Las peores señales desde la política monetaria
Elías Amor Bravo economista
Ya se sabía que la Tarea
Ordenamiento está siendo un desastre absoluto con el descontrol de la inflación,
del tipo de cambio del peso en el mercado informal, las insuficientes
exportaciones, el aumento del déficit estatal y el desajuste de precios relativos provocado por el aumento de
salarios sin respaldo de productividad.
Pero el régimen, no contento con destruir las bases coyunturales de la economía, prosigue los daños. Ahora con el anuncio de ayer, del Banco Central, sobre el canje del efectivo en CUC, y sin previo aviso, tras la aprobación por el consejo de estado de un decreto-ley, se decide ampliar por 180 días, a partir de su entrada en vigor, el plazo para que las personas naturales acudan a las sucursales bancarias seleccionadas a cambiar los pesos convertibles (CUC) por pesos cubanos. Al mismo tiempo, se amplia hasta la misma fecha, 30 de diciembre, la vigencia de las cuentas bancarias a la vista, depósitos a plazos fijos y certificados de depósitos en CUC de los ciudadanos. Una decisión cuanto menos controvertida.
Decisiones que, sin ser
trascendentales, van a suponer un cambio en las expectativas de los agentes y vienen
a arrojar sombras de duda e incertidumbre en un proceso del que hace un mes,
Murillo decía que iba viento en popa, toda vez que se había retirado, según
dijo, el 80% del papel en CUC para su cambio en pesos. Si las cosas iban tan
bien, ¿Qué ha llevado al régimen comunista a ampliar los plazos del proceso,
que no es otra cosa que reconocer que hay problemas? ¿Miedo al ridículo más
espantoso? ¿Temor a un grave estallido social? ¿Tal vez las dos cosas?
No conviene olvidar que
la clave de bóveda de la Tarea Ordenamiento fue precisamente unificar las dos monedas
de curso legal que circulaban por Cuba, desde que a Fidel Castro le llegó la
ocurrencia de crear el CUC para reducir el proceso de dolarización de la
economía a comienzos de este siglo. Desde que llegó el petróleo de Venezuela, que
fue el bálsamo que permitió la recentralización de la economía, la experiencia
del CUC fue muy rentable para los comunistas cubanos, como instrumento de
recaudación y centrifugación de divisas. Más o menos, lo que ahora no tienen.
La decisión del Banco
Central llega en un momento convulso, en que las autoridades han
establecido la prohibición del ingreso de dólares en efectivo en las cuentas y
han fijado un rocambolesco procedimiento para convertir los dólares en CUP por
las entidades de capital 100% cubano. De modo que no se comprende bien qué se pretende
con todo esto, y se generan no pocas dudas con respecto a su justificación e
intenciones.
Veamos. La ampliación de plazos para el canje, que ya estaba prevista en su momento, tampoco introduce cambios en el
diseño de actuación de los titulares de estas cuentas, que al igual que antes, tendrán
la posibilidad de decidir si convierten la cuenta a pesos cubanos u optar por
la inmovilización de su dinero con el denominado certificado de depósito en divisas, según las condiciones establecidas para este nuevo producto. No se han
facilitado datos oficiales de los depósitos en CUC que se han transformado
a pesos cubanos, así como tampoco del capital inmovilizado en los certificados
de depósito. Desde aquí pedimos al gobierno transparencia en estas
informaciones, ya que ello permite calibrar el alcance operativo del sistema financiero
cubano para salvar un proceso tan complejo como el que se encuentra inmerso.
También el Banco Central
ha aplicado esta decisión de extender los plazos a los colaboradores, a cuyas
cuentas bancarias se les aplica la bonificación del 30% para la compra en
establecimientos comerciales, y, en este caso, podrán solicitar, desde la
cuenta en pesos cubanos, convertir total o parcialmente el saldo que tenían al
cierre de diciembre de 2020 en sus cuentas en CUC, al
certificado de depósitos en divisas, con las características anunciadas de
inmovilización y disposición solo en el momento que cambien las condiciones
actuales de falta de divisas, que tal y como van las cosas, no parece tener
arreglo a corto plazo.
Estas medidas significan
que el Banco central quiere seguir manteniendo inmovilizado y bajo su control el
mayor volumen posible de dólares que pudieran generarse de los depósitos en CUC, para que no salgan a la calle y se puedan
cotizar en el mercado informal. Una decisión que, obviamente, perjudica a los ciudadanos
de a pie, sobre todo los titulares de las cuentas, si precisan de los dólares para
las múltiples, variadas y numerosas necesidades que existen en Cuba de esta
moneda.
Como consecuencia de
autorizar menos dólares en circulación, el precio del dólar con respecto al
peso subirá y los precios en pesos cubanos de los productos se verán afectados
por ello, sobre todo los que se comercialicen en los mercados informales.
La decisión de mantener
el canje de los CUC por los CUP seis meses más, que estaba igualmente prevista,
es más difícil de justificar, sobre todo si se creen los datos ofrecidos por Murillo
hace unos días. Lo cierto es que mucho antes de que comenzara la Tarea
Ordenamiento, los cubanos ya se estaban desprendiendo del CUC porque sabían que
la moneda había perdido todo su valor para transacciones y como depósito de
valor. Visto en esta perspectiva, alargar el plazo supone forzar a los titulares de las cuentas a cambiar a CUP los saldos, olvidarse de los dólares, y la necesidad de acudir a los mercados informales de cambios si precisan los dólares, pagando mucho más por ello.
Ahora con el canje
alargado en seis meses más, las autoridades quieren hacer desaparecer hasta el
último centavo en CUC. De hecho, han anunciado una serie de normas jurídicas
según las cuales, a partir del próximo 1ro. de julio, el efectivo en CUC ya no se
recibirá en las tiendas ni establecimientos comerciales. Y esta decisión, una
vez más, perjudica al cubano de a pie, porque supone continuar el proceso de
inyección de papel moneda que significa el canje de 1x24, y que se debería haber
resuelto lo antes posible para evitar impactos inflacionistas y arraigo de expectativas
alcistas en los precios.
En realidad, el mayor perjuicio lo tienen los cubanos que esperaron y que cambian ahora sus tenencias de CUC por CUP, y que observan con preocupación y alarma que el poder de compra ha bajado y que con los mismos CUP que en enero se puede acceder a muchas menos cosas que antes, incluido dólares en el mercado informal. Y ante este escenario, el gobierno preocupado por sustituir al dólar por el euro. Cualquier cosa menos velar por los intereses generales.
De modo que, vista en esta perspectiva, el Banco
Central ha tomado una decisión, que equivale a dos, que afectan en mayor medida
al cubano de a pie que los dirigentes del régimen, de las empresas estatales o
del sector presupuestado. Día a día, el régimen va limitando y cercenando los
espacios en que se movían los dólares en la economía cubana, propiciando su escasez
relativa, lo que encarecerá más aun su valor.
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