El régimen quiere que los cubanos paguen la reconstrucción de las casas que no son suyas
Elías Amor Bravo, economista
¿Dónde
están los seguros que cubren los desperfectos ocasionados por los
desastres climáticos en Cuba? El régimen castrista ha decidido
actuar como asegurador a tiempo parcial de los cubanos. Posiblemente,
ante el temor a un estallido social como consecuencia del grave
deterioro en el parque de vivienda tras el paso del ciclón Irma, han
lanzado una iniciativa, publicada hoy en el diario oficial de los
comunistas, titulada “Información a la población”. Veamos en
qué consiste y cuáles son sus consecuencias.
En
la referida nota, el régimen comunista se atribuye una función de
asegurador al destacar que, y cito textualmente, “tomando en
consideración las severas afectaciones causadas por el huracán
Irma, el Gobierno decidió que el Presupuesto del Estado financie el
50% del precio de los materiales de la construcción que se venderán
a las personas damnificadas”.
Varias
consideraciones a este enunciado. Parece inconcebible que el
propietario de las viviendas (el Estado en su mayoría detenta los
derechos de propiedad de las casas en que viven los cubanos tras las
confiscaciones masivas a sus dueños a partir de 1959) no las repare
asumiendo su responsabilidad. El régimen, como propietario de esos
activos cedidos a inquilinos que malviven en sus instalaciones,
debería asumir su papel y reconstruir los daños con sus propios
recursos. Parece que no es ésta la solución y las autoridades han
decidido trasladar el coste a los cubanos. Como si se un mal pagador se tratase. Mal asunto.
En
la nota informativa queda claro que el régimen no va a cubrir el coste total de las
reparaciones, sino que los afectados tendrán que
asumir la mitad. Estamos ante un seguro de muy mala
calidad, yo diría que pésima calidad, porque rara vez las pólizas
se mueven en estos porcentajes de cobertura tan bajos. Lo normal
sería que la cobertura alcanzase el 100%, más aún en graves
situaciones como la que ha dejado Irma, pero igualmente se podría
llegar a un 75% o un 80% y con ello se facilitaría más la
recuperación. Además, en cualquier lugar del mundo, el dueño de las propiedades es responsable
de las mismas.
La
nota publicada en el periódico comunista añade que la decisión del
régimen de financiar con cargo al presupuesto del estado el 50% del
precio de los materiales de la construcción que se venderán a las
personas damnificadas con la destrucción total o parcial de sus
viviendas, se ha basado en “las positivas experiencias obtenidas
durante la recuperación de los daños ocasionados por los huracanes
Sandy y Matthew”.
Una
vez más cabría preguntarse qué experiencias positivas se han
obtenido de aquellos episodios, cuando la realidad es que ciclón
tras ciclón el deterioro de la vivienda en Cuba, en su mayoría de
titularidad estatal, alcanza proporciones dantescas, difíciles de
encontrar en otros países de su zona climática. Por otro lado, los
que han diseñado esta medida de pagar el 50% del precio de los
materiales de construcción tal vez no saben que esta decisión tiene dos
efectos económicos especialmente negativos para la economía.
Primero,
un aumento del gasto público y por ende del déficit, que seguro
crecerá mucho más allá del 7% planificado para este ejercicio, lo
que aumentará los desequilibrios internos de la economía y la
consabida escasez de numerario. Segundo, en ausencia de producción
nacional de los materiales necesarios para la rehabilitación de las
viviendas, probablemente habrá que comprarlos en el exterior, y con
este tipo de subvenciones y ayudas, la consecuencia es que la demanda
final puede ser superior a la efectiva, con lo que el déficit del
comercio exterior acentuará el otro desequilibrio de la economía.
Sin
embargo, siendo grave e irresponsable la decisión del régimen, aún
es mucho peor el anuncio que “para la adquisición de los
materiales, los damnificados podrán solicitar crédito bancario con
baja tasa de interés y devolución en mayor número de años”, sin
especificar importes, ni costes ni plazos. Así cualquiera. Es verdad
que las autoridades se han querido curar en salud al señalar que “en
los casos de derrumbes totales de viviendas y de techos, el
Presupuesto del Estado asumirá el pago de los intereses al Banco”,
pero esto es pura demagogia, por cuanto ante una deuda de estas
características y con un mercado financiero regulado en el que los
tipos de interés no responden a la demanda y oferta, lo que
realmente preocupa al cubano es el monto de la deuda en que incurre
al tener que reconstruir su casa hasta que vuelva el próximo ciclón.
En todo caso, el dueño de las viviendas en Cuba quiere que los
inquilinos se endeuden para financiar la reconstrucción, ¿han visto
ustedes que esto ocurra en otro país del mundo? Yo, desde luego, no.
Por
último, los comunistas no dejan suelto ningún cabo, y así en el
anuncio realizado se señala que “los Consejos de Defensa se
encargarán de certificar la magnitud de los daños ocasionados en
cada vivienda y de aprobar los recursos a asignar para solucionar las
afectaciones producidas”, una medida que de buen seguro fijará
unas prioridades en función del “buen comportamiento”, como ha
ocurrido siempre desde 1959, y por si no fuera poco, los Comités
comunistas igualmente se encargarán de evaluar la aprobación de las
subvenciones a las personas cuyos ingresos no sean suficientes para
asumir los gastos. Conocido el papel que desempeñan estos comités
en la sociedad cubana, estamos ante un ejemplo más que evidente de
la coerción económica castrista elevada a la máxima potencia.
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