A Diaz Canel le gusta Nueva York

Elías Amor Bravo economista 

Tremendo espectáculo el que ha ofrecido Díaz Canel paseando por las calles de la Gran manzana en Nueva York. Nadie puede negar que al dirigente comunista cubano no le guste viajar por el mundo. A lo largo del último año, ha estado de visita en más de diez países y de todos ellos se recuerda el impacto, de la escasa gente que saludase al dirigente comunista cubano por las calles, todo lo más eran eventos a puerta cerrada.

Pero esta no es la cuestión que nos ocupa en esta entrada del blog. Si los lectores del mismo recuerdan, decíamos que nos llamaba poderosamente la atención la falta de público en aquellas paradas por Argelia, Turquía, China o incluso en Rusia, donde se inauguró la ridícula estatua de Fidel Castro. Todo lo máximo, Díaz Canel y su séquito eran el objetivo de las fotografías de la prensa estatal, pero nada de gente por las calles, saludos, populismo y demás como en el vecino del norte.

De pronto, en Estados Unidos, la propaganda castrista ha movido ficha para presentar a un Díaz Canel exultante, feliz, dicharachero y no sé cuántos calificativos más, y sobre todo, los reportajes han roto con aquella imagen de aislamiento proyectada en otros viajes recientes.

¿Es que tanto le gustan la calles de Nueva York al dirigente comunista? Ponte duro cubano, que tu estás en Nueva York, decía la guajira. ¿Acaso es cierto lo que dice la prensa comunista que allí “se respira el amor por Cuba” y que extendió a la gente una “mano amiga y agradecida del pueblo”?

Cuidado, que aquí hay de todo. Desde el eterno complejo de los dirigentes castristas por no llegar a alcanzar al creador del régimen político. Conviene recordar que Fidel Castro en su viaje a Nueva York en el hotel Theresa tuvo amplia acogida mediática. Pero que nadie se equivoque. En aquella fecha, fue la prensa y radio de Estados Unidos la que se volcó con Castro. Ahora son los plumillas del régimen los encargados de documentar la falsa épica.

De lo que no cabe la menor duda, por lo visto y leído, es que Díaz Canel se sintió feliz en Nueva York, en el gran enemigo de la revolución, y así se le pudo observar cuando salió a la esquina de Lexington y 38, frente a la misión cubana en esa ciudad. La prensa estatal comunista habló del “apoyo a la obra humanista de la Isla por parte de los allí concentrados", pero no dijo gran cosa de su procedencia corporativa y los suelos cobrados por los directivos de las organizaciones que allí se congregaron. En cierto modo, entidades que defienden las mismas ideas políticas trasnochadas de Díaz Canel y se financian por medio de subsidios procedentes de organismos internacionales, porque apenas generan valor con sus actividades. Lo mismo que Cuba.

La cuestión es que de debe reconocer que en otros viajes nunca se había visto este Díaz Canel populista, que saluda a la gente, se hace fotos, invita a adinerados a invertir en Cuba y se deshace en halagos con la presidencia del G77 más China que ostenta. Elegir Estados Unidos y Nueva York para ello tiene una clara finalidad. Además, se ve que al dirigente comunista le gusta esa proyección internacional que, curiosamente, no se traduce en más dinero fresco para la Isla, es decir, inversiones y préstamos para cerrar el agujero de la balanza de pagos. Pero ya se sabe que los comunistas tienen una concepción de la economía muy alejada de la realidad y que en estos asuntos, navegan en el éter en busca de los objetivos políticos e ideológicos, que son los que mueven su comportamiento.

La crónica de esta salida de Díaz Canel por Nueva York publicada en la prensa estatal comunista de Cuba tenía claros sus objetivos mediáticos, aunque en realidad todo fuera mentira. Por ejemplo, qué curioso que de las muchas cosas que podrían haber puesto en la agenda del dirigente comunista, lo más destacado fue una conversación con personal de la Salud en Estados Unidos. 

No trascendió lo dicho, pero el comunista quiso confrontar las posiciones distintas que separan a ambos países en la provisión de este servicio, para lanzar finalmente un mensaje inquietante en la red X según el cual, "cuando conversamos con los homólogos cubanos, todo parece posible entre nuestros países”. No está claro si esto es mejor o peor que los ataques encarnizados contra el bloqueo.


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