"La paja en el ojo ajeno": respuesta a las críticas a Rajoy en Granma
Elías Amor, Economista
Esta
mañana, la edición internacional de Granma, el periódico oficial del régimen
castrista, publicaba un artículo con el título del entrecomillado. Por eso, he
querido parafrasear con el viejo y sabio refrán de quién ve la paja en el
ojo ajeno. A estas alturas, nada debería sorprendernos de lo que pueda salir de
la dictadura comunista que gobierna Cuba durante más de medio siglo, pero este
denodado interés por las consecuencias de la política económica del gobierno
del PP, no deja de llamar la atención. Sobre todo, como diría un buen amigo
experto en medios de comunicación, el enfoque y el tono.
El
enfoque muy crítico. Yo diría demoledor. De extrema dureza contra el presidente Rajoy, al que
acusan de “incumplimientos de sus promesas electorales”, como si en Cuba algún dirigente del régimen tuviera una idea de lo que son políticos democráticos responsables de sus
promesas electorales. Incluso el artículo dice, de forma también malévola, que
Rajoy “se ha ganado un título que ningún político desea: ser el mandatario más
repudiado en la historia reciente de su país”. También aquí se equivocan. En
las últimas encuestas del CIS, Rajoy seguía con índices de aprobación superior
a los obtenidos por Zapatero, y apenas han pasado seis meses desde que el PP
ganase las últimas elecciones que propiciaron el cambio.
Citando a
otro medio, el periódico “La Jornada”, Granma mantiene ese denodado enfoque
crítico con el dirigente del gobierno español, citando con “fuentes de la delegación
del gobierno de Madrid que desde enero hasta comienzos de julio de este año se
habían realizado 1 440 manifestaciones contra el Ejecutivo del Partido Popular”.
Bueno, a lo mejor no son tantas, pero es evidente que en España existe malestar
contra el gobierno que no hace otra cosa que impulsar medidas necesarias y
coherentes para superar la crisis actual.
El tono
es mucho más crítico aún. Se transmite una sensación de crisis social con la
incorporación de distintos colectivos a las protestas aludidas, que no parece
que se observe en la realidad del día a día. Para Granma, detrás de las
protestas, ya no sólo están “los jóvenes del 15-M, los estudiantes y
trabajadores de la salud, la educación y el carbón, que llevaban meses de
protestas, a los que se han sumado ahora la Guardia Civil, la Policía, los
bomberos e, incluso, el Ejército”. Hasta aquí podríamos llegar, porque con este
tipo de descripción, parece que estuviéramos en las pacíficas y tranquilas
calles españolas ante algún tipo de estallido social como el que muchos soñamos
que ponga fin a cualquier dictadura intransigente, como la castrista.
En fin,
me gustaría avisar a los lectores de Granma que no se crean todo lo que se dice
en este artículo. Es cierto que la actual situación de la economía española no
es buena. Pero podría ser peor, si no se adoptasen las medidas anunciadas por
Rajoy, que ya debieron impulsarse por Zapatero hace cinco años, y ahora
probablemente, nos iría mucho mejor.
Es una
política económica necesaria y además, la única que nos puede sacar del
atolladero del gasto público desmesurado y del aumento del endeudamiento. El
euro continuará siendo la moneda de referencia europea cuando se superen estas
tribulaciones. Y la economía española, a resultas del ajuste, saldrá mucho más
fuerte y moderna.
Miren la
paja en el ojo ajeno, porque si hay un país en el que se está reduciendo el
gasto público y eliminando productos subvencionados y gratuidades de la mediocre dieta
suministrada a la población, ese no es otro que Cuba. La política económica raulista,
contenida en los llamados “Lineamientos”, pretende, oficialmente, “actualizar el
socialismo”, pero los efectos conseguidos son muy distintos en un marco de sálvese quién pueda que para muchos ha sido calificado como "capitalismo salvaje". Y además, en Cuba
estas medidas no se han sometido a escrutinio popular alguno, o a unas elecciones democráticas y plurales, y
mucho menos se implementan por un gobierno democrático legítimo que surja de las urnas, sino que
tienen por ello, un alcance social limitado y poco transparente.
En suma,
preocúpense de lo suyo, que ya es bastante complicado. España saldrá de la
crisis como en otras ocasiones, pero mucho me temo, que Cuba, sin un cambio
político y económico en profundidad, va a seguir dando vueltas a su modelo de ineficiencia e improductividad.
Les ruego
que no transmitan a sus lectores, en aras de la claridad y la objetividad
informativa, que las calles españolas “han convertido a las sedes del Gobierno
y del PP en zonas de guerra, constantemente custodiadas por fuerzas de
seguridad para evitar el paso de los ciudadanos”. Salgan ustedes a pasear por cualquier capital
o ciudad española al atardecer de este caluroso verano, y la imagen será muy
distinta. No mientan y no se ofusquen.
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