Sobre el viaje del presidente Sanchez a Cuba; 2ª y final
Este artículo, nuevamente, se aleja del objetivo del Blog para realizar un balance de la visita del presidente Sanchez a
Cuba
De la que sólo cabe un resultado tangible, por cierto. La silla de palma de Antonio Maceo, que trajo el general
Weyler a su Mallorca natal, y se encontraba expuesta en Marivent, ha vuelto
a Cuba. Pero seguirá vacía, como una alegoría de que nada cambia para que todo
siga igual en aquella isla tan lejana, pero tan cerca y para mi tan querida.
Sanchez vuelve de La Habana con la maleta vacía,
igual que los españoles que fueron confiscados por la revolución comunista que
ha ido a apoyar públicamente. A diferencia de aquellos gigantes, compatriotas
suyos, que aún continúan esperando una compensación por el robo de sus
patrimonios, Sanchez ha vuelto con un problema más.
Dar la cara por la última dictadura de la guerra
fría, y quedar ante el mundo como el avalista atropellado de un régimen que
está en las antípodas de España, Europa y la mayor parte de países del mundo. Y
como viene ocurriendo en otros ámbitos, este problema a él no le va a afectar, y tal vez se
olvidará bien pronto. Pero lo tiene con él, porque se ha hecho merecedor del
mismo en los dos cortos días de su visita oficial a Díaz-Canel, el heredero de
los Castro. Ese problema, aunque él no lo crea, le perseguirá durante muchos
años. Eso espero.
Desde mi punto de vista, el balance de la visita ha sido desolador, para Sanchez, para la diplomacia española, para Cuba, para todo el mundo.Y estos son los motivos
1. Ha
otorgado completamente gratis a los dirigentes de la dictadura comunista un
espaldarazo mediático y un reconocimiento internacional, que puede ser incluso
más grave si finalmente se produce el viaje de los Reyes en 2019.
2. Ha
priorizado, desde posiciones de líder socialista obrero español, los intereses
económicos, empresariales y de los negocios por encima de los derechos humanos
y las libertades de los cubanos, en un país muy querido por los españoles. Ni su "socio" Podemos se lo puede creer. Al final, las deudas siguen estando ahí y las oportunidades abiertas en puertos, aeropuertos o ferrocarril son las más ruinosas de todas, porque en Cuba hay poco que transportar.
3. Se
ha alejado, ex profeso, de la actual estrategia hacia Cuba emprendida
conjuntamente por la mayor parte de los países de América Latina, auspiciados
por la OEA, y por Estados Unidos.
4. Se
ha negado a atender, recibir, escuchar y mostrar simpatía a los disidentes y
opositores del régimen comunista. Tanto a los de dentro, como los de fuera. Lástima, porque solo ha recogido una parte muy pequeña de la sociedad cubana. Por cierto, la que le interesa al régimen.
5. No
ha realizado declaración, pronunciamiento o comentario alguno exigiendo
libertades y democracia en Cuba. Pierde una relevancia internacional, como Obama, por ejemplo, u otros dirigentes que han hecho defensa de los opositores y sus actividades en Cuba.
6. Ha
aceptado a ciegas, y sin discusión, una agenda oficial definida y ejecutada al
milímetro por los representantes del régimen en su propio beneficio. Todo ha pasado tan rápido que ni siquiera ha habido posibilidad de un análisis detenido. Es una visita ciega.
7. Ha
trasmitido al mundo una imagen falsa de Cuba, basada en la frivolidad parlanchina de Eusebio Leal, los paseos tumultuosos por la zona más rehabilitada de La Habana vieja, la aparente estabilidad social y el “campechanismo”, con las chaquetas en la mano. Nada que ver con la realidad.
8. Ha
aceptado que en Cuba las cosas sigan igual que hasta ahora, y que no
haya cambio alguno, en particular en la forma de hacer negocios y contratos por
parte del régimen. Ni una sola exigencia al cumplimiento de la Directiva
2014/24/UE en la que se prioriza la integridad en la contratación para luchar
contra el fraude, el favoritismo y la corrupción.
9. Ha
puesto en valor a la dirigencia comunista del régimen y su proyecto de reforma
constitucional de Cuba aceptando relativizar los derechos humanos a un diálogo
de periodicidad anual sin más (copia del acuerdo de la UE con Cuba).
10. No
se ha acercado realmente al pueblo cubano, y ha pasado de largo por la
escabrosa realidad de la isla, aceptando la visión de las autoridades.
11. Ha
dejado instalado un marco para la continuidad de la financiación de la
actividad comercial de Cuba con España, avalado por los impuestos de los
españoles y gestionado por la empresa estatal CESCE de seguro de crédito a la
exportación.
12. No
ha sido capaz de trasladar un mensaje de solidaridad a los “nuevos españoles”
de Cuba que, lograron su nacionalidad por la ley del abuelo.
Cuba, los cubanos y la democracia se merecen mucho
más que todo eso, una visita descafeinada, controlada por el régimen para que pase desapercibida, y sin compromisos concretos para la libertad.
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