El ViMariel: otro fracaso a la vista
Elías Amor Bravo, economista
Los medios de propaganda del régimen castrista anuncian a bombo y platillo, el comienzo este miércoles, de la construcción del parque industrial de ViMariel, primer concesionario con capital 100% vietnamita en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, enclave logístico situado a 45 kilómetros de La Habana.
La llegada del capital vietnamita al Mariel es interesante. Por medio de esta iniciativa, que forma parte del conjunto de actividades previstas dentro de la sesión de la Comisión Intergubernamental Cuba-Vietnam, se encarga a la empresa ViMariel el desarrollo del proyecto. Esta ViMariel es una sociedad mixta, típica de las que forman parte de la red de capital extranjero en Cuba, constituida entre los gobiernos de los dos países, y filial en el caso de Vietnam de otra empresa, la Corporación Viglacera S.A., que cuenta con amplia experiencia en el desarrollo y operación de parques industriales.
La entidad ha sido autorizada por el régimen a proyectar, invertir, construir, administrar y explotar la infraestructura y un Parque Industrial en un área de aproximadamente 157 hectáreas localizadas en el sector A de la Zona del Mariel. De acuerdo con declaraciones oficiales, la empresa prevé la instalación de empresas internacionales vinculados a las construcciones, a partir de entidades propias u otras asociadas, centrada en los materiales de la construcción, la industria pesada, la de envases y embalajes, las manufacturas en función del uso de aseo persona y del hogar, la industria biofarmacéutica, así como la actividad logística, producción de vidrio plano y bloques de vidrio, entre otros.
Según declaran las autoridades del régimen, se espera que ViMariel SA consiga desarrollar un programa que multiplique las actividades de inversión extranjera directa en el Mariel.
Pues yo creo que se equivocan. Y que en el curso de no muy largo tiempo se podrá comprobar que este tipo de iniciativas rara vez suelen dar éxito cuando se diseñan con criterios ideológicos directivos que tratan de marginar y aislar el papel de los agentes privados, en concreto, de los cubanos.
De nada sirve este derroche de recursos económicos si lo único que se espera son inversores extranjeros en busca de algún proyecto dirigido a los mercados internacionales, toda vez que la capacidad adquisitiva de los cubanos no despega. En concreto, este parque empresarial no permitirá a los cubanos instalarse y promover sus propias iniciativas empresariales. ¿En qué cabeza puede fraguarse una idea de estas características? Tal parece que el régimen castrista desprecie a sus ciudadanos, los mantenga alejados de la prosperidad económica y les impida ser iguales, qué curioso, que los extranjeros.
En las actuales condiciones, los cubanos no tienen autorización de su gobierno para crear empresas industriales e instalarlas en el parque de ViMariel. Las iniciativas de trabajo por cuenta propia, las únicas que se permiten, no caben dentro de lo que se denomina como sector industrial. No conviene olvidar que la manufactura es la actividad económica que experimenta mayores aumentos de productividad, y con ello de empleo, beneficios, renta y riqueza. Al excluir a los cubanos de esta actividad, el régimen les impide desarrollar bajo la iniciativa privada emprendedora, este tipo de negocios. Tampoco permite a los cubanos poner en marcha una joint venture con un inversor extranjero porque este tipo de operaciones solo se pueden realizar por las empresas estatales dependientes del régimen. Esta torpe decisión ideológica supone que esta iniciativa no pueda aprovechar plenamente el desarrollo de la actividad económica.
Pero es que si los cubanos de a pie no podrán participar en las actividades del parque industrial, la pregunta que hay que plantearse es ¿cuántos inversores extranjeros pueden tener interés en desarrollar iniciativas con el gobierno castrista en lo que se oferta en este parque? Aunque la concesión se ha planteado para 50 años, los vietnamitas tienen poco, por no decir ningún, interés en ofrecer instalaciones en este parque del Mariel a empresas ¿asiáticas?, tal vez otras corporaciones de Vietnam? Lo razonable sería tratar de localizar empresas de América Latina, eventualmente interesadas en ubicarse en el Mariel. La pregunta sigue siendo la misma, ¿para qué? Un mercado interno de muy bajo poder adquisitivo, con salarios medios de 24 dólares al mes, y con una cifra de turistas estancada que no supera los registros del pasado año, ofrece escaso atractivo al capital extranjero regional. Cabe pensar solo un instante en los costes asociados a una inversión trasnacional procedente de la lejana Asia, y se tendrá de manera inmediata una conclusión: las empresas potencialmente interesadas en este parque van a ser muy pocas. No le auguro un gran futuro.
Es un poco la historia del primer lustro de vida del tristemente célebre Zona Especial de Desarrollo del Mariel, creada en 2013. Ya dijimos, en su día, que las ZEDs habían sido una estrategia oportuna en los dragones asiáticos en la década de los 80 del siglo pasado, no tienen mucho sentido en el escenario actual de globalización y de plena vigencia de la cuarta revolución industrial. Esa manía obsesiva del régimen castrista por no superar el paso de la historia, y continuar anclados en 1959, es un desastre para la economía cubana, porque le impide progresar y adapatarse a los tiempos que corren. El Mariel es un buen ejemplo de ese fracaso anunciado, y la ViMariel viene detrás.
Los castristas se empeñan en querer hacer las cosas sin contar con la energía, el talento, la libertad emprendedora y los derechos de propiedad privada de todos los cubanos, y así les va.
De fracaso en fracaso, porque la economía tiene unas reglas, y si se quiere realmente fomentar el desarrollo económico sostenible a través de la atracción de inversión extranjera, la innovación tecnológica y la concentración industrial, los primeros que tienen que participar de este proceso son los ciudadanos cubanos, libre y voluntariamente, sin interferencias ni controles absolutos de su gobierno. Eso está fracasado, y cuanto antes se deje atrás mejor. Los vietnamitas lo saben. Ellos lo han hecho en su país con el Doi Moi.
Comentarios
Publicar un comentario