¿Sube el dólar, baja el peso, o es al revés?

Elías Amor Bravo economista

Que el tipo de cambio del peso cubano con el dólar en el mercado informal suba o baje en el muy corto plazo, es algo que no se puede predecir con las reglas convencionales de la ciencia económica.

Conviene recordar que el mercado informal surgió poco después de que las autoridades del régimen reconocieran que les resultaba imposible atender las demandas de divisas al cambio oficial de la tarea ordenamiento, de 1x24. Aquella decisión se justificó porque no entraban divisas en la economía y como siempre, por el bloqueo. Los cubanos que necesitaban moneda extranjera, cualquiera que fuera el motivo, sabían que, en los bancos, cadecas y demás entidades, no iban a satisfacer su necesidad, y fue entonces que los operadores privados comenzaron a ofrecer sus servicios en el mercado informal.

Pronto se comprobó la inoperancia del cambio oficial 1x24 y el peso empezó a perder valor en las transacciones del mercado informal. La caída del valor monetario fue muy rápida, y se intensificó en determinados momentos, lo que obligó a las autoridades a intervenir, muy en contra de sus previsiones.

La habilidad y creatividad de los cubanos permitió desde el primer momento disponer de indicadores diarios transparentes de cotización del peso en las redes sociales, que permitían realizar el seguimiento del valor de las monedas. Todo parecía ir funcionando normalmente. De pronto, y sin aviso previo, hace apenas tres meses, el ministro Gil anunció un mercado paralelo de divisas dirigido desde el estado, tan solo a personas físicas y por una determinada cuantía máxima, además de un cambio 1X120 que nadie entendió al menos en aquel momento.

La decisión de Gil trajo consigo un nuevo hundimiento del peso que llegó a cotizar a 200 por dólar en el mercado informal, en una de las peores dinámicas registradas por una moneda nacional. Y lo curioso es que, mientras tanto, el régimen mantenía el cambio racionado de 1X120 y lo que es peor, el tipo de cambio oficial de 1x24 al que se refieren en sus operaciones la mayoría de los sectores de la economía. Con un panorama como el descrito, cualquier estimación del comportamiento del peso en el mercado informal resulta difícil de encuadrar en algún modelo predictivo.

El mercado informal es el mercado más libre de la economía cubana, funciona de forma eficiente en base a demanda y oferta, a pesar de que el régimen ya lo ha situado en su punto de mira. Este mercado asegura que aquellos ciudadanos que necesitan dólares o cualquier otra divisa, los consigan y en las cuantías requeridas, sin trabas ni racionamiento, y mucho menos, sin necesidad de hacer colas. Lo deseable es que pudiera seguir funcionando, y si el régimen comunista no estuviera cargado de malvada ideología, los operadores de este mercado podrían llegar a convertirse en cambistas profesionales que ayudarían a una asignación mucho más eficiente de las divisas que entran al país que la promovida por el estado comunista, cuyo único objetivo es que entren de forma directa en las arcas del estado para ser destinadas a sus objetivos.

Y en cuanto a las previsiones, no hay ningún fundamental de la economía cubana que haya mejorado en los últimos días o semanas (crecimiento del PIB, inflación, turistas, remesas, exportaciones, inversiones) y que pudiera indicar un cambio de tendencia en el valor del peso. Los cubanos van a seguir necesitando divisas para poder acceder en las tiendas en MLC a aquellos productos que no pueden lograr en los establecimientos estatales. Los productores agropecuarios seguirán comprando divisas para aprovisionarse en las tiendas estatales de Gelma. Seguirá la demanda de dólares para abandonar el país. Los componentes de la demanda del mercado informal no van a cambiar, al menos a corto plazo. La oferta de dólares y divisas proseguirá su marcha con la llegada de “dinero de bolsillo” que es el principal mecanismo de entrada de capital en la Isla. El turismo no va a mejorar y tampoco lo hará la exportación de bienes o las inversiones.

Demanda y oferta no van a cambiar, y tampoco lo harán los fundamentales de la economía. Esto podría indicar que las tendencias se van a mantener. En todo caso, los movimientos a muy corto plazo del tipo de cambio del peso cubano indican que el mercado informal funciona, que es eficiente y que los agentes económicos responden a las señales que se trasmiten desde el sector real al monetario y viceversa. Esa es una buena noticia. E igualmente indican, y esto sí que es grave, que el Banco Central no cumple con su función de estabilidad y vigilancia del valor de la moneda, y en medio de este abandono, deja a la economía a su suerte haciendo inviable cualquier previsión a corto plazo. En estas condiciones, la hecatombe podría ocurrir si el régimen proscribiera el mercado informal y lo hace desaparecer. No se atreverán.

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