Las diez preguntas que debe hacerse el régimen castrista en el siglo XXI

Elías Amor Bravo, economista
 
Un interesante artículo de Juan Gorchs, CEO de Atomic Internet, en el periódico El Economista, titulado “Las diez preguntas que todo gobierno debería hacerse en el siglo XXI”, ofrece un interesante marco de diagnóstico para la economía castrista. Este trabajo pasa revista a los siguientes indicadores.

1. Dependencia tecnológica
Esta es una cuestión fundamental porque, como ya he señalado en algún trabajo anterior, la dependencia tecnológica va a condicionar el tipo economía y sociedad del futuro en el marco de la sociedad de la información y la tecnología digital. Un país en que internet es inexistente y se encuentra excluido de los hogares, no parece que pueda ocupar posiciones de vanguardia tecnológica.

2. Formación
Otro aspecto controvertido. El régimen se ha empeñado en presentar como uno de los “milagros” de la llamada revolución la educación en la Isla. Los informes de desarrollo humano de Naciones Unidas dan testimonio de ello cada año. La pregunta es ¿realmente está preparada la economía castrista para que sus trabajadores puedan innovar y desarrollar modelos de negocio basados en las nuevas tecnologías? Muchos empresarios extranjeros que se establecieron en la isla tras el derrumbe del muro de Berlín y durante el llamado período especial, constataron el bajo nivel de cualificación laboral de la población. No parece que haya mejorado.

3. El PIB
La controversia sobre la medición del PIB de la economía castrista empezó en 2011, y a pesar de que los informes internacionales se hacen eco de las magnitudes ofrecidas por el régimen, muchos analistas se resisten a aceptar ese cálculo de 80 mil millones de dólares en una economía en que circulan dos monedas y las transacciones se realizan indistintamente. Y si la magnitud cuantitativa es objeto de controversia, su composición no lo es menos. ¿Qué porcentaje de ese PIB se corresponde con actividades con capacidad tecnológica de generar valor añadido? ¿Qué volumen de producción tiene su origen en la tecnología digital, en las innovaciones y las exportaciones competitivas y sostenibles?Cuestiones que plantean un escenario de incertidumbre,

4. Impuestos
El sistema impositivo del régimen castrista es profundamente injusto, asimétrico y está mal definido, si se tiene en cuenta que recae, principalmente, sobre los nuevos cuentapropistas y arrendatarios de tierras que tratan de poner en marcha sus negocios. La detracción de recursos que hace el estado del valor generado por las empresas de su titularidad, lejos de actuar como un impuesto, deteriora la vitalidad y supervivencia de empresas que precisan ayudas del estado para poder funcionar. Hay que prestar atención a estas cuestiones porque el modelo es inapropiado.

5. Pensiones
El envejecimiento de la población en Cuba, muy superior a otros países del mundo, supone un reto para el pago de pensiones de una población cada vez más numerosa. Las pensiones medias son muy bajas y claramente insuficientes para atender las necesidades básicas de consumo. Lo peor de todo es que no existen modelos alternativos y el régimen carece de respuestas para diseñar una estrategia para los próximos, digamos, 15 o 20 años.

6. Empleo
¿Qué tipo de empleo necesitará la economía de Cuba en los próximos 15 o 20 años?, ¿ha pensado el régimen que muchas ocupaciones existentes pasarán a ser plenamente automatizadas, sin un estadio intermedio, como en otras economías? Ya se ha señalado que el nivel de cualificación laboral de la población es bajo y no existe motivación salarial para la mejora profesional. Hay que pensar que va a ocurrir en Cuba cuando las empresas pidan perfiles laborales más tecnológicos directamente relacionados con la robotización. La estructura del empleo en Cuba será muy distinta en el curso de los próximos 15 años y el desempleo masivo y estructural se puede convertir en una de las peores herencias del actual régimen.
7. Cambio climático
Las consecuencias del cambio climático sobre una geografía sensible a fenómenos meteorológicos de gran efecto destructivo, como ciclones y tornados, debería preocupar a las autoridades, sobre todo si se pretende apostar por un modelo de turismo sostenible que ofrezca a los visitantes un entorno ambiental de calidad. El cambio climático y sus consecuencias, con los efectos sobre la producción agropecuaria, las cosechas, la silvicultura, definen un horizonte de preocupaciones que se debería atender igualmente cuanto antes.

8. El comercio
¿Cuál es el papel de la economía castrista en la división internacional del trabajo y en la economía mundial? ¿Hay alguien que se preocupe por incorporar bienes y servicios con alto contenido tecnológico al comercio exterior? Parece que no, y lo peor: no se está aprovechando el efecto beneficioso del e-commerce sobre la actividad de los nuevos cuentapropistas como conscuencia del bajo nivel tecnológico existente en el país.

9. La banca
¿Qué tipo de banca y sistema financiero existen en Cuba? ¿Hay recursos procedentes del ahorro que permitan la financiación de inversiones y la generación de empleo, o es que todo pasa por el estado? ¿Qué margen puede tener la banca extranjera para ofrecer servicios a los nacionales? Ni siquiera se han producido avances en la digitalización de los servicios de la banca, equivalentes a los de otros países, de nivel de desarrollo inferior. ¿Cómo compran, se financian y endeudan los cubanos, y sobre todo, con quién y en qué condiciones?

10. La energía
¿Cómo influye el cambio de modelo energético que se avecina ? Está claro que el petróleo no es la opción de futuro, no porque no haya, sino porque contamina. ¿Qué tipo de consumo energético se realiza en la Isla? Cualquier análisis de los datos de transporte pone de manifiesto que el camión, el medio de transporte menos sostenible y más contaminante, ocupa un papel principal en la circulación de mercancías del país. ¿Cómo influirá el cambio climático en la sociedad y economía? La prospección de las nuevas energías renovables, menos contaminantes que se ha realizado con la llamada cartera de inversiones para atraer capital extranjero, no parece de interés para los extranjeros.

Lo anterior es un decálogo de urgencias. Prioridades a las que no se está prestando la debida atención. Basta observar el énfasis que otorga el régimen a la inversión privada que desea atraer a la isla, para detectar los “agujeros negros” hacia la innovación tecnológica y los nuevos modelos de negocio y de producción. En este caso, el castrismo, durante sus 57 años de existencia, no ha tenido el problema de los gobiernos que piensan en el corto plazo, pero da la sensación que el tiempo se les ha escapado entre las manos, encerrados en una burbuja gaseosa desde mediados de los años 50 del siglo pasado. La culpa ha sido de otros. El embargo de EEUU. Eso es lo más fácil. La realidad es que no han sido capaces de abandonar esa “burbuja” ideológica por miedo a reconocer el fracaso a la hora de cimentar una economía capaz de, digamos, alimentar a su población con la producción interna. Un absoluto fracaso.

La gran cuestión es: ¿qué debe hacer el gobierno de Raúl Castro? ¿qué debe hacer el que venga después del próximo congreso comunista, si es que algo cambia? La respuesta no es otra que ponerse las pilas y tratar de girar el modelo en 180º para que la gran mayoría de los cubanos pueda disfrutar de una mejor calidad de vida, y no tengan que emigrar.

Reflexiones como éstas deberían servir para orientar los trabajos de esos estrategas que andan dando vueltas a un plan para los próximos 30 años, una noticia que hace unas semanas se divulgó por los medios oficiales y desapareció tan pronto como se publicó. No me extraña. Pensar en los próximos 30 años con un modelo basado en la empresa estatal socialista, la propiedad colectiva de los medios de producción, la ausencia de mercado y de derechos de propiedad como instituciones económicas, tiene poco sentido. Es perder el tiempo.


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