Experimentos castristas en el comercio cubano
Elías Amor Bravo, economista
¡Cómo
cambian los tiempos Venancio!
¿Qué
te parece?
¿Qué
te parece, Venancio?
¡Cómo
cambian los tiempos! Los Compadres de Cuba
La vieja guaracha nos
viene a propósito de este artículo del blog. A mediados de los años
50, los comerciantes cubanos, los bodegueros, pero también los
dueños de lo que más tarde sería El Corte Inglés o Galerías
Preciados, daban lecciones a los españoles sobre cómo organizar la
distribución comercial moderna.
España, entonces
asolada por los efectos de la política económica autárquica, muy
parecida a la que se empeña Raúl Castro en mantener a ultranza en
Cuba, presentaba un considerable atraso en sus comercios, con
escasez, racionamiento y miseria. En suma, los factores que hacían
que los españoles, por miles, decidieran abandonar sus viejas aldeas
y pueblos para establecerse en Cuba, buscando un futuro mejor.
Sin embargo, aquello
quedó atrás, como consecuencia de la experiencia revolucionaria de
1959 y casi 60 años después, nos encontramos que el régimen
castrista decide firmar un convenio con la empresa pública Mercasa
de España para la creación de un mercado mayorista en la isla.
Una promesa que
continúa sin cumplir la de abrir un mercado mayorista, una
aspiración del sector no estatal, que ha ido evolucionando bajo
grandes dificultades, como consecuencia de las erráticas
disposiciones tomadas por el régimen de Raúl Castro.
La situación de los
comercios y mercados en Cuba dista mucho de ser comparable a la de
otros países con un desarrollo similar. La desidia y abandono en que
se encuentran los establecimientos estatales choca con las imágenes
de lujo que se proyectan en los centros abiertos en la Manzana de
Gómez en La Habana, donde prácticamente todo se puede encontrar, a
precios que están muy alejados de los sueldos medios de los cubanos.
Es como si la historia
volviera al principio, pero al revés. Sucede que los españoles en
2017 van a enseñar a los cubanos, herederos de los 58 años de
nefastas reformas revolucionarias, cómo se vende, cómo se
distribuye, cómo de organiza la logística comercial. Increíble,
pero cierto. ¡Cómo cambian los tiempos!
Al parecer, el
gobierno español ha venido desarrollando en los últimos años una
iniciativa lanzada en tiempos de García Legaz para exportar
tecnología comercial a Cuba. Como resultado de ello, a mediados de
este año se firmó el acuerdo por el cual Mercasa recibe
financiación española para realizar un estudio sobre la viabilidad
de un mercado central de abastos en La Habana, llamado, Mercahabana,
al que seguirá otro similar en Santiago de Cuba. Todo ello, bajo el
control absoluto del régimen castrista, que llegó a determinar
hasta la ubicación y los términos de ejecución del proyecto.
La información
difundida en los medios insiste en que con este proyecto se trata de
exportar a Cuba la estrategia pública española de la distribución
de alimentos, lo que en España se interpreta como oportunidades de
negocio para las empresas españolas de transporte, de alimentación,
y otros sectores relacionados con la logística comercial.
La
encargada de ello es Mercasa, una
empresa pública de la Administración del Estado, cuyo accionista
principal es la SEPI, la Sociedad Estatal de Participaciones
Industriales. En 2016 facturó por 21, 6 millones de euros y generó
6,6 millones de euros de beneficios.
El Grupo SEPI
está compuesto por un grupo de empresas publicas muy diversificado
por sus objetos sociales: minería, construcción naval,
comunicación, distribución alimentaria, gestión de
infraestructuras, tabaco, promoción empresarial, transformación
agraria y medioambiente, ocio, nuclear y servicios varios, además de
la
Radio
Televisión Española,
ejerce tutela sobre una fundación pública y posee participaciones
directas minoritarias en otras empresas, e indirectas en más de cien
sociedades.
El otro socio de
Mercasa es el gobierno mismo, a través del Ministerio de
Agricultura, Pesca y Alimentación y Medio Ambiente, y del Fondo
Española de Garantía Agraria (FEGA).
La actividad de
Mercasa se dirige a promover la cadena alimentaria, de manera
especial en el escalón mayorista de alimentación fresca, a través
de la Red de Mercas que cuenta con 23 unidades o grandes complejos de
distribución mayorista y servicios logísticos en toda España.
Mercasa promueve la producción agraria y pesquera, facilitando la
comercialización mayorista procedente de origen; atiende al comercio
minorista en todos sus formatos, así como la hostelería
independiente u organizada, y a las empresas de restauración social.
Gestiona una red propia de centros comerciales que responde a la
vocación de servicio público como instrumento de apoyo a la
vertebración del pequeño comercio detallista en zonas especialmente
necesitadas o de nueva expansión urbana.
En
particular, y con relación a la aventura cubana, señalar que
Mercasa
mantiene una creciente
actividad internacional, con elaboración y desarrollo de proyectos
de asistencia técnica para la modernización de estructuras
comerciales mayoristas y minoristas, de manera especial en países
que abordan la vertebración de su sistema alimentario. En este
ámbito, Mercasa tiene un convenio de colaboración con la Agencia
Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID) y es
miembro de la Unión Mundial de Mercados Mayoristas.
No veo fácil para
Mercasa apoyar el desarrollo de la actividad comercial en Cuba según
su estrategia de actuación. En la isla actualmente no se dan las
condiciones para ello, y la intervención estatal castrista en el
proceso va en contra del éxito de la iniciativa. Aunque Mercasa es
propiedad del estado español, su modelo de gestión es privado, de
ahí los buenos resultados de su actividad. Tal vez lo mejor que
podrían hacer las autoridades del régimen es aprender de los
gestores de Mercasa, salvando corruptelas recientes. Lo público bien
gestionado puede dar buenos resultados. Esta es una vía que el
régimen castrista es incapaz de explorar. Ojalá tengan algún
éxito.
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