A vueltas con la Contraloría y su papel en la economía

Elías Amor Bravo, economista

Cada vez que la Contralora general castrista, Gladys Bejerano Portela, se dirige a los auditores para pedirles que "perfeccionen el dominio de sus funciones para hacer cumplir la legalidad" no puedo menos que sentir cierta lástima por el esfuerzo que se desperdicia con todo este teatro que, en absoluto, sirve para mejorar el modelo económico castrista.

En una economía completamente intervenida por el Estado, en la que los medios de producción son de propiedad estatal y en la que las reglas de asignación de recursos del mercado están proscritas, o relegadas a un conjunto de oficios “autorizados”, ¿quién controla a quién? 

Se supone que el verdadero sentido de las funciones fiscalizadoras se dirige a la actividad privada, con el ánimo de presentar cuentas claras y respaldadas por informes que garanticen a los agentes económicos la calidad de sus transacciones. En Cuba, la Contraloría se entretiene con el entramado estatal de empresas, detectando, según ella, “las deficiencias”, y dando asesoramiento a los cuadros de dirección, máximos responsables de los recursos que gestionan.

La Contraloría se hace un lío para poder justificar su actividad en la economía castrista. Su presentación en Ciego de Ávila sobre esta materia está llena de ejemplos de por qué la economía diseñada por Fidel, el Ché y heredada por Raúl Castro, simplemente, no puede ir a ningún sitio. Por ejemplo, qué sentido tiene vincular las funciones de control al plan anual de las acciones de cada empresa, sobre todo cuando los interlocutores responden, todos absolutamente todos, al único y mismo propietario: el Estado. De qué sirve que el control colabore con el director de la entidad (siguen sin utilizar el término empresa) y el auditor interno para cumplir las normas impuestas por el único que tiene poder económico real: el Estado.

En las economías modernas de mercado, la propiedad suele estar separada de la gestión. De ahí que el control aparece como una prueba de que las informaciones son las más adecuadas para interpretar la realidad de las empresas. Antes de 1959, los cubanos fueron grandes profesionales de la auditoría y el control de gestión, que en el exilio trasladaron sus técnicas a países como España, que se encontraban a años luz de los avances registrados en Cuba justo en aquellos años. La transformación del sistema económico condujo a un caos en la medición de la actividad de las empresas que se intentó corregir con el llamado perfeccionamiento empresarial de Murillo, y los recientes Lineamientos. Pero de verdad, ¿alguien cree que eso puede servir para algo?

Las funciones auditoras en Cuba no sirven. Simplemente porque el sistema económico que tratan de controlar tampoco funciona. Que expliquen, por ejemplo, qué hacen con la doble contabilidad de las empresas en CUC y CUP, que está generando distorsiones no sólo en las cuentas de las empresas sino también en las pésimas estadísticas macroeconómicas. Más burocracia y control para introducir normas que frenan el dinamismo de las empresas. Por un lado se insiste en la necesidad de que las organizaciones funcionen con mas autonomía, pero por otro, se mantiene una presión que impide orientar las actividades hacia la lógica de la sostenibilidad y rentabilidad.

La Contraloría debe preocuparse por cuestiones de gran calado. Por ejemplo, si los inversores extranjeros se interesan en la participación en alguna empresa castrista querrán conocer la realidad de las cuentas. ¿Será capaz este órgano de cumplir esta misión? Perdida en la maraña burocrática, que alimenta el funcionamiento de las organizaciones en la economía castrista, no vamos a poder esperar mucho de la Contraloría. Tan solo estas apariciones periódicas que nos producen lástima, sobre todo cuando desde la máxima autoridad de este organismo se dicen cosas tan absurdas como que, y cito textualmente el artículo de Granma, “el auditor deba tener olfato e intercambiar con los trabajadores y directivos de la entidad objeto del chequeo, en busca de las evidencias necesarias para realizar un trabajo más acabado”. Es que acaso esas evidencias no están en las cuentas, y no son estas las que deben reflejar realmente la realidad de la actividad mercantil.

La lucha contra la corrupción no se debe plantear con un “ ambiente control férreo” , porque eso inmoviliza por temor a la actuación de los agentes, sino con más transparencia y libertad. Los problemas no detectados a los que hace referencia la Contraloría, podrían salir a la superficie si se estableciese un marco claro y responsable de derechos de propiedad que fijase las posiciones de cada uno de los agentes implicados en el funcionamiento de la economía. Bordeando el modelo no se va a ningún sitio. La Contraloría en sus condiciones actuales, simplemente no sirve.

Comentarios

  1. estimado elias, es efectivamente como usted afirma.
    conoci personalmente a la bejerano en la primera mitad de la decada de los 80 cuando se desempenaba como jefa del dpto de cuadros del partido provincial de ciudad de la habana. persona arrogante y dogmatica, siempre tuvo una actitud servil vergonzosa hacia sus superiores y stalinistamente implacable hacia los "cuadros" de su nivel hacia abajo. luego en los 90 concidimos nuevamente siendo ya jefa de cuadros del comite central cuando celebraba anualmente aquellos actos de reconocimiento a los mejores "cuadros" del pais en aquel ridiculo salon rojo bolchevique. siempre fue un cuadro de raul castro. nuestras relaciones fueron siempre agrias por su intolerancia cuartelesca. le puedo asegurar con conocimiento de causa que de controlaria, auditoria y control estatal, asi como de la actividad empresarial y de los organos de gobierno su nivel de conocimientos no rebasa la de un vulgar represor, la que constituye su unica especialidad conocida. detestada por todos los "cuadros" a todos los niveles por sus caracteristicas personales e incapacidad manifiesta, nunca ha osado cuestionarse las libertades irrestrictas de la cupula del poder. con resultados pesimos en su gestion desde que fuera nombrada antes del 2006 viceministra de auditoria y control [en ese ano es nombrada ministra cuando lina pedraza pasa al ministerio de finanzas y precios], hasta su designacion como contralora general en el 2009. cerca del 90% de las empresas y entidades cubanas han sido evaludas de mal a regular en las verificaciones que el organismo que dirige ha efectuado. es tal el nivel de desastre que se ha decidido continuar manejando la informacion como clasificada sin acceso ni siquiera a los medios de comunicacion del regimen.
    una de las graves anomalias con que se efectuara la unificacion monetaria en cuba y que la lastrara definitivamente [sospecho por otro lado que es una de las razones que ha demorado su implementacion, constituyen precisamente el comprometido estado del control empresarial], reside en que nadie puede asegurar con cierto nivel de certeza la veracidad de los estados financieros de cualquier entidad productiva o de servicios ni las estadisticas del sistema de cuentas nacionales.
    pero como ud. bien explica, esto es una manifestacion del sistema de direccion y organizacion de la economia castrista y neocastrista, por lo que su solucion solo sera posible fuera de los marcos del mismo.
    no quieren ni les conviene entenderlo y, la cabeza de la bejerano por la que no doy ni un pennie, esta ya hace rato en la tarima del carnicero.

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