a un grupo de representantes del Congreso de aquel país, que la señora Elizalde conjetura sobre amenazas cibernéticas y otras tantas majaderías a toda página en Granma.

Al final, para llegar a una conclusión objetiva. Cuba, hoy por hoy, es uno de los países más atrasados en la incorporación a las nuevas tecnologías, no se encuentra preparada para afrontar con éxito la cuarta revolución industrial, y todo ello, a pesar de contar con una población cualificada lo que nadie pone en duda.

A partir de ahí ponerse a establecer un paralelismo entre las terribles experiencias del Grupo de Tareas de la ESMA en Argentina, que torturó a miles de argentinos durante la dictadura en la década de los 70 del siglo pasado con el Grupo de Tareas, traducido como Grupo de Tareas para Libertad de la internet Global, creado en el año 2006 durante la administración de Bush para rastrear a tres países fundamentalmente: China, Irán y Cuba, al que más tarde se unió Rusia, me parece un despropósito absoluto que resta credibilidad al resto de planteamientos. ¿Es que acaso, Rusia, China, Irán, e incluso Cuba y otros muchos no tienen esos mismos dispositivos de rastreo para vigilar lo que hacen en EEUU o la Unión Europea?

Seamos realistas. Si la administración de Trump decide crear un Grupo de Tareas de la internet para Cuba, poco importa conocer los nombres de los integrantes, o de las organizaciones que lo integran, por mucho que Elizalde quiera ver “conspiraciones” como una “Carrie Mathison” caribeña reproduciendo un episodio de la serie “Homeland” a la cubana.

Bienvenido sea este Grupo de Trabajo si, gracias a sus actividades, los cubanos pueden seguir recibiendo información independiente y libre de Radio y TV Martí en internet, las únicas informaciones verdaderas sobre la situación de Cuba y no las “Fake news castristas” de Granma o Juventud Rebelde, empeñados todos los días en hacer creer algo que es imposible e irreal.

Cuba tiene las cifras de internet más bajas del mundo. Este puede ser un obstáculo importante para el Grupo de Trabajo. Es evidente que al régimen no le interesa que la red de redes avance en Cuba. A pesar de los incrementos que menciona la señora Elizalde en el uso de internet, y de los informes de la America Society y el Council of America, lo cierto es que los cubanos desean usar internet y sus servicios, pero se encuentran con precios prohibitivos, con unas redes lentas y poco eficientes y la dificultad de acceder a las mismas en las casas. Todo bien controlado y dirigido, para que nada se escape ¿Es eso provocado por EEUU? ¿No es otra forma de bloqueo interno?

Mejorar el acceso de los cubanos a las tecnologías de la información y la comunicación es necesario pero no suficiente para que el país avance en la sociedad digital en la que nos encontramos. Para ello, las instituciones deben crear un marco jurídico adecuado para el desarrollo de estas nuevas tecnologías, en estrecha relación con las normas laborales, mercantiles, administrativas, etc. Pero este marco, actualmente en Cuba, se encuentra atrasado, en las antípodas de lo que se necesita, y no responde a las necesidades de una sociedad integrada y global en las nuevas tecnologías. En Estados Unidos si que existen estas instituciones, y por eso, es el principal país del mundo en uso de internet, con unos datos envidiables para sus ciudadanos, poco interesados en poner cotos a lo que la señora Elizalde llama “táctica defensiva” contra “el desarrollo de una infraestructura soberana en Cuba”.

Por eso, a mí me gustaría saber exactamente de qué propuesta diferencial en la estrategia de acceso a la sociedad de la información habla la señora Elizalde. Si esa propuesta se basa en “la batalla de ideas” de Fidel Castro tengo mis dudas que eso valga para algo que no sea la propaganda diaria del régimen. En ese sentido, iniciativas como los “Joven Club de Computación”; la Red Infomed de profesionales de la salud; la Universidad de Ciencias Informáticas; la universalización desde primaria hasta la universidad de los estudios de Informática, todas ellas “conducidas” por Fidel Castro, no están a la altura de una acción coherente y ordenada para situar a Cuba en la sociedad de la información. Los cubanos aspiran a estas conectados, si, y tienen capacidades personales para hacerlo, pero tienen que ir a los clubs de computación o hacerlo en sus trabajos, a escondidas. Porque en la libertad de sus hogares, es imposible.

Una última observación. No creo que el Grupo de Tareas de EEUU se plantee beligerancia alguna, como “cambiar las percepciones y sobre todo el sedimento patriótico y antimperialista de los cubanos”, como dice la señora Elizalde. Los “ataques acústicos” nada tienen que ver con el atraso de Cuba en la sociedad de la información, y mezclar estas dos cosas es hacer “fake news”, de escaso interés. Los riesgos que tiene la “revolución” cubana en internet son los que se derivan de la libre elección, la transparencia y el contraste de información no manipulada. Algo que los cubanos no han podido disfrutar durante 59 años.

Si el Grupo de Tareas consigue mejorar el actual estado de internet y de las tecnologías de la información y comunicación en Cuba, bienvenido sea. Que los cubanos puedan, en igualdad con el resto del mundo, transferir su dinero libremente con cuentas online, comerciar libremente en cualquier página web del mundo o de Cuba, bajarse libros o artículos periodísticos de cualquier autor incluso los prohibidos en Cuba, puedan adquirir billetes de avión para sus desplazamientos, estancias en hoteles o en casas de alquiler, abrir cuentas en los bancos, o contratar seguros privados, no es “ciberterrorismo”. Todo lo contrario. Es normalización democrática y libertad. Dos aspectos que conviene tener muy presentes en la sociedad de la información y del conocimiento a la que personas como la señora Elizalde temen. No me extraña.

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