Garantía de material escolar, canasta normada, ,.. pero ¿y qué pasa con la seguridad social?

Elias Amor Bravo economista

La prensa oficial castrista viene cargada de noticias que informan de que se han asegurado el uniforme escolar y la base material de estudio en la educación general, y se anuncia a bombo y platillo que se garantiza la canasta familiar normada en septiembre, según los per cápita vigentes, y se aseguran las entregas de arroz, frijoles, azúcar, sal y aceite, iniciando las ventas de forma parcial en un grupo de municipios, y existe disponibilidad de estos productos en el país.  

En un verano difícil, el régimen trata de salir al paso a los apagones, que a pesar de lo que diga Díaz Canel van a seguir, y por mucho que se apresuren por incorporar a Felton al sistema eléctrico nacional. Así que una de cal y otra de arena, de este estado comunista que dice tratar a todos por igual, y que últimamente, muestra una preocupación, casi enfermiza, por el corto plazo y ganar tiempo, como sea.

¿Cómo se puede entender, si no, el esfuerzo anunciado en estos dos ámbitos de la educación general y la canasta normada?

La nota de Granma dice que ya fueron distribuidos 3,9 millones de prendas del uniforme escolar, libretas y lápices a todas las instituciones, así como 500 computadoras para reforzar el aprendizaje tecnológico, y los reactivos para los laboratorios de Química, Física y biología, en medio de la compleja situación económica. ¿Suficientes? ¿Adecuados a las necesidades?

Estos artículos, se dice, ya se encuentran en la red de comercio en todas las provincias, para cada uno de los niveles del sistema educativo, con orden y disciplina, como gusta decir a Raúl Castro. Uniformes para todos, al parecer, pero las informaciones que llegan de la Isla indican que uno de los negocios que mejor funcionan para los que se dedican a las actividades no comerciales, introduciendo los productos en las maletas de avión, es la venta interior de material escolar y uniformes, que están alcanzando un notable éxito en el negocio. 

Y esto, evidentemente, tiene que ver con lo mismo de siempre. La oferta interna es insuficiente, de mala calidad y no se corresponde con las necesidades, y los padres cubanos tienen que resolver.  La ministra de educación, Ena Elsa Velázquez lo sabe de sobra, y nadie se lo tiene que decir.

La ministra dijo en mesa redonda que, en medio de la situación económica, se financió el tejido y los accesorios para la producción de más de 3,9 millones de prendas. ¿Hacen falta tantos uniformes? Todo un hito según la ministra, que sin embargo, no impide el desarrollo pleno de ese floreciente mercado interno informal en que mucha gente resuelve las necesidades de sus hijos para el período escolar.

Y al respecto, no deja de ser curioso que en factorías de República Dominicana o Panamá tengan listos los diseños de los uniformes escolares cubanos así como el material educativo oficial que se usa en las escuelas de la Isla, como los cuadernos de trabajo y libros de textos, principalmente el libro ¡A leer!, de primer grado, uno de los más demandados.

Es evidente que las familias saben que la entrega que realizará el régimen de libretas, lápices, libros, etc. volverá a ser insuficiente, de mala calidad y se deteriorará pronto. Para qué esperar a que ocurra lo mismo de todos los años. Los avances en la digitalización no acaban de llegar y, sin embargo, los niños cubanos que no tienen acceso a esos productos del exterior, se deben conformar con estudiar con libros ya usados, y repetir el mismo uniforme con los remiendos que sea. Las desigualdades comunistas arrancan desde edades muy tempranas, en la escuela.

En cuanto a la canasta normada, la nota de Granma vuelve otra vez al tono triunfalista y afirma que está garantizada la distribución de la canasta familiar normada de septiembre, según los per cápita vigentes, a la vez que se mantiene la venta controlada de chícharos, cigarros y productos de aseo. Todos tan contentos.

En particular, arroz, los frijoles, el azúcar, la sal y el aceite, comienzan las ventas, pero solo de forma parcial, en un grupo de municipios y aunque se informó que existe disponibilidad de estos productos en el país, en proceso de distribución para su completamiento, las desigualdades vuelven a aparecer en la sociedad cubana.

También está garantizada la leche para los niños, las dietas para embarazadas y enfermedades crónicas de la infancia, pero las entregas de café y huevos del mes anterior, agosto presentan retrasos hasta la primera semana de septiembre. En cuanto al pollo, con más retraso porque viene de julio, dicen que está disponible y en proceso de conclusión en las ocho provincias con entregas pendientes.

La distribución de módulos de donativos en diez provincias, se trabaja para el completamiento de la tercera entrega. Y se informa que está asegurada la venta controlada del jabón de tocador por composición de núcleos, la crema dental bimestral y el jabón de lavar para niños menores de dos años y personas de 65 años y más, similar al programa de agosto.

Por último, el balance de la harina garantiza el pan de la canasta familiar normada para toda la población, lo que no significa que puedan ocurrir retrasos de los horarios de venta por afectación del fluido eléctrico o transportación de la materia prima. De la calidad del pan suministrado, nada se dice.

Y bien, si el material escolar y la canasta normada están asegurados por el régimen a corto plazo, aun cuando las familias saben que las entregas del estado ya no sirven de mucho, en ambos casos, una nota en Granma es mucho más inquietante porque trata de forma similar un problema que, en absoluto, admite el mismo diagnóstico y soluciones.

Nos referimos a la seguridad social. La nota de Granma, con la misma redacción autosuficiente del caso del material escolar y la canasta normada, dice textualmente, “Se mantiene el esquema de seguridad social, pese a limitaciones” y al respecto, se informa de la cifra del presupuesto destinado a la seguridad social para este año, aprobado por la Asamblea Nacional, es de 37.000 millones de pesos para 1,7 millones de pensionistas. Nada de eso.

El reto de continuar sosteniendo el esquema de seguridad social, no es asunto para bromas ni mensajes populistas por mucho que la ministra del ramo, la señora Feitó, afirme que el estado mantiene las garantías para las personas más vulnerables.

La cuestión es si esa garantía es socialmente justa, y lo que es peor, si se podrá mantener en los próximos años, teniendo en cuenta las tendencias de la población de la Isla.

En cuanto a la justicia, el presupuesto contributivo tiene un problema por resolver, que es su carácter deficitario. Solamente, el 69% de los gastos se cubren con contribuciones que hacen los empleadores y los trabajadores, de modo que el estado se ve obligado a transferir el 31% del presupuesto central para cerrar ese agujero deficitario. Mal asunto si la brecha, como todo el mundo anticipa, vaya en aumento en los próximos años. 

Esto obligará al estado a detraer recursos de otros programas destinados a distintas necesidades sociales, planteando los límites a esa contribución. Es evidente que se tiene que resolver esa diferencia entre gastos e ingresos, y cuanto antes.

Otro asunto que llamó la atención fue cuando la ministra en referencia a los 1,7 millones de pensionados, afirmó que “cualquier movimiento que se haga en los ingresos son cientos de miles de millones de pesos”. Asombroso cuando se está hablando de pensiones de 17 dólares, de las más bajas del mundo, por muy elevado que sea el salario real complementario, y que además, reducen a la mitad los salarios percibidos en la etapa laboral cuando se produce la jubilación, lo que aumenta la sensación objetiva de pobreza. 

No es extraño que muchos cubanos en retiro, vuelvan de nuevo al mundo laboral aceptando empleos distintos a los que tenían para poder llegar a fin de mes. Esa tendencia irá en aumento.

En cuanto a la igualdad de beneficios entre los trabajadores del sector estatal y del no estatal es un asunto que no admite cuestión. Todos son trabajadores y mediante los sistemas de contribución, deben sostener las cargas. Luego, no pueden percibirse pensiones distintas. Si trabajador del sector estatal tenía beneficios mayores que los que estaban en el no estatal, se trataba de una clara injusticia que en la actualidad sigue sin ser corregida y que plantea no pocas dificultades. Otro tanto cabe afirmar del cobro de la pensión por tarjeta magnética o nómina electrónica, aspectos que muestran la notable distancia de los jubilados hacia las oficinas del sistema bancario.

Con la seguridad social no se juega. Un brillante economista cubano describió en sus trabajos de investigación la problemática de envejecimiento acelerado de la economía cubana, la falta de productividad del sistema económico y la sostenibilidad de las pensiones. Asuntos que requieren de acciones a medio y largo plazo que en ningún momento el régimen comunista se está planteando. Su escenario “garantizador” se cierra en el muy corto plazo, y con ello ganar tiempo. Una actitud irresponsable cuando se trata del asunto de las pensiones. En las condiciones actuales, el sistema cubano de seguridad social puede quebrar en cualquier momento.

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