Las terapias de choque europeas y la economía castrista


Elías Amor Bravo, economista

Castro ha dicho en la Asamblea nacional que “en Cuba no permitiremos terapia de choque” y que “la actualización del modelo económico de la isla seguirá sin prisa pero sin pausas”.

Ya quisiera él para un día de fiesta. Es como comparar un caballo con una hormiga, salvando la distancia. El fantasma que agita el régimen castrista para referirse a las “terapias de choque al estilo europeo” se aplican a economías que tienen una problemática específica, cuyo análisis ahora no toca, pero que, en modo alguno se parecen a lo que he dado en llamar la “economía castrista”, ese artefacto ineficiente en el que la ausencia de derechos de propiedad y la injerencia del estado en la economía impiden la racionalidad y eficacia económica.

Querer aplicar esas políticas de ajuste a la economía castrista sería, simplemente, suicida. A nadie en su sano juicio se le podría ocurrir tal cosa.

Para Cuba se necesitan otras actuaciones mucho más urgentes y necesarias si se quiere mejorar esa “credibilidad internacional” de la que tanto se habla. Y no parece que vayan por ahí los pasos que está dando la llamada “revolución”.

Si se me permite, apuntaré algunas de las ideas que son necesarias para reconducir la situación de la economía hacia mayores niveles de productividad y eficiencia. Lo he expuesto en otros trabajos, pero dadas las fechas en las que nos encontramos, se podría interpretar como un regalo navideño, hecho con todo el corazón.

Lo primero que se debe hacer es crear un marco jurídico estable y predecible para la actividad económica. No hay nada peor para el funcionamiento eficiente de una economía que la discrecionalidad en las decisiones públicas, la intervención desmedida y el exceso de burocracia. Ello requiere un nuevo marco jurídico y constitucional en el que se amparen instituciones que existen en otros países, y que son la base de la confianza y el respeto a los acuerdos entre particulares, esencia del funcionamiento económico.

¿A qué me refiero con este marco estable? Muy sencillo, ¿a normas como el código de trabajo que se ha aprobado? En absoluto. No es el marco más adecuado para un clima favorable en las relaciones capital trabajo. Otro aspecto que crea numerosas dudas: la eliminación de la dualidad monetaria. No es posible prever el futuro, ni siquiera en el muy corto plazo, con este tipo de incertidumbres.

A continuación, se tiene que reducir el peso abrumador del estado en la economía. No tiene sentido una economía en la que prácticamente el 90% del PIB procede de la actividad estatal. Se tiene que avanzar hacia una amplia privatización de las actividades productivas, comenzando por la agricultura, donde los contratos de arrendamiento y cesión de tierras ya se ha visto que no sirven para mejorar la producción, y continuando hacia el sector servicios, la construcción y las manufacturas ¿Quiere ello decir que se deben suprimir todas las empresas estatales? Por supuesto que no. Podrán existir aquellas que sean competitivas y no dependan de monopolios creados por el poder político.

Esto quiere decir que el actual modelo de cuentapropistas tampoco es una solución, ya que se ha concentrado en un reducido número de actividades que tienen escasa relación con el conjunto de la economía. En el proceso de privatización, el estado puede reservarse una parte de las empresas, nunca la mayoritaria, y deben ser los agentes privados los que se encarguen de gestionar y producir los bienes y servicios de la economía.

Después, se deberá ordenar el sistema tributario porque el estado, como en cualquier otro país del mundo, necesita recursos para ejecutar sus funciones. Recursos suficientes para mantener un sistema educativo y sanitario público, eso sí, compatible con el privado, facilitando la entrada a la actividad de los particulares en estos servicios. Los ingresos del estado se deben obtener mediante impuestos sobre la renta, beneficios y consumo, como en el resto de países, y en ningún momento sobre las actividades exportadoras para facilitar el libre comercio.

El régimen se debe olvidar de exigir a las empresas el cumplimiento de cualquier tipo de acuerdo o contrato previo establecido por mecanismos de coacción, y sólo se aceptarían los que se firmen de mutuo acuerdo por las partes. Las empresas podrán libremente decidir lo que van a producir y vender, sin restricción alguna.

Sin esos ingresos tributarios, año tras año la economía registrará déficits que serán tanto más elevados cuanto menor sea el crecimiento económico. La previsión para 2014 es aterradora, con un déficit en términos de PIB que quedará situado, según el régimen, en el 4,7% una magnitud desproporcionada, que se pretende financiar con emisión de moneda, en un 30% y el recurso al crédito bancario, el 70% restante. Ya se verá si dicha ejecución es factible, dado el modesto grado de desarrollo del sistema crediticio en la Isla, marginado durante décadas por la llamada “revolución”.

Además, de nada sirve que se dedique el 49% del gasto público a “servicios sociales” si las transferencias a empresas estatales improductivas vuelven a experimentar un crecimiento del 22% que es prácticamente 5 veces más de lo que aumenta el conjunto de los gastos o la canasta normada se lleva casi 3.000 millones de CUP. Una vez más, el gasto improductivo se comerá al que resulta necesario, el que va destinado a as infraestructuras públicas, cuyo atraso, destrucción y obsolescencia, sitúan a Cuba en los puestos más bajos del mundo.

Más adelante, cuando se comience a estabilizar la economía bajo el nuevo modelo, se tiene que abrir plenamente al exterior, facilitando una penetración de capital extranjero basada en un modelo distinto al que emplean actualmente las autoridades, en el que los cubanos, bien agrupados bien individualmente, puedan asociarse con los foráneos en joint ventures y proyectos de I+D+i que beneficien la transferencia de tecnologías del exterior a la Isla, promoviendo así la plena inserción de la economía en la globalización.

Sin estas decisiones cruciales para el futuro del país, las cifras de crecimiento económico no repuntarán al alza, impidiendo a Cuba recorrer las distancias que la separan del resto de países de América Latina en términos per cápita. No son aceptables crecimientos del 2,2% para 2014 cuando se registran cifras muy superiores en el resto de la región. Tampoco se puede aceptar que de una previsión del 3,6% planificada para 2013, se termine registrando un modesto 2,7% que posiblemente será inferior. ¿A quién exigir responsabilidades por esa pésima gestión de la economía? 

Con crecimientos económicos tan mediocres, difícil será que la inversión extranjera acuda a la isla, incluso a megaproyectos como el Mariel, cuya viabilidad es cuestionable en las condiciones actuales. La financiación internacional no depende de las ayudas oficiales, ni tampoco de leyes diseñadas de acuerdo con sus objetivos. De una vez por todas, hay que darse cuenta que en la globalización, la inserción de una economía como la castrista, depende de qué se puede ofrecer a esa corriente mundial de bienes y servicios. La evidencia es ciertamente muy limitada en las actuales condiciones.

Puede estar tranquilo Raúl Castro. No necesitará agitar el fantasma de las “terapias de choque a la europea” para su economía. Nadie se lo pide. Si realmente quiere contribuir a la prosperidad de los cubanos, la agenda a desarrollar es bien distinta. Por desgracia, no es lo que observamos en los “lineamientos”. Ojalá que tomen buena nota.



Comentarios

  1. en los ultimos 5 anos el pib de cuba ha tenido un crecimiento de12.3%, un 2.46% promedio cada ano.
    Ahora un crecimiento de 2.5% cada ano es un buen crecimiento,si se compara con aquello de espana, italia, grecia, portugal y alemania. El pib italiano en 5 anos gracias a la austeridad ha sido un -7.6%, en alemania 4.9%., en grecia -20%.

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    1. Es cierto lo que señala, pero le hago una observación. Dados los desiguales niveles de renta percápita, la economía cubana debería crecer más para reducir sus diferencias. Por supuesto que Europa crece menos pero su nivel de PIB por habitante es muy superior al de Cuba. La política económica debería orientarse a corregir esas diferencias. Gracias

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