¿Quién es el verdadero "chupacabras" en Cuba?
Elías Amor Bravo, economista
No estoy de acuerdo con la frase del ex presidente de México, Vicente Fox en un acto electoral en Guanajuato. Cuba, dijo textualmente, “es como el chupacabras, uno de esos países que lo único que están buscando es que les den dinero gratis”. Por mucho que se pueda estar en desacuerdo con la reunión celebrada entre el presidente de México, Enrique Peña Nieto y el dictador comunista Fidel Castro en La Habana, que se tradujo en la condonación del 70% la deuda de aquel país con México, otra cosa es calificar a la Isla como “chapacabras”.
Me gustaría explicar el porque de mi posición. Desde el punto de vista económico es cierto que el modelo estalinista e intervencionista ha sido un rotundo fracaso para el régimen castrista. En este último tramo de la dictadura, las deficiencias de este modelo se están acentuando, lo que ha llevado al sucesor Raúl Castro, a lanzarse a una política de cambios titubeantes, sin una orientación bien definida, que no ha hecho otra cosa que agravar sus defectos estructurales. Y, conocidos los males de la economía castrista, aún puede resultar más fácil proponer las medidas correctoras. Devolución a los cubanos de los derechos de propiedad y recuperación del mercado como instrumento de asignación de recursos son las dos acciones que el régimen no realizará, pero que son necesarias para superar el atraso.
La búsqueda de dinero gratis por el régimen castrista se debe a que sus estructuras productivas son incapaces de generar recursos en el exterior para financiar las compras que se necesitan en otros países. Dicho de otro modo, el régimen ideado por Fidel Castro se acostumbró a la subvención fácil procedente de la extinta URSS, y olvidó la necesidad de promover la competitividad de sus distintos sectores productivos, de los que eliminó cualquier vestigio de iniciativa privada. Los cubanos se convirtieron en trabajadores esclavizados por un sistema igualitario, con salarios míseros, consumo limitado a la libreta de racionamiento, en el que no se fomentó ni la productividad ni la calidad del trabajo, eliminando todo tipo de incentivos para un correcto desempeño. Para qué trabajar, para qué producir si el estado se queda con todo. Ese estado creado por la llamada “revolución” es el auténtico "chupacabras" al que hace referencia Fox, pero no Cuba. La Nación que se podría considerar una víctima más de ese desastre.
La preocupación de Fox por la condonación de la deuda de Cuba con México es loable. El Club de París ha estado reclamando durante décadas las obligaciones financieras del régimen castrista sin recibir respuesta. Solo aquellos países que mantienen relaciones económicas y comerciales ventajosas con el régimen, se olvidan de esas deudas, dándoles traslado al futuro, donde saben que resultará incobrables. No parece que sea ese el caso de México, por lo que no tiene mucho sentido condonación alguna.
Pero volvamos a lo que nos ocupa. Si Cuba no cumple con sus deudas, no es por culpa de los cubanos, sino de su régimen. Si hay algún “chupacabras”, ese no será Cuba, la Nación, sino su régimen político de base estalinista, que se descompone ante la acumulación de anomalías después de medio siglo de existencia. La realidad confirma, y el ex presidente Fox lo sabe, que el cubano cuando abandona la cárcel construida por los Castro, prospera, cumple con sus obligaciones y alcanza niveles de vida y bienestar que le permiten incluso enviar dinero a su familia residente en la Isla. No está en el ADN de los cubanos vivir como “chupacabras”. Este ha sido el deseo de su gobierno, pero en cuanto se han abierto oportunidades para el ejercicio del trabajo por cuenta propia, los cubanos se han puesto manos a la obra, en medio de no pocas dificultades creadas por ese mismo régimen.
Coincido con Fox que México tiene que buscar que Cuba cambie, que deje a su gente en libertad de elegir en dónde quiere vivir, por quién quiere votar y a quién quiere elegir de presidente, eso es la democracia, eso es lo que hemos deseado varias generaciones de cubanos desde 1959, y estamos seguros que algún día volverá. Eso también es lo que han buscado la posición común europea o las leyes Helms Burton de Estados Unidos, desde el compromiso con los demócratas que luchan por el cambio político en la Isla.
Al parecer, existe un creciente interés en algunos países de América Latina por apoyar proyectos inversionistas en la Isla. Brasil se ha lanzado al puerto del Mariel y la producción de azúcar y derivados, siguiendo la estela de los convenios de Venezuela cuyo resultado sigue siendo oscuro. Fox no quiere que México haga lo mismo. Me parece acertado. Ya llegarán mejores momentos para invertir en Cuba cuando se despejen las incógnitas que existen en la actualidad. Además, no parece que los inversores extranjeros en la Isla estén especialmente satisfechos de cómo van sus proyectos. Al final, en economía está todo inventado. Los experimentos rara vez dan buenos resultados. En el caso de Cuba, es más que evidente.
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