A recaudar con los trabajadores
Elías Amor Bravo, economista
No cabe duda. La ZED del Mariel se va a convertir en un gran negocio para las arcas del estado castrista. Poco importa que se venda o no un suelo cuyo propietario real pueda ser distinto de quién lo oferta y lo pague. Estas son cuestiones importantes, sobre las que tendremos ocasión de volver, pero no parecen entrar en este análisis. La cuestión es cómo sacar tajada de la parte más débil, es decir, de los trabajadores. Y sobre esto, ya se han dado los primeros pasos también.
Algunos analistas han destacado cómo la escasez de recursos financieros ha llevado al régimen castrista a ofertar, a nivel internacional, los servicios de sus profesionales, que son enviados en falsas misiones de cooperación, con un objetivo claramente recaudatorio.
La aplicación de esta política a la ZED del Mariel tiene su plasmación en varias resoluciones publicadas en la Gaceta Oficial de la República en su edición extraordinaria No. 23, de ayer 7 de mayo.
Ahí se señala al respecto que los trabajadores contratados “por las empleadoras designadas para prestar servicios de suministro de fuerza de trabajo a entidades —concesionarias y usuarias— ubicadas en la ZED Mariel deberán tributar al fisco el 5%, cinco por ciento, del salario y otras remuneraciones que califiquen como tal, por concepto de impuesto sobre los ingresos personales”.
Y añade a continuación, “a fin de facilitar el cumplimiento de este deber, las entidades empleadoras retendrán ese impuesto en ocasión de cada pago a los trabajadores, y lo aportarán al presupuesto de la nación dentro de los 20 primeros días siguientes al mes en que efectúen las retenciones”.
Un 5% de ingresos personales. No parece mucho. Pero sigamos sumando. Se determina en otro 5% «el tipo impositivo de la Contribución Especial a la Seguridad Social» a abonar por los trabajadores.
Dicho de otro modo. Alrededor del 10% del salario convenido se va en dirección a las arcas del estado, por la aplicación de estas normas.
Pero hay más. En la ZED Mariel, el pago del salario al trabajador no se realiza por la empresa en que presta sus servicios, sino por parte de la entidad empleadora cubana. Y además quienes «laboren en la ZED recibirán, por sus servicios, el 80% de los ingresos salariales pactados entre las agencias empleadoras y los usuarios o concesionarios». Esto quiere decir que el trabajador percibirá menos de lo que aparece en su contrato, y no tendrá más remedio que aceptarlo, porque en caso contrario, la agencia empleadora no lo contratará por muy valiosos que sean sus servicios y sus competencias profesionales.
No hemos terminado aún. En su momento, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, fijó en 10, el «coeficiente a tener en cuenta para el pago a los trabajadores por la entidad empleadora cubana designada para suministrar fuerza de trabajo a los concesionarios y usuarios extranjeros de la Zona Especial de Desarrollo Mariel» Los trabajadores tendrán que adaptarse a una tasa de cambio de 10 pesos por dólar del salario correspondiente, cuando, por ejemplo, a diez kilómetros de distancia, ese mismo coeficiente es de 24 pesos por dólar.
Pongamos el mismo ejemplo. De una forma u otra, un trabajador que tenga una retribución de 1.000 dólares por su trabajo (que equivalen al cambio actual que impera en la economía, a 24.000 pesos) en una de las empresas que se establezcan en el Mariel, se encontrará que finalmente recibirá en manos alrededor de 7.200 pesos. Lo toma o lo deja. Dicho de otro modo, el 30% de su salario se va por otro camino hacia las arcas del estado castrista. Se podría pensar que es poco, comparado con los niveles impositivos que existen en otros países, e incluso con otros trabajadores de la economía castrista cuyos salarios son claramente inferiores y no llegan ni al 4% de esa retribución.
Pero es que lo gracioso de este cálculo es que ese mismo trabajador, en un hotel de La Habana por ejemplo, podría estar obteniendo por su salario 21.600 pesos, después de pagar los impuestos personales y la seguridad social, porque no tiene la agencia empleadora por medio y puede sacar el cambio por su dinero que rige en la economía real.
Cabría preguntar a las autoridades, ¿Saben las consecuencias que tienen estos experimentos? ¿Pero es que han pensado bien lo que están haciendo? ¿Es que nadie va a protestar?
Comentarios
Publicar un comentario