El "invierno" demográfico en Cuba en tiempos de pandemia
Elías Amor Bravo, economista
En medio de la grave crisis de la
pandemia por el COVID19, que, por desgracia, empieza a causar estragos, no solo
sanitarios, sino económicos, Granma nos regala en portada una información que,
desde luego, pasará a la historia del periodismo profesional.
Ni más ni menos que se alude a una
reunión de Díaz-Canel para analizar la dinámica demográfica del país, y como
los datos de comportamiento de la población en el primer trimestre manifiestan
una disminución absoluta de la población, toda vez que el, número de nacimientos, 23.666
es claramente inferior, a las defunciones, 27.269 y las previsiones insisten en
que esta tendencia va a continuar durante todo el año.
Asombrosamente, Díaz-Canel dejó
unos instantes el problema acuciante de la pandemia y se dedicó a evaluar,
según Granma, “el cumplimiento del programa de atención a este importante
asunto, en un contexto de decrecimiento poblacional, bajos niveles de
fecundidad y creciente envejecimiento”. Los datos y la información, a cuenta
gotas, los dio el “desaparecido” Murillo, que continúa de “jefe de la Comisión
Permanente para la Implementación y Desarrollo” cuando pensábamos que había dejado
el cargo, y, él se encargó de mostrar ese saldo negativo y trágico de 3.603
cubanos menos que definen la disminución natural de la población de Cuba.
Ya deberían haber atendido este problema desde hace
tiempo. Raúl Castro también. Porque el "invierno" demográfico de Cuba no
es un fenómeno de ahora, sino que se viene cociendo a fuego lento desde hace
más de una década. Y lo que es peor, es
un problema que no tiene fácil solución, que presenta aspectos estructurales muy
complejos, y lo que es peor, no se va a resolver con parches y medidas puntuales,
por mucho “trabajo con inteligencia, intensamente, con un seguimiento adecuado,
buscando que haya más nacimientos, para detener así el decrecimiento
poblacional” se haga por las autoridades.
¿Por qué hemos llegado a esta
situación? ¿Cuál es la gravedad del asunto? ¿Y qué soluciones tiene el problema?
El argumento oficial es que hemos llegado a esta situación porque
la población cubana envejece, con una elevada esperanza de vida, un dato
positivo si hubiera recuperación de las cohortes demográficas por la base de la
pirámide. Pero como no hay nacimientos suficientes, el segmento de población de
cubanos con 60 años o más, se ha incrementado hasta el 20,8% del total de la
población; cifra que para 2020 continuará creciendo hasta un 21,2%.
Se habla igualmente de tratamiento
para las parejas infértiles, que según datos de Murillo, alcanzó una cifra de
138.977 parejas a atender en consultas municipales y provinciales y centros de alta
tecnología, y se destaca como un éxito de este programa haber conseguido en
2019 y en el primer trimestre del 2020, 11.678 embarazos.
Lo mejor de todo es que Granma
anuncia (una vez más la propaganda llega a lo inadmisible) que “para seguir
encontrando soluciones eficientes, se estudia una veintena de medidas para
estimular la natalidad, que incluyen una mayor atención y protección a las
mujeres embarazadas, a las madres y padres trabajadores, y a las familias
encargadas del cuidado de los menores”.
La cuestión es que con esas 20 o 30 medidas no
van a resolver el problema. En realidad el estancamiento de la población cubana
tiene mucho que ver con el pésimo estado de la economía, la pobreza generalizada
de la población, el hacinamiento de las familias en viviendas que se caen a
pedazos, el bajo poder adquisitivo de los salarios, la ausencia de libertad de
elección. Habría que preguntarse quién puede querer traer al mundo sus vástagos
para verlos perder el día a día de sus vidas entre consignas ideológicas y colas absurdas para "resolver".
Esta es la cuestión principal, que los
cubanos han perdido la fe en el futuro de su país, y que los más jóvenes, en
cuanto pueden, eligen la vía del extranjero para enderezar sus vidas. Que
analicen las tasas de natalidad de los cubanos en el exterior, se llevarán
grandes sorpresas.
No tiene razón Díaz-Canel cuando
dice que la dinámica demográfica es un tema de la mayor complejidad, porque es uno
de los que más impacta en la vida presente y futura de Cuba, en su desarrollo
económico y social. Es justo al revés, como lo tiene que ver. Por culpa de la pobreza
estructural de Cuba, que su gobierno ni sabe ni quiere arreglar, es por lo que
la demografía se hunde sin remedio. La causalidad de las relaciones económicas,
en este caso, si que está plenamente justificada.
Desde hace más de una década la
población cubana crece poco, o no crece. Los que han intentado resolver este problema
sin reformar las estructuras del viejo y reaccionario sistema social comunista,
han fracasado. De nada sirve “llenar” la constitución de derechos para las
familias, si luego no hay forma de ejercerlos o llevarlos a la práctica.
Círculos infantiles, casas de abuelos, atención a la conciliación, protección a las embarazas y parejas infértiles, si, todo eso está muy bien como subsidios que engordan el presupuesto del estado, pero el objetivo hay que ponerlo en mejorar las condiciones de vida de los cubanos, y eso depende de las fuerzas económicas, sobre todo las privadas. Y para lograr ese objetivo de saneamiento de la estructura productiva, por desgracia, no se ve nada nuevo. El año que viene los datos de Murillo serán mucho peores. Seguro.
Círculos infantiles, casas de abuelos, atención a la conciliación, protección a las embarazas y parejas infértiles, si, todo eso está muy bien como subsidios que engordan el presupuesto del estado, pero el objetivo hay que ponerlo en mejorar las condiciones de vida de los cubanos, y eso depende de las fuerzas económicas, sobre todo las privadas. Y para lograr ese objetivo de saneamiento de la estructura productiva, por desgracia, no se ve nada nuevo. El año que viene los datos de Murillo serán mucho peores. Seguro.
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