El régimen castrista llega tarde y mal a las inversiones extranjeras
Elías Amor Bravo, economista
Al final se cumplieron
las previsiones lúgubres. La Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL) ha anunciado que los flujos de inversión
extranjera directa (IED) hacia América Latina y el Caribe se
redujeron 16% en 2014 alcanzando un importe de 158.803 millones de
dólares. En esencia, este resultado da un giro de 180º al
crecimiento de la última década, y ya se proyecta un nuevo descenso
para 2015.
Cierto es que a nivel
internacional, la IED descendió también un 7% en 2014, pero los
flujos hacia los países en desarrollo crecieron un 5%,
concentrándose principalmente en Asia. En ese sentido, el resultado
de América Latina se puede considerar bastante preocupante, ya que
rompe con la tendencia expansiva que comenzó en 2003 y se extendió
hasta 2013, cuando la inversión extranjera pasó del nivel de 46.937
millones de dólares a los 189.951 millones de dólares en términos
nominales.
Estos resultados
confirman, una vez más, que la economía castrista actúa con
retraso ante los procesos económicos internacionales y lejos de
sacar provecho de la etapa expansiva de la década anterior, su gran
proyecto para el capital extranjero, la ZED de El Mariel, nace en el
peor momento posible, al menos si se tienen en cuenta los datos de
CEPAL. No es extraño que hasta la fecha, tan solo unas "cinco
empresas" se hayan interesado por la infraestructura castrista.
Posiblemente, no lo harán muchas más.
CEPAL reconoce en su
Informe que “las políticas de los países de América Latina y el
Caribe no deberían orientarse a recuperar los montos de inversión
extranjera directa alcanzados en la última década, sino a atraer
aquella IED que contribuya a la diversificación productiva”, y aun
cuando podemos estar relativamente de acuerdo con esta posición,
cabe preguntarse qué tipo de diferenciación productiva se pretende
en El Mariel, concentrando en ese espacio inversiones extranjeras para ser
directamente controladas por el régimen. Y desde luego, nada que ver
con la necesaria coordinación de la IED con políticas industriales
y estrategias nacionales de desarrollo basadas en la igualdad y la
sostenibilidad ambiental que menciona CEPAL.
Brasil, que ha jugado
un papel muy destacado en El Mariel, continúa siendo el principal
receptor de inversión extranjera directa en América Latina y el
Caribe. Como segundo, después de Brasil, se ubica México,
con entradas por 22.795 millones de dólares en 2014, 49% menos que
en 2013. Ambos países han avistado recientemente procesos de
cooperación de sus economías. A algo más de distancia, Chile
recibió 22.002 millones de dólares, mientras que Colombia recibió
16.054 millones de dólares (manteniéndose estable) y Perú 7.607
millones de dólares (18% menos que en 2013).
Cifras que puestas
encima de la mesa confirman la débil posición de la economía
castrista para poder atraer capitales, incluso comparándose con
otros países más pequeños. Llega tarde. Idealmente, la nueva
política de atracción de inversiones extranjeras en Cuba debería
servir para dar informaciones periódicas de las mismas y superar así
la oscuridad informativa que existe en este ámbito, como en otros
muchos de la estadística oficial.
Si se observa con más
detalle el Informe de CEPAL es posible obtener otras conclusiones de
interés sobre el futuro de las inversiones extranjeras en Cuba.
Destaca CEPAL que la mayor parte de los proyectos en América Latina
se han dirigido al sector servicios, con un aumento del 47%, la
industria con un 36% se ha mantenido estable, en tanto que los
recursos naturales caen fuertemente un 23%. Ante esta singular
distribución del capital extranjero por sectores, cabe preguntarse
qué servicios o manufacturas ofrece la política de inversiones
extranjera diseñada por el régimen castrista en su “famoso”
Catálogo de proyectos, otro intento de dirigir y controlar al
capital extranjero. Mal, muy mal lo tienen para despertar interés,
porque la economía castrista, salvo el turismo casi todo en manos de
cadenas extranjeras, tiene bastante poco que ofrecer. No se ha
preparado adecuadamente para modernizar su estructura productiva. Ya
veremos quién se puede interesar y en qué.
A pesar de la presencia
de China, la realidad es que el capital procedente de Asia apenas
representa un 6% del total, siendo Europa (principalmente, los Países
Bajos) y Estados Unidos los principales inversores en la región. De
Holanda son conocidos sus intereses en la economía castrista,
limitados a recursos naturales. De Estados Unidos habrá que ver si
el diálogo iniciado por Obama se traslada a resultados concretos en
materia de inversiones. De China, no creo que se pueda esperar mucho,
salvo créditos blandos y alguna subvención. Así están las cosas.
No dan para más.
Sobre todo, se destaca
en mi opinión que la economía castrista se encuentra alejada de las
grandes corrientes inversoras de la Región, las translatinas, las
multinacionales de América Latina, han reducido sus inversiones, como Odebrecht, baluarte de El Mariel,
después de haber promediado 45.000 millones de dólares por año
entre 2010 y 2012.
Por último, el Informe
de CEPAL presta especial atención a la IED recibida por el Caribe,
donde los flujos son mucho más significativos que en el resto de
la región como proporción del producto interno bruto (PIB). El
documento explica que los países caribeños entregan diversos
incentivos a las empresas para atraer IED, entre ellas, exenciones de
impuestos a la renta y de tasas aduaneras, por lo que se recomienda
revisar la utilidad de estos beneficios en el marco de una política
coordinada de promoción. Una advertencia que, si bien no está
dirigida de forma expresa al régimen de los Castro, sí debería
servir para tomar nota, si se tiene en cuenta que la ley de
inversiones extranjer castrista se basa principalmente en este tipo de diseños
de incentivos y beneficios fiscales variados. Otro ejemplo de que las cosas no se están
haciendo bien.
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