La economía castrista en 2014: ¿preparada para el neocastrismo?
Elías Amor Bravo, economista
Descontados los efectos
mediáticos del anuncio de las negociaciones entre Estados Unidos y
Cuba, el año 2014 pasará a la historia reciente de la economía
castrista como un nuevo ejercicio perdido, en el que ni la política
económica en curso ni las decisiones que se van adoptando bajo el
epígrafe de los Lineamientos, han servido para estimular la
actividad económica.
A final de año, según
diversas estimaciones, el PIB crecerá alrededor de un 1,3%, un punto
menos de lo planificado, confirmando la clara desaceleración de la
economía que se viene observando en los últimos años. Para colmo,
los responsables de la planificación central estiman para el año
2015 un crecimiento del 4%, una cifra que tampoco se podrá alcanzar,
sobre todo teniendo en cuenta que los últimos informes de CEPAL y de
la OCDE sitúan a América Latina, y los emergentes, con cifras
próximas al estancamiento en dicho año.
¿Qué ha sucedido en
2014 para que la economía acabe de forma tan deficiente?
La respuesta a esta
pregunta se encuentra en que el régimen no ha sido capaz de poner en
funcionamiento los motores, tanto interno como externo.
A nivel interno, la
incorporación de trabajadores al sector privado va más lenta de lo
previsto y se ha frenado en torno a medio millón de personas, sobre
un total de 5 millones de empleados en el conjunto de la economía.
Los cuenta propistas apenas crean empleo, a pesar de la reforma
introducida en la legislación laboral. Esta reducida capacidad de
generación de puestos de trabajo en la economía privada, fruto de
los bajos niveles de productividad de las actividades autorizadas, y
la pesada carga financiera y fiscal del estado castrista, supone un
freno al crecimiento económico y la capacidad de recaudación
impositiva.
En concreto, las
reformas en la agricultura siguen sin estimular la oferta de
productos alimenticios en cantidad y calidad, en tanto que los
problemas logístico y de distribución subsisten, y de las 181
ocupaciones de servicios autorizadas, el resultado más destacado es
que el estado se ha convertido en un gran alquilador de espacios sin
competencia, dada la ausencia de derechos de propiedad. De modo que
la extracción de rentas privadas se produce no sólo por la vía
fiscal, sino a través de los gastos de la cuenta de explotación.
Los precios de los
alimentos siguen manteniendo tensiones al alza, sobre todo los que se
comercian libremente como consecuencia del limitado aumento de la
oferta de productos, en tanto que la canasta subsidiada es cada vez
más reducida, porque no se puede financiar con cargo a un
presupuesto cada vez más limitado. Los experimentos parciales de
comercialización no han dado los resultados previstos. Continúa
existiendo una débil base de distribución comercial en la isla,
prácticamente controlada por el estado, ineficiente e incapaz de dar
respuesta a las exigencias de la actividad privada.
Los bajos niveles
salariales nominales reducen la capacidad adquisitiva de productos,
en tanto que el salario real se estanca, e incluso se reduce, como
consecuencia de la contención del presupuesto. La actividad
crediticia se encuentra condicionada por la escasa eficiencia de las
entidades bancarias, bajo rígido control estatal, la ausencia de
garantías en las operaciones al no existir un marco de derechos de
propiedad, y las escasas opciones sobre las que se pueden realizar
operaciones financieras.
Todo ello actúa como
un lastre al crecimiento de las variables macroeconómicas internas,
tanto la demanda de consumo como de inversión, que sigue siendo muy
baja en términos relativos, representando un freno al crecimiento
sostenible de la economía.
En el ámbito externo,
la previsión del petróleo a poco más de 50 dólares el barril a
corto plazo supone una amenaza para el régimen, que podría dejar de
percibir la subvención procedente de Venezuela en los próximos
meses, estimada en 12.000 millones de dólares. Cierto es que un
precio más bajo del petróleo puede beneficiar a una economía
dependiente de energía del exterior, pero la ausencia de esos fondos
obligaría al régimen a acudir a los mercados mundiales, donde su
capacidad de endeudamiento es ampliamente cuestionada. La venta que
realiza el régimen en el exterior de los servicios profesionales
sanitarios, educativos y de servicios sociales es poco rentable y se
encuentra condicionada por las demandas existentes y la competencia
internacional de otros países de nivel tecnológico superior. El
turismo tampoco ha dado signos vitales, y vuelve a estancarse un año
más, sin alcanzar la cifra planificada de tres millones de viajeros.
De igual modo, la
apuesta por las inversiones extranjeras no ha dado los resultados
buscados, tal vez porque acaba de empezar, y se tendría que dar
tiempo al experimento. En todo caso, los bajos niveles de ahorro
interno y la prohibición de los cubanos a recibir para sus pequeños
negocios inversión extranjera, condicionarán el desarrollo de esta
actividad, limitando a la “cartera de proyectos” del régimen y
al conglomerado de empresas estatales controladas por la seguridad
del estado y el ejército. Tan solo las remesas de los exiliados a sus
familias en Cuba dan algún respiro al régimen, insuficiente para
corregir el desequilibrio en las cuentas externas.
Además, la unificación
monetaria sigue estancada, actuando ahora como un freno al mercado
interno y al mejor funcionamiento de la economía real. Las
distorsiones creadas por la existencia de las dos monedas tanto en
las operaciones de los agentes económicos como en la información
contable de las empresas y de la economía, reduce la credibilidad de
la economía y distorsiona los procesos de adopción de decisiones.
En el momento en que se integren las dos monedas, las consecuencias
serán más negativas sobre el precario escenario exterior de la
economía que sobre el interno, acostumbrado a pensar en las
transacciones en términos de la ratio 1:24.
De todo lo expuesto, la respuesta a la pregunta inicial, si la economía castrista está preparada para el neocastrismo de inspiración Obama, la dejo a criterio del lector.
Feliz Navidad
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