Más presión fiscal sobre los productores agropecuarios: malas noticias

Elías Amor Bravo, economista

La bola pica y se extiende. No contentos con asfixiar fiscalmente a los trabajadores por cuenta propia, lo que les impide hacer crecer sus pequeños negocios, contratar más trabajadores y generar crecimiento y prosperidad, los comunistas anuncian a través de Granma, su diario oficial, una nueva vuelta de tuerca fiscal, esta vez dirigida contra los productores individuales agropecuarios, no pertenecientes al sector de la caña. Una nueva obligación tributaria vinculada a la llamada “Ley 113”, que va a provocar efectos muy negativos sobre los productores, que en definitiva, se trasladarán a los consumidores. Tiempo al tiempo.

En numerosas ocasiones, se ha señalado en este blog que no hay justificación alguna para establecer impuestos, tasas y contribuciones en un país que no es democrático, como Cuba. Precisamente, la diferencia entre las dictaduras y las democracias reside ahí, en el hecho que los ciudadanos, cuando pueden ejercer libremente su voto y elegir sus gobernantes desde la pluralidad y el respeto a los derechos humanos, ceden de manera voluntaria a los gobiernos parte de sus ingresos para que logren objetivos colectivos de bienestar social, distribución de la renta o crecimiento sostenible. En las dictaduras, como la castrista, donde el ciudadano carece de derechos políticos, la fiscalidad es un instrumento más al servicio de la represión gubernamental y un arma de los dirigentes para impedir que los derechos humanos económicos florezcan. Ni generalidad ni equidad son aspectos que funcionan correctamente en los sistemas tributarios cuando no existe libertad ni democracia.

En definitiva, Granma anuncia la “novedad” que para 2019 los trabajadores agropecuarios individuales, bien sea asociados o no al sector cooperativo, tendrán que empezar a pagar impuestos de acuerdo con la declaración jurada por los ingresos obtenidos en el presente año. Hasta la fecha, estos agricultores pagaban solo la retención del 5%, por las ventas a entidades que acopian sus manufacturas. Sin embargo, las autoridades, en su voracidad fiscal, entienden que este impuesto toca a su fin, y que ahora, justo en el peor momento en que escasean nuevamente alimentos y productos básicos, los agricultores deben pagar más, y hacerlo todos, sin excepción.

Así que desde el 8 de enero hasta el 30 de abril los productores individuales agropecuarios cubanos se verán sometidos al nuevo sistema tributario que les acecha, y solo se acepta una pequeña bonificación por pronto pago, si presentan la declaración jurada y pagan el impuesto antes del 28 de febrero. En Granma explican que esta nueva normativa fiscal lleva en preparación los últimos 12 meses, y que se había facilitado información a los productores para que estuvieran preparados para afrontar el nuevo escenario fiscal. No parece que esto haya servido para algo, toda vez que la situación de la oferta agropecuaria en Cuba deja mucho que desear, con cifras en claro descenso en la mayoría de producciones. Además, la preocupación de muchos cubanos por saber qué van a llevar a la cesta de alimentos, se encuentra bastante extendida, como anuncian informaciones procedentes de la isla. En todo caso, es conocido que más presión fiscal no suele ir acompañada de aumento de la oferta, sino de todo lo contrario, así que ya veremos si los “funcionarios e inspectores del gobierno encargados de explicar los cambios en la normativa” son capaces de remontar las deprimidas cifras de producción agraria, y sobre todo, las que se esperan.

En todo caso, no sería una mala idea que la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, que dice defender y representar los intereses de los productores agropecuarios, enfrentara este nuevo sistema tributario y que, al igual que los valientes boteros de La Habana plante cara a Díaz Canel. Tal y como están las cosas, igual dan marcha atrás, por mucha necesidad de ingresos que tenga el gobierno para financiar sus absurdos “gastos sociales”.

Y unos consejos para terminar esta entrada del blog. Los comunistas que dirigen la economía cubana deberían saber, de una vez por todas, que no se estimula un sector productivo por medio de la política fiscal, y de una serie de incentivos y de majaderas “escalas progresivas diferenciadas con el resto de los contribuyentes”. Nada de eso es así. Más bien todo lo contrario. La fiscalidad, sobre todo si es injusta y no democrática, distorsiona las decisiones que toman los productores, sobre todo cuando acompaña medidas que son sobrevenidas, y no sirve para potenciar la eficiencia y la productividad, ni tampoco, estimular el crecimiento de la producción. Es decir, que con este tipo de actuaciones, lo que va a ocurrir en los próximos meses es que se va a reducir la oferta de alimentos y al final, el régimen tendrá que salir a comprar urgentemente productos agropecuarios en el exterior, probablemente en EEUU y además, pagarlos al contado con liquidez y divisas que no tiene. La historia se volverá a repetir una vez más. Por desgracia.

Lo que hay que hacer es olvidarse de los impuestos, sobre todo cuando una economía es débil y lucha por abrirse camino, como ocurre en el sector agropecuario cubano. Esta fiscalidad antidemocrática que se practica en Cuba, no sirve para aumentar los ingresos. Año tras año se observa en la liquidación del presupuesto. Todo lo contrario. Tampoco es justo comparar el productor de malanga o ñame, que lucha por mejorar los rendimientos en su pequeña parcela, con el del productor de caña de azúcar, porque se trata de cosas tan distintas, que deben ser sometidas a un tratamiento igualmente distinto. En todo caso, la falta de caña para los ingenios a la que hacía referencia Machado Ventura hace días, puede tener mucho que ver con este escenario de confusión tributaria.

La economía cubana, su sector agropecuario, podría ser un potente estímulo al desarrollo económico y social de la isla. Pero se encuentra atrasado, débil y es incapaz de producir lo suficiente para alimentar a toda la población. Nada que ver con lo ocurrido antes de 1959. Con más fiscalidad, estos aspectos negativos tienden a aumentar. Lo veremos en próximos meses.

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