Ventas en divisas para el sector agropecuario: la fragmentación está servida

Elías Amor Bravo, economista

Granma se ha hecho eco en una nota de las ventas en divisas para el sector agropecuario, una modalidad de comercio en moneda libremente convertible (MLC) que desde septiembre del año pasado ha estado disponible para los productores individuales y empresas de la red mayorista, bajo el control del Grupo Empresarial de Logística del Ministerio de la Agricultura.

Con esta recién inaugurada venta a productores individuales y empresas en la red mayorista existente, Granma destaca que se ha logrado recaudar cerca de 300.000 dólares, unos 7 millones de pesos cubanos, "esfuerzo en el que se destaca la sucursal del centro comercial Río Cristal, en La Habana, por ser la de mayores ingresos". Todo un récord en 6 meses.

Recordar que esta actividad fue implementada por iniciativa del ministerio de economía, con el objetivo de “buscar alternativas a las dificultades provocadas por el recrudecimiento del bloqueo económico de EE.UU. contra Cuba y la falta de abastecimientos en sus redes de comercialización”.

El ministro de economía Gil la presentó durante su intervención en la Asamblea Nacional en el V período ordinario de sesiones de la IX Legislatura, con la presencia del mismo Raúl Castro, destacando que la medida es "un  buen ejemplo de que el régimen ha estado buscando de forma incansable alternativas para dar solución a los problemas económicos de escasez de oferta".

Allí fue donde Gil dijo que para producir más alimentos, el régimen entendía que resultaba necesario implementar la transformación del sistema de comercialización de productos agropecuarios, “fomentando la participación de varios actores bajo un régimen de legalidad e introduce incentivos para la producción, el acopio y la comercialización, en función de repercutir en el crecimiento productivo”.

El énfasis de la reforma ministerial se situó en la esfera comercial, añadiendo una opción adicional que permitía contratar trabajadores en los picos de cosecha, siembra, u otras actividades de esta misma naturaleza, sin que estas personas tuvieran que ser cuentapropistas.

Además, se anunciaron incentivos fiscales para estimular la elaboración y comercialización de alimentos y bonificar, con la aplicación de un tipo impositivo del 5%, el pago del impuesto sobre las ventas a las empresas municipales y provinciales de comercio y gastronomía, y al resto de las entidades por la comercialización minorista de las producciones de alimentos provenientes de las minindustrias.

Ni una sola referencia al régimen jurídico de los derechos de propiedad. Tan solo parches en la solución de un grave problema estructural que amenaza la alimentación de los cubanos.

En tales condiciones, el ministro presentó como medida estrella de su departamento “el inicio de las ventas mayoristas en moneda libremente convertible a la base productiva del sector”, actividad para la que se comisionaba al Grupo Empresarial de Logística del Ministerio de la Agricultura, que desde el 10 de septiembre procedió a la venta mayorista de insumos y de equipamientos agrícolas en sus establecimientos.

La operación empezó en 16 centros situados en las cabeceras provinciales; mientras la primera experiencia se realizó en 3 establecimientos localizados en La Habana, Villa Clara y Santiago de Cuba. Actualmente se encuentran en funcionamiento 7 centros comerciales y se prevé la apertura de 8 más.

De acuerdo con la información facilitada por Granma, además de las ventas de 300.000 millones de dólares, alrededor de unos 2.000 clientes han visitado ya los establecimientos de la red y se han formalizado 628 compras, de las cuales la mayoría pertenece a productores y solo 17 al sector empresarial. 

¿Qué significan realmente estas cifras? las ventas por 2 millones de pesos representan algo así como el 0,001% del PIB agropecuario, según datos oficiales de ONEI. Por otra parte, con la misma fuente, había en 2019 404.445 tenentes de tierras personas naturales, de los cuáles 275.262, arrendatarios de tierras. Los 2.00 clientes que han visitado las tiendas de la red son menos del 0,5% del total. Hace falta más marketing o tal vez la medida  llega solo a esos productores y no más. 

La nota informativa de Granma afirma que esta iniciativa “favorece a los agricultores privados, sobre todo porque les permite abastecerse de insumos con la agilidad necesaria”. Pues ya explicarán como se puede verificar ese favor, porque los datos no lo indican.

Entre los productos más vendidos, se encuentran los “electrodos, los neumáticos, las limas, las baterías, los machetes y los envases plásticos; además de los piensos, los fertilizantes y los plaguicidas”. Por otra parte, las demandas de nuevos surtidos incluyen “clavos de herrar, herraduras, cántaras para leche, bombas sumergibles, así como medios de cómputo y material de oficina, monturas y luminarias, entre otros renglones”. En todo caso, cuesta hacer una evaluación del impacto que estos insumos pueden tener para el fomento de la producción agropecuaria que la nación necesita.

Al cierre de diciembre último se contaba con 16 contratos firmados, de ellos 4 con las empresas importadoras Maquimport, Transimport, Metalcuba y Maprinter. Además, se encuentran en proceso de negociación 25 contratos que proporcionarán 32 nuevos renglones de producciones nacionales.Si estas operaciones se realizaran libremente por empresas privadas que mantuvieran contactos con suministradores internacionales, es casi seguro que el ritmo de la actividad sería muy superior a los 16 contratos, que suponen 2,6 contratos al mes.

¿Hay motivos para este triunfalismo oficial con esta medida? ¿Es esta una solución definitiva para el problema agropecuario de la economía cubana que no es otro que producir suficientes alimentos para la población? Hay dudas al respecto y los efectos pueden ser muy distintos de los buscados.

La historia verdadera de estas medidas comerciales es muy simple. El principal objetivo ha estado dirigido a conseguir que los productores agropecuarios que venden en divisas a la hostelería o a la Zona del Mariel, por ejemplo, reinviertan las divisas obtenidas para reaprovisionarse y ampliar sus capacidades, haciéndolo, en tiendas estatales y pagando en MLC que centrifuga el gobierno del sector privado, principalmente.

En definitiva, con esta medida el régimen crea un círculo cerrado en dólares para captar los ingresos en MLC obtenidos por la venta de productos, destinado a aquellos productores que tengan capacidad para hacerse con divisas por sus operaciones. La iniciativa deja al margen a los productores que realizan sus transacciones en la moneda nacional el CUP, si no consiguen dólares. Algunos analistas interpretaron la medida como un sistema comercial semejante al desplegado con las tiendas en MLC para el consumo de productos alimenticios, de aseo y equipamientos, destinado a drenar las escasas divisas que funcionan en la economía hacia la caja de estado.

Para el ministro Gil el objetivo es que “las divisas se utilicen eficientemente y aporten al desarrollo”, aunque ello vaya acompañado de importantes costes económicos y sociales, como por ejemplo fragmentar la oferta de los productores agropecuarios en función de su acceso a las divisas, y condicionar su eficiencia y productividad (que en buena medida depende de los insumos dispuestos) a la tenencia de dólares. Es muy sencillo. Los que realicen sus operaciones en pesos cubanos, se quedan fuera de este sistema de distribución comercial. Igual que aquellos trabajadores que solo acceden con sus suelos y salarios a pesos cubanos y no pueden acceder a las tiendas que venden en MLC. El agravio comparativo se traslada al campo cubano. Y con este mecanismo, anuncian un “récord” de ventas de 300.000 dólares desde septiembre. ¿Realmente vale la pena?

Del acta de aquella sesión en la Asamblea Nacional, en la que el ministro Gil presentó sus medidas, tan solo se recuerdan los elogios vertidos por el diputado Yusuam Palacios, reconociendo las circunstancias difíciles atraviesa la producción de alimentos, y poniendo “toda su esperanza en los resultados que se esperan de la implementación de esta estrategia, que se verterán en soluciones para el pueblo y su seguridad alimentaria”. Llegó incluso a aplaudir con entusiasmo y afirmar que esta política, la venta de insumos agrícolas en MLC, “resultaba vital para la salvaguarda de la revolución” a pesar de los obstáculos que se presenten. Ya tiene Yusuam los primeros resultados para felicitarse, si es que vale la pena.

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