Lo que no funciona en el campo cubano

Elías Amor Bravo economista 

Los comunistas siguen apostando por las mismas políticas de siempre que han mostrado, una y otra vez, su fracaso. Lo grave es que la prensa estatal hace lo indecible por intentar justificarlas. Es lo ocurrido con un ejercicio conjunto de control a la posesión, uso y legalidad de la tierra y de la masa ganadera, que según dicen, pretende lograr la transformación de los sistemas productivos para incrementar la producción de alimentos. El experimento se lleva a cabo en 22 municipios como parte de una prueba piloto a cargo de la dirección general de control de la tierra del ministerio de la agricultura.

La creencia de que "poner orden en el campo garantiza mayores producciones de alimentos", no solo es errónea, sino que es un buen ejemplo de lo que significa anteponer las decisiones políticas e ideológicas a las técnico productivas y eficientes. Menos mal que la "prueba piloto" anunciada se realiza solamente en 22 municipios. Si se extendiera al conjunto del territorio, como parece ser que tienen intención, la hambruna sería fatal. 

Cada vez que los comunistas cubanos intervienen en el sistema productivo agropecuario acaban destrozándolo. El primer ejemplo fue la llamada “ley de reforma agraria” que colapsó el sistema de propiedad privada campesina. Otro ejemplo fue la “zafra de los 10 millones” que nunca se logró. Insisto, anteponer la ideología a los principios económicos racionales es fatal para toda economía, pero de modo especial para el sector agropecuario. El ejemplo cubano es bueno para quienes quieran investigar de forma objetiva.

Porque, además, lo que pretende este experimento es algo que no se puede lograr con el orden y el control comunista, sino todo lo contrario. Si se pretende aumentar la producción agropecuaria promoviendo una disminución de la superficie de las tierras ociosas mejorando la eficiencia de las actualmente arrendadas, el camino no es el control comunista. Esa vía conduce al fracaso, porque no se remueven las bases del sistema productivo, que son los derechos de propiedad de la tierra.

Los vietnamitas, ante un escenario similar, tuvieron valentía y lanzaron el Doi Moi para generalizar la propiedad privada campesina. Lo que vino después es conocido, una mayor producción de alimentos que no solo sirvió para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional del país, sino para exportar los excedentes. La supresión de las estructuras comunistas en el campo del país asiático hizo que los agentes económicos, empoderados con sus derechos de propiedad, y sin controles comunistas como los que ahora Cuba quiere poner en este experimento en 22 municipios, se lanzaran a producir de forma masiva para incrementar sus ganancias. Y punto final al comunismo en el campo vietnamita.

En tales condiciones, habría que preguntarse por qué el régimen de Fidel y Raúl Castro es incapaz de hacer lo mismo, y ahora plantean una vuelta atrás reaccionaria de inspiración comunista para desarrollar, según dicen, “un trabajo integrado para organizar los sistemas alimentarios locales”. Anuncian además que este experimento en marzo próximo se extenderá a todos los municipios. Esperamos que antes de que se tome esta decisión sean capaces de evaluar el fracaso que va a ocurrir que no es otra cosa que pérdida de tiempo, de eficiencia y de concentración en las tareas técnico-productivas que son las que hacen crecer la producción.

La directora de control de la tierra del ministerio dijo que “es una prioridad la entrega de tierras en usufructo a personas naturales y jurídicas que las solicitan, y se les brinda principal atención a los jóvenes que se licencian del servicio militar activo, como una fuente de empleo, y a los que no tienen vínculo laboral”. Y alguien debería recordarle que esto mismo se viene haciendo desde que se autorizó por Raúl Castro nada más llegar al poder, y ahí están los resultados casi dos décadas después. La solución no es la entrega de tierras, sino la propiedad privada.

Y desde luego, a nadie en su sano juicio a estas alturas del castrismo se le puede ocurrir que una solución para aumentar la producción sea la entrega de tierras a los organismos, para las producciones de autoconsumo de los trabajadores y sus familias. Otro ejemplo de despilfarro y de fracaso.

En la línea de reforzar el control del campo, la directora pidió a los familiares de tenentes de tierras que hayan fallecido, “a actualizar su situación en los registros para lo cual tienen un plazo de 90 días, prorrogable por 90 días más, para realizar el trámite de adjudicación de herencia de tierras y bienes agropecuarios”, al tiempo que volvió a trasladar el mensaje fatídico que todos esperaban: “la compraventa de tierras es ilegal entre propietarios y usufructuarios”. Y vuelta a empezar.

Otra línea que están ensayando desde el ministerio de finanzas y precios para aumentar la producción se contiene en la Resolución 303/2023, que incluye medidas tributarias para el cálculo, el pago y la liquidación adicional del Impuesto sobre los ingresos personales, mediante la presentación de la declaración jurada del sector agropecuario. Esta normativa establece aplicar un tipo impositivo reducido del 2% para el pago del impuesto sobre los ingresos personales, cuando el tipo impositivo general es de 5%. La diferencia en el porcentaje no parece que haya servido de estímulo para la actividad agropecuaria en la Isla que depende mucho más de otros factores técnicos productivos y de derechos de propiedad que las autoridades no van a modificar. De hecho, otra amenaza ha sido la entrada en vigor de la Resolución 308/2023 del Ministerio de Finanzas y Precios, sobre la aplicación del impuesto por la ociosidad de las tierras agrícolas y forestales, que obliga a poner a producir de manera eficiente las tierras, para garantizar la alimentación de la población.

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