Machado Ventura: menos arengas y más reforma estructural de la agricultura

 Elías Amor Bravo, economista

Los asesores de imagen de Machado Ventura deberían ser despedidos de forma fulminante por no hacer bien su trabajo. Todas las semanas, Granma dedica un espacio al viejo dirigente comunista en el que se acumulan las “arengas” sobre todo al campo cubano para producir más y hacerlo con rapidez. En el reparto de poder de la directiva comunista, a Machado le tocó bailar con la más fea, la que es incapaz de producir alimentos para dar de comer a toda la población. 

Y ahí está, erre que erre, inasequible al desaliento, insistiendo a los incrédulos agricultores cubanos que "hay que producir más, que la calidad tiene que ser mayo y todo ello para consolidar una economía sostenible capaz de exportar". Plas! Y de pronto, todo el mundo se despertó a la dura realidad y se dieron cuenta que todo era un sueño.

Sinceramente, para este papel tan sufrido, mejor haría Machado quedándose en el sanedrín comunista de La Habana a esperar tiempos mejores, si es que llegan. Ahora el problema acuciante es cómo salir del desastre creado por Laura, mucho menos de lo esperado, pero que ha provocado daños en infraestructuras que se tendrán que atender con un presupuesto exiguo, y pérdidas importantes en las producciones (plátano, yuca, café, tabaco, hasta miel de abejas) a corto plazo y en distintas zonas del país, cuya cuantía no se conoce bien con los datos oficiales casi siempre dispersos e incompletos, del régimen. Al menos una cosecha se fue a bolina.

Y aquí tenemos a Machado, que en cualquier país ya estaría retirado disfrutando de los años azules, hablando del "sentido del trabajo inaplazable y priorizado, de dar respuestas productivas a las necesidades de la Isla en base a las producciones locales" (otra vez el cuento de los patios y las jardineras), y demás mensajes vacíos de contenido, e insisto, los destinatarios escuchan y asienten, pero no saben qué hacer ni cómo.

Y aquí es donde viene el papel de los asesores de imagen de Machado. Y si no, pensemos qué hace este viejo dirigente comunista en su ronda de arengas a la agricultura, reuniéndose con uno de los proyectos del llamado “Plan Turquino” en concreto la Televisión Serrana que cuenta ya con 27 años desde su creación, para insistir que deben publicar materiales para contribuir a la “concientización comunitaria en el enfrentamiento a la covid-19”. Un consejo: mejor sería que emitiesen dibujos animados, series de gran audiencia para el público, programas de entretenimiento o películas de cierta calidad. Este televisión serrana parece que es de los típicos proyectos de Fidel Castro que nadie entendió nunca y que si se mantiene es por la propia inercia del sistema.

No contento con hablar de programación de televisión, Machado Ventura también dedicó su tiempo para discutir con los responsables de las áreas de la producción cafetalera en el propio municipio montañoso, donde conoció la labor de la Subestación de Control Fitosanitario en la asistencia técnica a cooperativas. Después, pasó visita a la finca La Gabina, para ver algo tan asombroso como es recolectar el maíz en tierras arroceras dedicadas a la obtención de semillas.

Para justificar tanta intensidad en la gira del viejo dirigente comunista Granma, los asesores de imagen de Machado, acabaron diciendo, que “en los campos cubanos se labora incansablemente para recuperar los cultivos y la infraestructura agropecuaria, afectados por los fuertes vientos y las lluvias asociadas al tránsito de la tormenta tropical Laura por la Mayor de Las Antillas”, lo que se debe interpretar justamente al revés, y así se tiene una idea bastante aproximada de cuál es la situación.

En numerosas ocasiones, se ha destacado que el problema de la insuficiente producción de la agricultura cubana exige una reestructuración completa del sector, que aborde de forma distinta la cuestión de los derechos de propiedad. No es posible incentivar la producción si no se otorgan derechos de propiedad y libertad para hacer con ellos lo que se estime pertinente a los productores agropecuarios. Cuba, su agricultura, tiene que retornar a las relaciones de producción basadas en el mercado, los precios y la rentabilidad, lo mismo que China o Vietnam, o antes los países del este de Europa. No hay alternativa.

El modelo social comunista y colectivista que Machado Ventura se empeña en defender, está agotado y no da para más. Cuando se presta atención a los informes estadísticos de los funcionarios a Machado sobre los daños de Laura en la agricultura e infraestructuras, se puede comprobar que la visión que se tiene del sector no es la más adecuada para facilitar su crecimiento.

Los funcionarios contemplan la agricultura cubana como un stock dado, que se tiene que recuperar en sus dimensiones y características iniciales antes del paso de la tormenta. Esta visión limita el potencial de desarrollo y la productividad. Como alternativa, en las economías libres y prósperas, donde no existe esa percepción de la realidad, se reconstruye lo perdido con el objetivo de aumentar la capacidad productiva, para incrementar los niveles de producción anteriores al daño provocado por el meteoro. De ese modo, al cabo de un tiempo después de los efectos negativos del meteoro, estos países producen más y mejor que antes. Así de fácil. Los intereses en juego son los que activan la nueva participación de los recursos (de titularidad privada) en los procesos productivos.

Esta visión del sector agropecuario, de sus recursos y producciones, como un flujo es lo que diferencia al social comunismo, de la economía de libertad y bienestar. Los primeros se afanan como autómatas en volver a una situación preexistente que, con toda seguridad, no sería la más adecuada para producir con eficacia. Los segundos definen un nuevo escenario para el incremento de la producción y buscan los recursos no sólo en la recuperación de lo que se pierde, sino en la forma de incrementar la escala de producción para obtener más y mejores cosechas.

Mientras Machado Ventura y los dirigentes comunistas cubanos no se den cuenta que esa es la única vía para sacar a la agricultura cubana del marasmo de baja productividad en que se encuentra poco hay que hacer, salvo escuchar las cifras de daños ofrecidas por los burócratas y los alegatos de Machado Ventura para producir más.

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