Encuestas de situación económica en Cuba: malgastar el dinero

Elías Amor Bravo economista

Los comunistas cubanos no tienen remedio. La última sorpresa ya no admite más. Ahora nos enteramos, por la prensa oficial, que están realizando una encuesta nacional sobre la situación económica de los hogares. Si. Han oído bien. El régimen quiere saber qué opinan los cubanos del estado de la economía. ¿Es que no podrían haber elegido otro momento para hacerlo? Medir la economía de los hogares cubanos en un momento de tanta tensión, tiene un alto riesgo. Que salgan unos resultados que avergüencen a los dirigentes de tal modo que tan solo atinen a esconderlos, para no sentir la vergüenza de un castigo demoscópico ejemplar de los cubanos.

En realidad, no hace falta encuesta alguna para concluir que la pérdida de poder adquisitivo, como consecuencia de una elevada inflación, los diarios apagones que no tienen solución, la pérdida de valor del peso cubano frente a las divisas, y la eterna escasez de todo, alimentan un escenario crítico, nada adecuado para investigar por medio de encuestas el estado de la situación económica del país. Allá ellos, si se quieren arriesgar, que lo hagan. Los resultados son fáciles de saber de antemano. De algún modo, están botando el dinero por gusto.

Los que hemos trabajado en este tipo de investigaciones sociales sabemos lo difícil que resulta la elección de un momento económico adecuado, solemos llamarlo “normal”, en que no se presenten altibajos inoportunos, y que en vez de provocar inestabilidad al patrón del ciclo económico sea lo más estable posible. Los comunistas cubanos dicen que los trabajos de la encuesta comenzaron el pasado 16 de octubre y se extenderán hasta el 26 de noviembre, un período excesivamente largo, en que la situación de la economía es francamente muy negativa e incluso está yendo a peor. Los resultados del estudio, ya se verán. Pero cualquier cosa puede ocurrir.

El objetivo de este tipo de encuestas es importante. Se pretende obtener información sobre los gastos e ingresos de la población del país a fin de determinar la situación económica de la gente, pero volvemos a la cuestión ¿alguien ha pensado en la oportunidad del proceso en estos momentos? Se tiene la impresión de que los resultados ya están predeterminados por el régimen y, que una vez más, nos arrojan al debate sobre la claridad, transparencia y rigor de la estadística oficial cubana. Imaginemos, tan solo por un instante, que la valoración que realizan los cubanos de la situación económica fuera positiva. ¿Quién se lo podría creer en este momento? Peor aún, si resulta que sale negativa, que es lo más probable, ¿tiene el régimen previsto el argumentario? Seguro que ya tienen el embargo/bloqueo preparado.

Señalar que esta Encuesta Nacional sobre la Situación Económica de los Hogares (ESEH), es una operación estadística que se realiza bajo la dirección de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) y toma como base para la obtención de la información una muestra probabilística en alrededor de 12.000 viviendas, ubicadas en las zonas urbanas de las diferentes provincias de la Isla. La representatividad de la muestra es elevada y ello asegura un bajo margen de error para las estimaciones y una confianza también alta para las estimaciones. 

Al parecer este tipo de encuestas se vienen realizando desde 2006, cuando según dice el régimen “fue incluido el módulo opinativo para complementar los estudios sobre la situación económica de los hogares, y caracterizar de forma adecuada un conjunto de indicadores socioeconómicos, en función de los criterios de la población”. Por cierto, ¿ha oído alguien hablar de los resultados de estas encuestas? ¿son conocidos? Lamento mi ignorancia. Reconozco que es posible que hayan sido publicados, pero no han tenido el reclamo ni la aceptación que cabría suponer de los mismos. Esta vez el régimen ya se está curando en salud y así, la nota informativa de Granma aclara “que la información que aportan los ciudadanos solo se utiliza en la formación de agregados estadísticos, no de manera individual, respetando la confidencialidad de lo declarado por los sujetos encuestados”.

Salga lo que salga, lo tendremos que valorar en su momento. En cierto modo, este tipo de encuestas es un despilfarro de dinero si se tiene en cuenta que no resulta difícil saber en qué estado se encuentra la economía. Quizás el objetivo real no sea éste, y el régimen ande en las suyas: espiando. Todo puede ser.

 

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