¿Por qué en Cuba no se producen latas y envases?

Elías Amor Bravo, economista
 
¿A nadie le llama la atención que en la economía castrista los envases y embalajes sean un problema? La realidad es que al pairo de las reformas raulistas de los llamados “lineamientos” alguien ha caído en la importancia que tiene “la comercialización de los productos en su debido envoltorio o vasija”, y cito otra vez un artículo en Granma sobre este asunto, “más allá de la evidente estética que resulta de este modo de vender «en paquetes y sellado», saltan a la vista otros beneficios para el consumidor, que van desde la legitimidad de la mercancía, hasta su higiene y uso seguro”.

En Cuba hacen falta cajas, bolsas, estuches, sacos, latas, botellas, envases que en otros países existen de manera habitual y se usan por las empresas para hacer llegar sus productos, como alimentos, medicinas, artículos de aseo, al mercado. Cuando los productos se envasan en las debidas condiciones, la salud y la calidad de vida de la población se ve notablemente mejorada.

Entonces, nos preguntamos otra vez ¿cómo es posible que en Cuba no se haya producido un desarrollo de la actividad industrial dedicada a la producción de envases y embalajes? Y lo que es peor, que se tenga que atender una gran demanda, pagando altos costes y arrastrando inversiones millonarias en un momento en que la economía, en plena recesión, no está para grandes gastos.

La respuesta es la misma. Una economía de intervención y control estatal, sin propiedad privada ni mercado como instrumento de asignación de recursos, no necesitaba los envases para atender las necesidades de los clientes porque, desde 1959, en el régimen castrista, nadie se ha preocupado por esas cuestiones insustanciales del sistema capitalista. En vez de garantizar a los cubanos variedad en la elección de bienes y servicios, el castrismo regaló una libreta de racionamiento y destruyó las bases de un comercio minorista modélico que se desarrolló y modernizó en la isla antes de 1959, mucho más que en otros países de nivel de vida superior.

Parece que es el Ministerio de Industrias el organismo burocrático que desde 2012 ha venido trabajando en dar la vuelta al calcetín de la compleja situación de una demanda de envases y embalajes en sectores priorizados de la economía, en gran medida, no cubierta, como lo son la industria agroalimentaria y la biofarmacéutica. Para tratar de dar respuesta a la problemática y dentro del proceso de actualización del modelo económico cubano, en 2013 se aprobó por consejo de ministros nada más y nada menos que una “Política para el Desarrollo de la Industria de Envase y Embalaje”. Tremendo. La realidad es que hace tan solo hace unos días, Granma se hacía eco de que las exportaciones de carbón de marabú estaban paralizadas por la falta de contenedores. Mayor dejación y fracaso, imposible. Como si producir envases y embalajes fuera una actividad que corresponde al estado. Una idea absurda que está directamente relacionada con esa obsesión colectivista del castrismo que impide a Cuba progresar como nación y economía.

En el artículo de Granma dan como logros, “la aprobación del Reglamento Técnico y del Sistema Estadístico de Envase y Embalaje”. Es inconcebible que en 58 años no hayan tenido tiempo para elaborar uno. También se le da gran importancia a los “balances anuales de la actividad realizados los últimos años, los cuales han permitido conocer mejor la demanda total y por sectores, los principales consumidores y priorizar a aquellos que son vitales para el desarrollo económico y social del país”. Increíble que a estas alturas unos burócratas que no tienen el menor conocimiento de cómo funcionan las empresas privadas que producen todo tipo de bienes y servicios en las economías modernas, se entretengan haciendo este tipo de estudios que parecen una majadería.

Ni las demandas de la economía, procedentes de las cooperativas no agropecuarias o los nuevos emprendedores privados están siendo atendidas por los fabricantes de envases, pero es que tampoco las empresas estatales comunistas los encuentran. Tan solo los bienes importados que se pueden comprar en las tiendas a precios en CUC presentan estas características, encareciendo notablemente su precio y haciendo muy difícil su acceso para los cubanos. Más grave aún es que determinados tipos de envases ni se produzcan en Cuba, como los de vidrio y las latas de aluminio, que encarecen notablemente el coste de las importaciones. Pensemos en toda la botellería con que se comercializan las bebidas en el país (ron, vino y cerveza) se tiene que importar. Increíble, pero cierto.

Teniendo en cuenta lo expuesto, es inadmisible que el Plan de la Economía controlado por el estado no permite atender todas las capacidades productivas de envase y embalaje que existen en el país, de modo que año tras año lo planificado se queda por debajo de lo ejecutado. No es el único sector afectado por estas deficiencias, pero sus efectos sobre la economía son muy negativos.

Por último, y pese a los intentos del régimen, no parece que la inversión extranjera se haya interesado por esta actividad. Tan solo 94 millones de dólares destinados a inversiones, sobre todo a la producción de envases plásticos, y de papel y cartón, parecen totalmente insuficientes dada la magnitud de las carencias que tiene la economía en la actualidad.

Si de verdad las autoridades quieren mejorar la proyección de la industria de envase y embalaje en Cuba y aumentar de manera sostenida la producción nacional y satisfacer la demanda, la solución es evidente. Lo que se ha probado durante 58 años no ha dado resultados, pues no tiene sentido que el estado se encargue, dentro de sus funciones, de fabricar envases y embalajes. La propuesta de llevar a la iniciativa privada y competitiva este sector productivo parece razonable, y puede producir los resultados deseados en un corto período de tiempo. Hacerlo no es difícil. Resistirse a ello, no tiene sentido.

Acabando de redactar este post, nos acabamos de enterar que el Consejo de Estado de la República de Cuba, conforme a lo establecido en los Artículos 78 y 90 inciso a), de la Constitución, ha convocado una sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional para el próximo jueves 1 de junio, y con el objetivo de analizar los documentos siguientes:
1.-Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista.
2.-Lineamientos de la Política del Partido y la Revolución para el periodo 2016-2021.
También se indica en la nota de Granma, que se ofrecerá información sobre las Bases del Plan de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030: Visión de la Nación, Ejes y Sectores Estratégicos. 

A ver qué dicen. Desde luego las perspectivas no son muy halagüeñas.

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