Los "ninjas" del ferrocarril en Cuba: todavía peor
Elías Amor Bravo, economista
Los indicadores
publicados por la ONEI ofrecían, desde hace tiempo, una imagen
desoladora del transporte por ferrocarril en Cuba. En 2017, los
viajeros transportados en tren apenas fueron el 0,29% del total y las
mercancías apenas representaron un 20% la quinta parte del total.
Otros indicadores son incluso peores. Un medio que es sostenible,
ahorra recursos y cuenta con una red de 8.367 kilómetros de vías
férreas, que sin embargo, se encuentra absolutamente desaprovechado,
es gestionado de forma ineficiente, necesita inversiones para su
modernización y que lucha para evitar su desaparición.
Ahora, ya lo
sabemos. Granma ha publicado un extenso e interesante artículo
titulado “El delito no puede andar sobre rieles”, en el que se
denuncian los principales problemas de este medio de transporte, que
tuvo en Cuba una de sus primeras manifestaciones históricas a nivel
internacional. Sin embargo, la herencia castrista, como en otros
muchos ámbitos de la vida económica del país, ha arrasado con el
tren, y sus posibilidades de recuperación son, cuanto menos,
problemáticas. Ahora en 2018 el diagnóstico, como subraya Granma,
no puede ser peor, “robo de combustibles, de harina de trigo o
cemento, y destrucción de los costosos silos constituyen alarmantes
hechos delictivos contra el transporte de mercancías por
ferrocarril, esencial para la economía del país”.
Granma declara la
guerra abierta a lo que denominan “la mano transgresora de algunos
elementos inescrupulosos que en los últimos años se han dedicado a
destruir silos, tolvas y remolques”, y lo atribuye de forma expresa
a “la desidia, la falta de sistematicidad en el trabajo y de
coordinación entre los organismos encargados de velar por el
cumplimiento del Decreto–Ley 348 de los Ferrocarriles”.
Indisciplina de los trabajadores y seguridad ferroviaria son los dos
ejes de un vector que impide, como señala Granma, que “el
extraordinario esfuerzo que realiza la dirección del país para
modernizar el ferrocarril cubano, programa desarrollado en medio de
las complejas y difíciles circunstancias en las que se desenvuelve
nuestra economía, tenga los efectos previstos”.
¿Quiénes son estos
elementos inescrupulosos? El artículo de Granma denuncia la
actuación de los llamados “ninjas”, grupos de asaltantes que
actúan de noche y de día, “personas de baja catadura moral”,
dice Granma, que atacan los silos de cemento que regresan vacíos de
la región centro-oriental y suelen contener un remanente del
producto “que en algunos casos puede llegar a varias toneladas,
para cuyo propósito utilizan picos, mandarrias y hasta equipos de
oxicorte, causando un gran daño a esos medios de transportación”.
Lo primero que cabe preguntarse es ¿dónde está la vigilancia
policial o la seguridad del estado en estos casos?
Porque el dato es
alarmante, en lo que va del 2018, en el territorio que atiende la
Empresa de Ferrocarriles Centro, con sede en Villa Clara, “han sido
dañados 403 silos de los usados para la transportación de cemento
hacia la región oriental del país”, con un significativo fallo de
“los mecanismos de control, vigilancia y protección de una
actividad que resulta vital para la economía nacional”, dice
Granma. Es decir, la seguridad del estado no cumple sus funciones en
un ámbito que resulta fundamental para el país. ¿De qué estamos
hablando?
El artículo señala
además que “ni siquiera los operativos conjuntos con el ministerio
de Interior” que se han desarrollado en algunos de los
emplazamientos donde se produce el mayor número de asaltos, “han
logrado atenuar la actividad delictiva”, señala Granma, para
añadir que “aunque lo cierto es que no se ha sido sistemático en
esos trabajos, más coordinación, lo que ha posibilitado la
proliferación de tales hechos que han causado pérdidas y daños a
los equipos de cierta importancia”.
Varios ejemplos
ofrecidos son ilustrativos de lo que ocurre. Por las roturas
provocadas por los ninjas en los silos “se han dejado de
transportar más de 15.000 toneladas de cemento, teniendo en cuenta
que cada uno de ellos logra mover unas 60 toneladas del referido
producto” o por ejemplo, durante 2017 “cada uno de los silos
resultó dañado 2,67 veces, y que en lo que va del actual año, ese
promedio se mantenga”, con sus consecuencias de parálisis para la
reparación y “dejar de transportar mercancías como el cemento que
son fundamentales para la actividad constructiva”, dice Granma al
respecto.
Además, se han
producido ataques contra “tolvas y depósitos que transportan
harina de la terminal marítima de Cienfuegos, a los cuales les
rompen los sellos para sustraer esa materia prima utilizada para
elaborar el pan y los dulces que consume la población; además del
combustible, que también ha sido objeto de sustracción”. Es
decir, no sólo se dirigen al cemento, un material estratégico en
este momento en Cuba donde el estado de la vivienda es una catástrofe
nacional, sino que también tiran alto hacia los alimentos de primera
necesidad. Y la seguridad del estado ¿qué hace, dónde está?
No suele ser
frecuente que el régimen comunista, a través de su diario oficial,
cuestione el funcionamiento de sus aparatos de seguridad y control.
Más bien todo lo contrario. Este artículo de Granma indica que es
posible que el vaso esté a punto de rebosar, sobre todo, si se
atiende a lo que dicen los responsables de la empresa ferroviaria, en
el sentido de que “este no es un fenómeno nuevo, al contrario,
tiene muchos años y en la medida en que ha transcurrido el tiempo se
incrementa”, es decir, ha estado ahí desde hace tiempo, con las
autoridades mirando para otro lado, o dedicándose a vigilar,
controlar y reprimir con contundencia a los disidentes y opositores
pacíficos, cuando el problema lo tienen en las bandas de lo que
Granma denomina “ninjas”.
Un gigante con pies de barro, ¿tal
vez? Los regímenes dictatoriales parecen colosos de extraordinario poder, pero en ocasiones
son cocos vacíos por dentro que cuando se derrumban, desaparecen para
siempre sin dejar rastro. Este puede ser un buen ejemplo, y los hechos expuestos en Granma
nos dejan un espacio abierto para la reflexión. Y yo me pregunto, ¿es este el ferrocarril en el que Sánchez piensa que España debe invertir, dentro de esa cartera de oportunidades que le presentaron durante su visita a la dictadura comunista? Yo me lo pensaría, sinceramente.
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