¿Por que la agricultura estatal castrista es improductiva?
Elías Amor Bravo, economista
La eterna cuestión de
la baja productividad de la agricultura estatal en Cuba y la
necesidad de aumentar la producción y los rendimientos agrícolas
cuanto antes, fueron el objeto de una reunión de Machado Ventura con
los responsables de las UBPC y UBE de la agricultura y sector
azucarero de Colón en Matanzas. De lo tratado en esa reunión, se da
cuenta en un artículo publicado en Granma por Ventura de Jesús.
Machado Ventura comentó
a los congregados, “ustedes pueden hacer un poquito más”, y
justificó su argumento teniendo en cuenta “que todavía existen
reservas de eficiencia sin explotar, necesidad de cambios en el orden
organizativo e inclusive de superación profesional y técnica para
conseguir mayores resultados, en un territorio con el desafío
adicional de ayudar a abastecer de alimentos al polo turístico de
Varadero”.
¿Es realmente éste el
origen del problema? ¿Estamos ante las causas o los efectos?
¿Acierta en su diagnóstico el viejo dirigente comunista?
Como casi siempre, la
responsabilidad de estos desfavorables resultados en la esfera
productiva se atribuyen a circunstancias externas. El informe
presentado por Elvis Mendoza, delegado de la agricultura en el
municipio de Colón, señaló que entre “las principales causas de
los bajos resultados figura el desaprovechamiento de la jornada
laboral, mala preparación de los suelos y de la semilla, incorrecta
utilización de las variedades cañeras y la escasa explotación de
las áreas dedicadas a la ganadería, así como ineficiente
organización de la cosecha y el transporte”.
La pregunta inmediata
es ¿Quién debe ser cesado por tales deficiencias de gestión?
Incumplimiento de horarios y de jornada laboral es inexcusable en
cualquier organización productiva y solo puede venir motivado por la
dejadez. La mala preparación de suelos y de semillas obedece a
deficiencias técnicas que se pueden corregir con formación aplicada
en el puesto de trabajo. La incorrecta utilización de variedades
cañeras es incomprensible en un país que fue primera potencia
mundial en la producción de esta mercancía desde los años 40 del
siglo pasado. Por último, la escasa explotación de la ganadería y
la ineficiente organización de las cosechas y transporte, vuelve a
situar el problema en su origen, en la inadecuada organización de la
estructura productiva. ¿A quién responsabilizar de este desastre
técnico y productivo?
Además, se destacó en
la reunión el interés en “disminuir los costos de la tonelada de
azúcar y la búsqueda de mayor valor agregado, o sea, elevar los
índices de producción en los derivados de la caña, que incluye su
procesamiento como alimento animal, en particular para el ganado
vacuno”. Es evidente que la decisión de Fidel Castro de cerrar los
ingenios azucareros a comienzos de siglo XXI sigue siendo una pesada
losa sobre un sector que no acaba de levantar cabeza. Al menos aquí
es conocido el verdadero responsable.
También se trataron
deficiencias asociadas a “la mala calidad del módulo de ropa y el
calzado, así como de algunos implementos como la lima” asuntos
sobre los que Machado Ventura llamó a resolver sin mayor dilación.
No merece comentarios.
Por último, “se
prestó atención a las inquietudes relativas a la obsoleta
maquinaria y de las piezas para la mecanización y el transporte,
sostuvo que se consolida una estrategia de solución progresiva
atendiendo a determinadas prioridades”. Para terminar diciendo que
“ahora toca ahora hacer las cosas bien”. La falta de inversión
en equipamientos lastra el potencial de la economía trabajo
intensiva. Tirar balones fuera no es la solución para afrontar este
problema, sino desviar recursos del estado a las inversiones, lo que
es difícil con las restricciones de gasto existentes.
Por último, el cómo
hacer las cosas bien es lo que preocupa. Los problemas procedentes
del diagnóstico realizado en Colón son efectos, y no la causa. Para
avanzar en la solución de la ineficiente estructura productiva
agraria, las soluciones tienen que ser de mayor calado. Es evidente
que la organización técnico productiva existente no es la más
adecuada. Las estructuras como las UBPC o las UBE pertenecen a la
rémora estatal castrista, dominadas por conceptos ideológicos que
impiden la necesaria flexibilidad productiva.
Los experimentos
reformistas en el sector agropecuario castrista no darán los
resultados previstos hasta que la estructura de la propiedad de la
tierra se dirija, de forma decidida, hacia los privados, dejando
libertad para invertir, producir, contratar y hacer crecer sus
tierras hasta alcanzar las economías de escala. Las estructuras
propias del régimen castrista son ineficientes y no van a dar
solución al problema de la escasez.
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