¿Qué está pasando en el periplo cubano por Moscú?

Elías Amor Bravo economista

El grupo The Beatles puso de moda en los años 60 de guerra fría aquella “Back in the USSR” que a muchos jóvenes de las generaciones actuales cuesta entender. Díaz Canel que pertenece a aquella generación de jóvenes que fuimos denunciados y perseguidos en Cuba por escuchar la música de The Beatles, debe tener algún recuerdo de entonces. Y no, especialmente agradable. Volver a Rusia, creo que es su tercer viaje, le debe servir para ello, aunque esta Rusia de 2022 tiene poco que ver con aquella a la que Ringo Starr dedicó su divertida canción. En realidad, en 60 años todo el mundo cambia, menos Cuba.

La delegación comunista cubana llegó a Moscú, segunda etapa de la gira, el sábado por la noche con ganas de ir a dormir, un frío gélido, y todo el material económico cocido el día anterior por Cabrisas. Por cierto, todavía la prensa estatal no ha dado cuenta de ello. ¿A qué están esperando?

Con los acuerdos económicos firmados, que se tendrán que valorar en su momento, Díaz Canel dedicó la fría mañana del domingo a diversas actividades de relleno que, para un periplo de pedigüeños, tienen poco o nulo impacto.

Por ejemplo, la reunión de hora y media, con un centenar de cubanos integrantes de la misión en Rusia. A estos les dijo, más o menos lo mismo que a los que estaban en Argelia. Que necesitan su dinero porque el país está seco de divisas. Que aguanten y que no esperen, al menos de momento, una vuelta a casa.

Asimismo, la prensa estatal comunista destacó la reunión con representantes de las entidades oficiales del estado cubano que desarrollan sus funciones en Moscú (básicamente, servicios consulares y los programas de estudios).

Ante el espectáculo de consumir demasiados días del viaje en actividades de escasa rentabilidad, que muy bien podrían haberse organizado por zoom desde La Habana, como la visita a la mezquita de Argel, Díaz Canel ha aprovechado sus discursos de la mañana en Moscú para inventarse un supuesto “interés político” del periplo, que, según él, obedece a las invitaciones de cuatro amigos, en especial, Rusia y China. ¿Invitaciones?

En el argumentario de los comunistas cubanos, siempre encontraremos alguna sorpresa. Lo que parece evidente es que el nuevo mensaje del sentido político de la gira pretende apartar cualquier resultado “monetario o económico” del foco de las actividades de la comitiva, y centrar el interés en unos supuestos acuerdos en el “ámbito de ideas para posiciones internacionales”. En Rusia esto significa justificar el apoyo a su presidente por la guerra de Ucrania. Que Occidente tome nota de qué lado está Cuba en uno de los peores conflictos de este siglo XXI. 

¿Estamos ante una improvisación a propósito? Si, han leído bien. Lo que Díaz Canel está preparando es una salida personal, por si acaso no se recauda el dinero previsto con el viaje del que tampoco se habían formulado previsiones. De momento, no hay concreción económica alguna. Todas son líneas generales. De todas formas, en Cuba no pasa nada. Nadie va a reclamar. Pero, Argelia ya ha dado un primer aviso. La cosa no está para grandes alardes.

Por eso la prensa estatal comunista ha dado un giro de 180º a la comunicación del viaje, y ha dedicado un amplio e incomprensible reportaje a las reuniones de Díaz Canel del domingo por la mañana, a la espera de la foto con Putin, o la inauguración de ese monumento a Fidel Castro, para el que habría sido suficiente la presencia del embajador y que llegará después de la jornada de asueto, e inútil, del domingo. 

Por cierto, en ningún momento apareció Ricardo Cabrisas en las fotografías de recuerdo de la delegación comunista cubana. ¿Tal vez se está reservando para el acto del dinero cuando llegue? O acaso, ¿es que no es bien recibido en la comitiva? ¿Qué está pasando ahí dentro?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Muy deficientes resultados en la construcción de viviendas en el primer semestre

La bancarización ha quedado aparcada, otro experimento más a la basura

El Banco Central de Cuba como instrumento represor del régimen