Jugando con las estadísticas oficiales: mal asunto

Elías Amor Bravo, economista
El pasado mes de julio, la secretaria de CEPAL, doña Alicia Bárcena, presentó el Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2019, un interesante informe realizado por este organismo especializado de Naciones Unidas en la economía de la región.
En el anexo del informe, donde se presentaban los análisis realizados en cada uno de los países, y en concreto, en el relativo a Cuba se decía, y cito textualmente, que “en 2018 la actividad económica en Cuba se desaceleró al 1,1%, en comparación con el ya modesto crecimiento del 1,8% alcanzado en 2017. Esta menor expansión se debió a la pérdida de dinamismo en los flujos de visitantes hacia Cuba, que se vieron afectados por el impacto del huracán Irma sobre la infraestructura turística a fines de 2017, por las restricciones de viaje impuestas por el Gobierno de los Estados Unidos a sus nacionales y por la realización de un ajuste fiscal moderado”.
Sin entrar en el análisis de los factores que según CEPAL explican los pésimos resultados de la economía castrista bajo el mandato de Díaz-Canel, lo que realmente llama la atención, y es objeto de este Blog es el hecho de que las autoridades de La Habana en la web de la Oficina Nacional de Estadística e Información ONEI de Cuba sostengan, en contra de lo dicho por CEPAL, que el crecimiento económico en la isla en 2018 fue del 2,2% y no se acepte el 1,1% antes citado. Ni más ni menos que el doble de la cifra estimada por la CEPAL. Alguien está equivocado, o pretende crear confusión. El asunto da para mucho porque con las estadísticas oficiales no se juega.
En efecto, en el Anuario Estadístico de Cuba, en la sección de “Cuentas nacionales” la tabla 5.1.- Resumen de indicadores económicos otorga al año 2018 un crecimiento de la economía del 2,2%, en tanto que para 2017 la cifra ofrecida es 1,8% coincidente con la que estimó CEPAL. La historia de las discrepancias estadísticas entre el régimen comunista de La Habana y la organización especializada de Naciones Unidas CEPAL ya ha tenido algunos episodios en el pasado. Recordar en tiempos de Fidel Castro cuando Cuba anunció un crecimiento de la economía del 11% allá por 2007, que contrastaba con la estimación de CEPAL. El contencioso acabó dando la razón al dirigente comunista que se encargó de dedicar no pocos insultos e improperios al organismo de Naciones Unidas por "cuestionar" sus datos.
Ahora parece que estamos ante un escenario similar, en el que los comunistas han procedido unilateralmente a revisar la tasa de crecimiento de 2018 que había sido estimada en un 1,2% aduciendo que el comportamiento del sector construcción, de la salud y de ciertas producciones agrarias obligaba a incrementar la estimación ofrecida a finales del ejercicio, lo que provocó cierta expectación y no pocas críticas entre analistas y observadores de la economía.
Los comunistas cubanos han situado el crecimiento del PIB en un 2,2% en sus publicaciones oficiales, por lo que no parece que vayan a ceder. Por su parte, CEPAL debería valorar con mucho cuidado cualquier cambio en las estimaciones del crecimiento de la economía cubana el pasado año, que pueden tener un efecto sobre lo que acabe ocurriendo durante el presente ejercicio, que se presenta, a todas luces, mucho más complicado. La credibilidad de una economía depende, y mucho, de la manipulación que realicen sus autoridades de las cifras estadísticas.
Los países solventes se caracterizan porque cuentan con organismos estadísticos profesionales, de rigor, y sobre todo, independientes de los tejemaneques de sus gobiernos. Distorsionar las cifras estadísticas de un país, puede significar un poco de pan para hoy, pero mucha hambre para mañana. No conviene olvidar que, por ejemplo, buena parte de las inversiones internacionales se deciden por algoritmos numéricos que utilizan variables como el crecimiento económico. Cuba con un 1,2% tenía poco que hacer frente a República Dominicana, con un 5%. Sin embargo, esta nunca puede ser una razón.
Pero el maquillaje y la manipulación estadística suele acabar mal. Generalmente, supone una pérdida de confianza en quién se dedica a tales manejos. Cuba, su economía, no está para aventuras. Las necesidades de financiación son acuciantes y los prestamistas, en general, no quieren datos manipulados o erróneos. La decisión de ir alterando cifras, y justificar los apaños con argumentos de poca credibilidad, acaba dando malos resultados. Mucho peores que cualquier presunto embargo o bloqueo. 
Lo que está en juego es la estadística oficial de la nación, que por desgracia, deja vacíos numerosos espacios en los informes de CEPAL, lo que impide realizar un contraste entre los datos de la isla y el resto de países.Y que conste que en ningún momento estoy cuestionando el trabajo realizado por los profesionales de ONEI, a los que respeto y felicito desde este blog, porque seguro que con grandes dificultades y una presión política insoportable, se encuentran con la tesitura de realizar una misión ciertamente controvertida.
Los dirigentes del régimen deberían reflexionar sobre estas cuestiones y proceder a rectificar las cifras ya publicadas, haciéndolas coincidir con las correspondientes a CEPAL. Esa sería la mejor actuación a realizar en este caso. O en su caso, esperar las consecuencias que este tipo de comportamientos suelen tener. Nada buenas. 
 

Comentarios

  1. Las estadisticas sirven para mantener cualquier cosa.... sobre todo a los estadisticos

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