Dos etapas para superar la crisis económica y más ahorro: ¿a dónde quieren ir?
Elías Amor Bravo, economista
Un artículo en Granma titulado “Salvar
vidas y estimular el desarrollo económico de Cuba” ofrece información de la
nueva sesión extraordinaria del consejo de ministros en la que se aprobaron “nuevas
indicaciones para la elaboración de la estrategia económica a implementar en la
etapa de recuperación post COVID-19 para fortalecer la economía cubana”. Hay
mucha inquietud en las autoridades por lo que están sucediendo, y tienen razón
en preocuparse, porque lo que puede ocurrir es mucho peor.
En su intervención, el ministro de
economía ha propuesto “dos etapas para afrontar la crisis, la primera
relacionada con la recuperación más inmediata de la actividad económica luego
de la pandemia; y la segunda encaminada a fortalecer la economía nacional”. Este
es un enfoque (Ferenc Janossy, El fin de los milagros económicos) que se ha extendido entre los países para hacer frente a la situación actual, pero por desgracia, en
ocasiones, no suele salir bien.
Un primer problema puede aparecer si
no de define adecuadamente el escenario económico existente en el momento en
que la economía se paraliza y se hunde. En el caso de Cuba, ya no es tan solo
un problema de disponibilidad de estadísticas de corto plazo (por ejemplo,
trimestrales) sino de asegurar que los fundamentales de la economía se
determinan de manera adecuada.
Un segundo problema, igualmente
relacionado con este modelo de dos fases, es que, al definir la situación
inicial, cuando tiene lugar el derrumbe económico (en la que nos encontramos
actualmente) es muy importante determinar la tendencia de la economía en años
previos.
La razón es sencilla. Cuando la
economía alcanza el nivel anterior al shock se suele pensar que ya se ha
resuelto el problema y todo el mundo se felicita por lo conseguido. Pero no es
así. Los economistas saben que es mucho más importante que la economía recupere
la tendencia de crecimiento a largo plazo que perdió en su momento por el
efecto de la pandemia. Y esta tendencia exige mantener los esfuerzos después
que se alcanza el nivel previo. Y además, se tarda más tiempo. Muchos políticos con prisas pueden cometer el
error de pensar que han resuelto el problema, bajar la guardia, y la economía
volver a entrar en crisis.
El ministro cree que el país pueda
iniciar la etapa de recuperación en los próximos meses, regresando de manera
gradual a la nueva normalidad, sin especificas cuándo ni como ¿Es consciente el ministro que esto es imposible
si no se protegen rentas y se salvaguarda la actividad de las empresas? La
recuperación de los niveles anteriores a shock exige políticas fiscales, de
rentas, de seguridad social, tributarias que permitan mantener a los agentes
económicos hasta que se produce la superación de la pandemia y las actividades
vuelven a una nueva normalidad
Además, en esta primera etapa de
recuperación ¿es consciente el ministro que mientras la enfermedad no esté bajo
control forzar este proceso de salida puede acabar siendo contraproducente? Todos los analistas
se debaten en este momento en si las prisas por activar la economía son buenas
consejeras o es mejor esperar a que la pandemia esté bajo control, por muy
escasos que sean los recursos y la capacidad de resistencia de la economía,
como ocurre en Cuba.
En esencia, el ministro de
economía dijo que "la primera etapa establece que, poco a poco, se abrirán
servicios y actividades en la Isla, garantizando el distanciamiento físico
entre las personas y otras medidas para mantener la enfermedad bajo control".¿Es suficiente este despertar natural? Lo dudo.
¿Cuántas actividades y servicios
privados volverán a funcionar después de este cierre, que ha supuesto un duro
golpe para muchos de los pequeños negocios existentes que quedaron
desprotegidos y sin ayudas? A diferencia de otros países, donde los gobiernos
se han volcado en ayudas a los trabajadores autónomos y pequeñas empresas, la
acción compensatoria en Cuba ha sido escasa, por no decir nula. Es muy probable
que las autoridades descubran con sorpresa una elevada mortandad de negocios
privados y que muchos de los trabajadores por cuenta propia no vuelvan a sus
actividades. esto puede provocar en la economía una fractura que será tanto mayor cuanto más relevantes sean las actividades que se pierden.
De modo que la primera fase puede
tardar bastante tiempo en alcanzar los niveles de la economía anteriores al shock, e incluso es probable que nunca se alcancen. Los cubanos aún recuerdan
que el derrumbe del PIB provocado por el “período especial” supuso casi dos
décadas de esfuerzos para remontar los niveles anteriores. El escenario actual, sin ser comparable,
sí que tiene algunos puntos en común.
Es por ello que es muy probable que
el ministro de economía arranque la segunda fase antes que se logre el objetivo
principal de la primera, que es devolver la economía al nivel inicial antes de
la pandemia. Lo que más me temo es que el anuncio realizado de “trabajar con
celeridad en otras decisiones que conduzcan a fortalecer la economía,
imponernos a este escenario de crisis y avanzar cualitativamente en su sistema
de dirección y gestión” en esta segunda fase, termine por ser contraproducente,
sin lograr que la economía se estabilice a medio plazo.
Además, nada garantíza que no se
vuelvan a producir rebrotes de la pandemia en la primera e incluso, en esta segunda fase, de modo que
los avances conseguidos podrían quedar comprometidos y exigir nuevos procesos
de confinamiento de la población. Dicho de otro modo, mantener la enfermedad
bajo control, evitar contagios y asegurar la salud de la población, tienen
mucha más relevancia en la primera etapa que poner en funcionamiento la
actividad económica, sobre todo estatal, ya que la privada lo tendrá más
difícil.
¿Por qué conviene tener
todo esto en cuenta? Básicamente, porque los motores del exterior de la
economía cubana (turismo, remesas, exportaciones, inversiones) van a estar
paralizados largo tiempo, y Cuba no tendrá posibilidades de sacar provecho de
los mismos. Es decir, mientras que la economía mundial no deje atrás los
efectos de la pandemia, y los principales países no empiecen a tirar del
comercio mundial, el turismo y los movimientos de capitales, la situación no va
a cambiar.
En tales condiciones, la única
opción que le queda a Cuba para arrancar el proceso de reactivación es apoyarse en
su economía interna, en las ineficientes empresas estatales que dominan el suministro de bienes y servicios a una población de muy bajo poder adquisitivo, en motores de escaso impacto como la demanda de consumo o la inversión residencial
que, en presencia de un gasto público asfixiado, exclusivamente, van a tener
escaso recorrido. Y hay dudas de que ello se puede conseguir porque la economía
cubana, estatal, dirigida centralmente y con ausencia de mercado y empresas
privadas libres, no ofrece garantías de solvencia para superar por sí misma, con
sus potencialidades internas, los efectos de la crisis.
Más aun cuando la apuesta del ministro para estos tiempos difíciles es “ahorrar” eso sí, evitando “terapias de choque, apresuramientos”. Si, por contraproducente que sea, la referencia obligada es el ahorro. No hay otra manera, hay que vivir con menos de todo, en un país en que la población pasa auténticas privaciones para encontrar algo que comer y las empresas frenan todos los años, de forma sistemática, sus planes inversores por la falta de recursos. Ahorro como sea, al precio que sea. Justo en un momento en que la actividad económica se paraliza, una grave irresponsabilidad. El ahorro, siendo positivo, pertenece a otras épocas en las que la economía crece y se desarrolla. Ahora, puede ser la puntilla.
Más aun cuando la apuesta del ministro para estos tiempos difíciles es “ahorrar” eso sí, evitando “terapias de choque, apresuramientos”. Si, por contraproducente que sea, la referencia obligada es el ahorro. No hay otra manera, hay que vivir con menos de todo, en un país en que la población pasa auténticas privaciones para encontrar algo que comer y las empresas frenan todos los años, de forma sistemática, sus planes inversores por la falta de recursos. Ahorro como sea, al precio que sea. Justo en un momento en que la actividad económica se paraliza, una grave irresponsabilidad. El ahorro, siendo positivo, pertenece a otras épocas en las que la economía crece y se desarrolla. Ahora, puede ser la puntilla.
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