Inversiones políticas o económicas


Elías Amor Bravo, economista

¿Quién dijo que en el castrismo los políticos no tienen influencia? Estamos acostumbrados a pensar en aquel régimen como una correa de transmisión del poder coercitivo de los dos hermanos, anclados a la dirección del país durante más de medio siglo, pero en Cuba existen “lobbies”, al estilo castrista, y los políticos que forman parte del núcleo de poder, tienen capacidad para influir en el destino del gasto, de las inversiones y en definitiva, en la economía.

Y no lo digo yo. Lo expone Granma en un reciente artículo en el que se hace referencia a una “nueva inversión de la revolución en el valle del Caujerí”.

Que yo sepa, una revolución no realiza inversiones. Hay que hablar con propiedad. Este tipo de procesos lo ejecutan las empresas, o en la visión keynesiana de la economía, los gobiernos, cuando existe exceso de ahorro con respecto a la inversión planeada por las empresas.

Ojo, en Cuba, dudo que la revolución haga inversiones. Dejó de hacerlas hace mucho tiempo. Y volviendo a nuestro punto sobre los “lobbies castristas” no me cabe la menor duda que el valle del Caujeri se ha beneficiado del poder político del diputado de la Asamblea nacional, y presidente de la cooperativa de producción agropecuaria 17 de mayo, Misael Hernández Rodriguez, principal beneficiada de la “inversión de la revolución”.

El hecho incuestionable es que su cooperativa, y no otra, ha puesto en funcionamiento, como dice Granma "una planta moderna de producción que permite aprovechar mejor las materias primas (el tomate, y otras frutas tropicales, a partir de su procesamiento en el propio escenario productivo) y el ahorro de recursos, al evitar el traslado de esos frutos a la industria ubicada en el municipio de Guantánamo, distante a más de 80 kilómetros". La planta ofrece empleo a 85 personas, y está situada a kilometro y medio de Guaibanó. Es de tecnología italiana y está diseñada para procesar 5 toneladas de tomate por hora, unas 80 toneladas diarias.

Un proyecto que ha integrado en su ejecución al menos a dos ministerios, el de la Construcción y Especialistas de la Empresa de Diseño y Servicios de Ingeniería, del ministerio de la Industria Alimentaria.

Y continúa diciendo Granma, “en el Valle de Caujerí, escenario relevante de las luchas del campesinado cubano por el derecho a la tierra que trabajaban, la Revolución ha edificado escuelas, centros de salud, comunidades electrificadas, viales, presas, salas de televisión y video, sistemas de riego y otras cuantiosas obras, entre las que destacan las de infraestructura agropecuaria”.

Bien. La revolución, como tal, no puede edificar escuelas, centros de salud, comunidades con luz, viales, presas, etc. Todo esto lo hacen las personas, las organizaciones productivas, y la inspiración para que se hagan en un sitio u otro, depende, como no podría ser de otro modo, de “decisiones políticas”. Luego, el régimen castrista lo puede vestir o desvestir como quieran, aludiendo a los “Lineamientos” o a cualquier otra cosa, pero no me cabe duda que Misael Hernández Rodríguez, tiene mucho que decir en todo esto.

Y lo digo no con ánimo de crítica, sino con satisfacción, al observar como en el régimen castrista la influencia de los actores políticos es similar a la de representantes de otros países que a cambio de votos ofrecen ayudas, subsidios, inversiones y cualquier otro tipo de compensación a sus electores. Lamentablemente, en el régimen castrista, es casi seguro que los habitantes del Caujerí desconozcan esta relación, o simplemente la ignoren, pero es bueno que sepan que si tienen todo eso que dice Granma no es por revolución alguna, sino por la perseverancia de los dirigentes políticos, en este caso, del presidente de la cooperativa 17 de mayo. 

Seguro que su "campaña electoral" para situarse en la Asamblea nacional, habrá tenido mucho que ver con este tipo de actuaciones, y si no, ha perdido una oportunidad interesante. Porque la revolución no va a durar mucho tiempo, y para el sistema democrático no hay nada mejor que cumplir con lo que se promete. Los cubanos acabarán comprendiendo que la revolución no puede prometer nada, porque su existencia es virtual y terminará desapareciendo como sus cenizas. Las promesas las realizan los representantes políticos, las comprometen y las llevan a término, como en el Caujerí.

Esta industria para la producción de pulpa de tomate y frutas del Valle de Caujerí, señala Granma,” se inserta en el programa de desarrollo integral de esta zona, encaminado a incrementar y diversificar la producción agrícola”, con  la construcción de costosas y complejas obras como el trasvase por gravedad Sabanalamar-Pozo Azul, para el riego”. ¿Marketing político en Granma?

Nada hay de malo en que todas estas inversiones se hagan. Tal vez sería mejor que no existiera tanta concentración espacial, pero ello nos puede orientar sobre el nivel de capital político que tiene Misael Hernández Rodríguez, y de lo que le felicito.

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