El deficiente funcionamiento del sistema financiero castrista


Elías Amor, Economista

No es fácil encontrar referencias sobre la pésima gestión de la economía castrista procedentes de los sectores gubernamentales. Hay que escudriñar entre las intervenciones de las autoridades para obtener alguna idea de interés que nos permita comprender lo que realmente piensan muchos de estos responsables del castrismo.

La intervención ante la Asamblea Nacional de Ernesto Medina, presidente del Banco Central de Cuba, BCC, nos ha ofrecido algunas pistas que trataré de exponer a partir del artículo publicado en el diario oficial del régimen, Granma, que se ha hecho eco de dicha intervención.

En su intervención, Medina parece nadar entre el triunfalismo y la autocrítica, un lenguaje que se ha venido imponiendo en la oficialidad del raulismo. Pero es de agradecer algunas de las informaciones facilitadas.

Medina se contradice así mismo, al señalar que “las medidas adoptadas hasta el momento aún son insuficientes”, al tiempo que califica como “resultados alentadores”, la disminución en relación al cierre de 2011, de los saldos vencidos de las cuentas por cobrar en un 48,7% y un 42,5%, de las que están por pagar. Al parecer el BCC ha trabajado con el Ministerio de Finanzas y Precios (MFP), en estos objetivos, siendo este último el responsable de la tarea a partir de enero del 2013.

El asunto de los impagos, mezclado con el incumplimiento de contratos, uno de los grandes problemas de la economía, fue objeto de una intervención del diputado Ross Leal, quien señaló que el cumplimiento de los contratos debería constituir una máxima insoslayable”  para eliminar “cualquier trasfondo u oportunidad para las ilegalidades, origen de muchos de los problemas económicos”. Con el dedo en la llaga, Medina indicó que "el papel del Banco aquí debe ser importante. La disminución este año en más del 40% de las cuentas por cobrar y por pagar, demuestra que, cuando existe la voluntad por parte de todos los implicados en estas relaciones de llevarlas a cabo con el mayor rigor, los resultados son provechosos".

Y entonces surgen varias dudas: ¿Qué hace realmente el BCC? ¿Inyectar dinero continuamente en la economía? ¿Facilitar cobros y pagos, cómo? ¿Realmente esto pertenece a la actividad bancaria? Lo siento, no entiendo nada. Teniendo en cuenta estas condiciones, no puedo estar de acuerdo con el sobre “la vital importancia de la labor que ha realizado esa institución durante los últimos meses en aras de mejorar la capacidad financiera interna y externa del país; promover servicios que estimulen el desarrollo de la actividad agropecuaria, de las formas de gestión no estatal y las acciones constructivas por parte de la población; así como su aporte para estabilizar el sistema de pagos entre empresas”. Este enunciado simplemente se cae por su propio peso.

También el presidente del BCC dedicó su intervención en la Asamblea a exponer la nueva política crediticia cubana (implementada desde diciembre del 2011). Según los datos facilitados, hasta el cierre de junio se habían otorgado 49.924 créditos a personas naturales, por un monto aproximado de 347 millones de pesos ¿Es mucho?, ¿Es poco?, ¿Cuál es la incidencia real en la economía? Nada al respecto.

Eso sí, cada vez que algún dirigente del régimen tiene alguna comparecencia pública, aprovecha para culpar de todos los males al “escenario de la crisis financiera internacional” y al “bloqueo impuesto por el gobierno estadounidense”. También parece que la precaria actividad del sistema bancario cubano tiene mucho que ver con estos dos vectores, según Medina, para quién es necesario “mejorar la eficiencia de las entidades para “garantizar la disponibilidad de los recursos demandados por la economía y la recuperación oportuna de los créditos otorgados”.

Lo cierto es que la Asamblea Nacional, casi siempre generosa con las autoridades del régimen, no tuvo palabras críticas con el presidente del BCC, sino todo lo contrario. Su deficiente gestión, fue “reconocida” como un “buen manejo financiero, acorde a la actualización del modelo económico”, y tan solo algunas voces se alzaron contra uno de los males del sistema, que es la pésima atención a la población en las oficinas bancarias, lo que se viene constatando desde que se autorizaron los trabajos por cuenta propia.

Algo tan simple y necesario, como el servicio de los cajeros automáticos en las oficinas bancarias, un quebradero de cabeza para muchos cubanos, para Medina se trata de un problema “para el que existen dificultades técnicas que hacen muy difícil su extensión”. Es preciso tener en cuenta que la mayoría se encuentra en La Habana (alrededor del 90% de los cajeros), siendo prácticamente inexistentes en el resto del país. ¿De qué dificultades técnicas estamos hablando? Casi nada: dificultades derivadas del precio de los cajeros, de las piezas de reparación, de las líneas de comunicación con la red o el suministro de electricidad. Buen diagnóstico de la situación actual de la economía cubana, y posiblemente lo más relevante de todo lo expuesto por el presidente del BCC.

Eso sí, cuando se trata de recaudar divisas todo tiene absoluta prioridad, y en ese sentido, Medina indicó que está previsto ampliar el uso de las tarjetas magnéticas a la red de tiendas recaudadoras de divisas (utilizando el cambio de CADECA), establecimientos gastronómicos y centros de pago de los servicios de agua y electricidad. Esto significa que, con el tiempo, buena parte de las transacciones financieras que realicen los cubanos se van a hacer en estos establecimientos.

Algunos miembros de la Asamblea se interesaron por la posible creación de un banco agrícola, que se dedique exclusivamente al fomento de esa actividad. Medina explicó que el Banco de Crédito y Comercio (BANDEC) se encarga de realizar esas labores actualmente, con más del 75 % de su cartera de préstamos dedicada al sector agropecuario y cerca de 600 trabajadores especializados en esas funciones, muchos de ellos ingenieros agrónomos. ¿Otra entidad ineficiente?

En este punto, Medina volvió a ofrecer información relevante sobre el estado de la economía castrista, al señalar que “la agricultura es uno de los sectores con mayores problemas financieros en el país y el que posee la deuda más voluminosa con el sistema bancario”, y estoy de acuerdo en que la solución pase por crear otra institución bancaria, sino en hacer que las que existen funcionen adecuadamente. ¿Una burbuja a la vista a punto de estallar? Cuando la política de entrega de tierras se condiciona a la concesión de préstamos bancarios sin garantías, en caso de no devolución de los préstamos, ¿qué puede suceder? Estaremos muy atentos en los próximos meses. No es bueno que la agricultura esté tan endeudada. Algo no funciona correctamente, posiblemente el sistema de derechos de propiedad.

Por último, la diputada de La Habana Cecilia Valdés se interesó por el otorgamiento de créditos a las personas naturales para satisfacer “necesidades varias”. Sobre esta cuestión, Medina cortó tajantemente y dijo que tal y como plantea el Decreto-Ley 289, se llevará a la práctica cuando las condiciones económico-financieras del país lo permitan.

Cuando el sistema financiero y bancario de un país alcanza los niveles de ineficiencia, incompetencia y marginalidad que presenta en la economía castrista, donde no se abren cajeros automáticos por su elevado coste o las dificultades de conexión a la red, según afirma su máximo responsable, no cabe esperar mucho del funcionamiento del resto de la economía. Cuando las instituciones de base del sistema económico, como las finanzas, no funcionan o lo hacen mal, ¿qué podemos esperar del resto?

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