A vueltas con el "embargo": ron, camarones y colas de langosta a EEUU
Elías Amor Bravo, economista
Ahora resulta que con el asunto del “embargo” ya se puede hacer hasta ciencia ficción. Un artículo de Granma “El costo de una política arbitraria”, se dedica a ello. Cito textualmente, “si la empresa mixta Havana Club Internacional hubiese podido vender nuestros rones en mercados estadounidenses, de marzo del 2013 a igual periodo del 2014, sus cuentas financieras habrían contabilizado ingresos por más de 100 millones de dólares”.
Los que saben de economía y gestión empresarial no suelen creerse el "cuento de la lechera", ese que anuncia que nunca es bueno preparar antes el cántaro que la vaca. Pues bien, nos encontramos ante el mismo tipo de análisis. El régimen en su "diario oficial" dictamina: si no hubiera “embargo”, se vendería ron en Estados Unidos. Así de simple es la cosa.
Vayamos por partes.
Nada, absolutamente nada, asegura las ventas de un producto en un determinado mercado. Por mucho que exista demanda, y me consta que así es, y que el producto sea de calidad, y también así lo considero, el comportamiento de los consumidores nunca sigue una regla de causalidad directa. Muy probablemente, ese ron que quiere vender el régimen castrista en Estados Unidos, si pudiera realmente hacerlo, estaría sometido a la competencia feroz de otros fabricantes. Nada es seguro en el mundo del mercado. Esta es una lección que, cuanto antes se aprenda en el obsoleto sistema estalinista que rige la economía castrista, será mejor. Ganar dinero, competir en la globalización, no se basa en el "cuento de la lechera".
Los viejos tiempos del CAME soviético, cuando los artículos "pajarera" se convertían en el mecanismo de compensación de los desequilibrios comerciales entre países, pasaron a la historia. Nadie tiene una posición asegurada en ningún mercado internacional. Pensar en los ingresos que se dejan de percibir tiene poco sentido práctico. Tal vez habría que concentrarse en otras cosas mucho más rentables a medio plazo, como diseñar una buena estrategia de comercialización para los rones cubanos en el resto de países del mundo con los que Cuba puede comerciar libremente. Pero esa es otra historia, y al parecer no tiene mucho interés.
Por supuesto que Estados Unidos es un gran mercado para los productos cubanos. En eso nadie tiene la menor duda. La geopolítica hizo que las relaciones comerciales entre los dos países alcanzaran durante los primeros 50 años de existencia de la República unos resultados espectaculares. Pero es bueno que el régimen castrista se atenga a las consecuencias de sus actos. Los derechos de propiedad son inviolables. Hace más de 50 años, el mismo régimen que continúa dirigiendo la vida política e institucional en Cuba, decidió confiscar las propiedades de ciudadanos estadounidenses en la Isla. No se produjo nunca la justa compensación que reclamaban, en ejercicio de sus derechos, los antiguos propietarios. Lógicamente, su gobierno decidió defender aquellos intereses pisoteados por la acción demagógica del régimen castrista.
En suma, hizo bien Estados Unidos en mantener su posición desde entonces. Un buen gobierno es aquel que defiende los intereses de sus ciudadanos. Por ello, el régimen castrista no debe seguir pensando que puede vender “ron, colas de langosta y camarones marinos” y otras majaderías en Estados Unidos, mientras no se resuelva el diferendo existente. Eso es muy fácil: se resuelve pagando. Muchas veces me pregunto si es que acaso no tienen los mismos derechos los ciudadanos que fueron expropiados a comienzos de la llamada "revolución", que los que ahora quieren comerciar y negociar con Estados Unidos ¿Por qué unos sí y no otros en la lógica castrista? El tiempo no pasa en balde. Los derechos están para ser protegidos hasta el final.
De nada sirve rasgarse las vestiduras y clamar en el desierto. Tampoco es buena la obsesión con el "cuento de la lechera". Los rones cubanos son de calidad excepcional y ciertamente gozan de posiciones ventajosas en numerosos países, pero de ahí a concluir que el mercado de Estados Unidos va a seguir la misma dinámica, es muy aventurado. Mi consejo, cumplir con las deudas que se arrastran desde hace medio siglo y ganar en credibilidad, es lo primero. Y luego vender y exportar, diseñar planes para crecer en mercados a los que se puede libremente exportar, por ejemplo, a China.¿Por qué no?
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