Análisis de la política fiscal en la economía castrista
Elías Amor Bravo
La
CEPAL acaba de publicar el Estudio Económico de
América Latina y el Caribe, con el
subtítulo “Desafíos para impulsar el
ciclo de inversión con miras a reactivar el crecimiento”, en
el que se recoge, como viene siendo habitual, un análisis del
comportamiento de la economía castrista al que vamos a dedicar
atención.
Lo
primero que llama la atención es el nuevo retroceso que experimenta
el crecimiento del PIB, que de un 2,7% en 2013, cae hasta un 1,3% en
2014. Es evidente, a la vista de este resultado, que el balance de
las medidas adoptadas en los llamados “Lineamientos” no consigue
acertar ni dar el impulso necesario a la demanda interna, las
exportaciones o las inversiones. Por ello, cuesta creer que, por
mucho que cambie el nuevo marco de las relaciones con Estados Unidos,
se vaya a alcanzar el 4% de crecimiento “planeado” para 2015.
Ciertamente, la economía castrista necesita mucho más que una
“operación de imagen y propaganda” para superar su atraso
estructural y la esencia de su embargo
interno, que es el lastre que impide a las fuerzas productivas de la
sociedad mejorar su funcionamiento.
En
una economía en la que el estado es el único propietario de la
mayor parte de los activos existentes, incluso de la fuerza laboral,
y donde la riqueza generada se canaliza principalmente hacia sus
prioridades, la política fiscal cobra una relevancia fundamental,
por cuanto supone un instrumento clave para promover el crecimiento
económico. En este trabajo se va a prestar atención a esta cuestión en lo que presenta el Informe de CEPAL.
La
gestión de la política fiscal en la economía castrista es muy
deficiente y, además, se encuentra mal diseñada.
En vez de procurar un ahorro de recursos
para mejorar la eficiencia, el régimen apuesta por la expansión del
gasto público y el aumento del déficit, que una vez más, se
vuelve a “disparar” en 2015, hasta un 6,2% frente a solo un 4,1%
en 2014. El aumento continuo del déficit
público supone un crecimiento del endeudamiento que, a su vez,
requiere financiación externa.
En
2015, las autoridades han programado un aumento
del gasto público del 10% muy superior al
planeado para la economía, del 4%, en tanto que
los ingresos, lo harán en un
6%. Esa expansión de las actividades
estatales sobre la economía es un mensaje claro a las reformas que
pretenden abrir espacios para los cuenta propistas, de los que el
diseño presupuestario y fiscal, simplemente desconfía.
Además,
la política fiscal expansiva en la
economía castrista es altamente peligrosa, ya que se suele financiar
con emisión de moneda la brecha entre gastos e ingresos, en
los últimos años se recurre
en mayor medida, a emisiones primarias y secundarias, lo que aumenta
el papel en circulación, reduciendo el precio de los bonos y el
potencial interés de los inversores en los mismos, al margen de la
obligatoriedad que se impone a los agentes financieros que operan en
la Isla para la adquisición de esos títulos.
Una
parte importante del
gasto público
expansivo se dirige a sostener el aparato productivo en manos del
estado, como la agricultura azucarera y las actividades
presupuestadas. También se destinan notables recursos a financiar
las diferencias de precios internacionales para mantener los precios
subsidiados. En definitiva, déficit corriente que deja muy poco
sitio para las inversiones en infraestructuras, que continúan
alcanzando los porcentajes sobre el PIB más bajos del mundo, menos
del 9%.
CEPAL
destaca que “la maraña de deficiencias organizativas y la
insuficiente base legislativa” están en el origen del pésimo
comportamiento de las inversiones, y apunta a que la entrada en vigor
de una nueva reglamentación, puede llevar a alguna mejora de la
“eficiencia, racionalidad e integralidad de las inversiones”. El
problema, como hemos destacado en otros trabajos, no es la norma,
sino el marco jurídico de derechos de propiedad, que excluye a los
cubanos de la tenencia y explotación de la riqueza nacional, toda en
manos del estado. Mientras no se supere este anacronismo ideológico
del régimen castrista, poco se puede hacer.
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