El retraso en la publicación de las cuentas nacionales de Cuba
Elías Amor Bravo, economista
Estamos
a 5 de septiembre. Han transcurrido ocho meses de 2017 y todavía la
Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) no ha
facilitado los indicadores relativos a las cuentas nacionales de la
economía cubana. Un retraso lamentable que impide realizar un
análisis de la evolución de la misma. La situación es
especialmente grave ya que en la base de datos de este organismo en
internet, los últimos indicadores se refieren al año 2014, no
siendo posible construir la información de 2015.
Hasta
la fecha, los datos divulgados de las cuentas nacionales de la
economía cubana en 2016 se han basado en informaciones
fragmentarias, de escasa credibilidad, ofrecidas en la Asamblea
nacional por los máximos dirigentes del régimen, y que luego se han
aceptado por los organismos internacionales, sin más. Pero este no
es el procedimiento. En todos los países del mundo, existen
institutos de estadística como ONEI que, con independencia y
profesionalidad, se aseguran de la calidad y prontitud de los datos
estadísticos. Hay mucho en juego cuando se trata de las cuentas
nacionales.
Permitan
que realice una breve descripción de lo que se trata. Las cuentas
nacionales de un país reflejan los indicadores agregados de su
gestión macroeconómica, desde la perspectiva de la producción y
del gasto. Se trata de datos que atraen la atención de los
analistas, los medios de comunicación y la opinión pública en
general, porque se interpretan con facilidad y permiten realizar un
diagnóstico preciso de la situación y tendencias de la economía.
Entre otros, están el PIB, el consumo privado y público, la
formación bruta de capital o inversiones, las exportaciones, las
importaciones, y el detalle de su distribución por sectores y ramas
de actividad. Un compendio de información valiosa que, en el caso
que nos ocupa, todavía sigue sin ver la luz a pesar que ya estamos
más cerca de 2018 que del año 2016.
Este
tipo de situaciones genera una serie de problemas en juego cuya
solución, si no se atiende de forma correcta, suele traer efectos
muy negativos en el medio y largo plazo.
En
primer lugar, la credibilidad de la economía. Una cuestión cuya
importancia para el régimen castrista se suele olvidar con
frecuencia, pero que resulta fundamental para atraer inversiones
extranjeras productivas y no especulativas, o asegurar el acceso a
los mercados de capitales. Realmente poco importan estas cuestiones,
cuando se obtienen condonaciones generosas del Club de París o de
otros países con los que el régimen se encontraba endeudado desde
mediados de la década de los 80 del siglo pasado.
En
segundo lugar, las estadísticas permiten dar sentido al análisis y
las estimaciones por los economistas. Parece una bobería, pero no es
así. Los modelos econométricos se construyen para tratar de intuir
escenarios de futuro que permitan determinar qué políticas son más
eficaces para el crecimiento y bienestar. Sin esos datos, es difícil
que declaraciones de intenciones como los llamados “lineamientos”
puedan servir para algo.
En
tercer lugar, los datos elaborados con metodologías similares a las
de otros países, permiten realizar un análisis de contraste en las
tendencias que suele ser muy interesante para definir el estado y
evolución de una economía en relación con otras. Todavía se
recuerda aquel burdo intento del régimen castrista por imponer un
crecimiento del PIB del 11% que en absoluto se correspondía con la
dinámica sectorial, y basado en un cálculo independiente de los
servicios profesionales en las cuentas externas, que no se
correspondía con los procedimientos establecidos a nivel
internacional. Acabaron siendo aceptados. Quién se acostumbra a
imponer por la fuerza su criterio en todos los ámbitos de la vida,
termina creyendo que la razón siempre le asiste.
Y
muchas más cuestiones en juego. En todo caso, la dilatación
temporal que está sufriendo la elaboración del Anuario Estadístico
de Cuba 2016, cuyo objetivo es dar a conocer la estadística oficial
de la economía, es absolutamente injustificada a las alturas que
estamos de 2018 y alguien debería responder por ello.
Es
cierto que en la web de la ONEI se insiste en “el objetivo de esta
organización de poner a disposición de todos los interesados, en el
menor tiempo posible la información y responder a las nuevas
exigencias de los usuarios, utilizando los avances tecnológicos que
posibilitan una difusión más oportuna”, pero la experiencia de
2017 está dejando mucho que desear.
Alguien
podría pensar que las estadísticas de la economía cubana tienen
poco interés porque se encuentran manipuladas por el régimen que
hace y deshace a su antojo. No es del todo cierto. La ONEI viene
realizado un trabajo de calidad al que quisiera referirme brevemente,
que integra no sólo las cuentas nacionales, que es el asunto que nos
ocupa aquí, sino datos relativos a la economía que son igualmente
interesantes para el análisis. En el cuadro siguiente se incluyen
las principales informaciones.
Capítulo
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Modificado
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Capítulo
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Modificado
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14/08/17
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05/07/17
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09/08/17
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Cuentas
Nacionales
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30/08/17
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04/09/17
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31/08/17
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14/08/17
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Sucede
que, a la vista que la mayor parte de los datos ya están disponibles
y se supone que tratados de forma adecuada, no tiene mucho sentido
retrasar por más tiempo la publicación de las cuentas nacionales.
Desde aquí formulamos esta demanda insistiendo a las autoridades en
la importancia que tienen estas cuestiones.
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