Producir mas, libreta de racionamiento y ahorro de energía: lo que trae el COVID19
Elías Amor Bravo, economista
Destacar la llamada que la
Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) ha hecho a sus miembros, recogida en Granma en una breve reseña: “hay que acopiarlo todo; el país tiene
que vivir con lo que seamos capaces de producir a partir de nuestros propios
esfuerzos y recursos, para alcanzar la seguridad alimentaria y nutricional. Esa
es y será siempre nuestra respuesta contundente frente a la pandemia y a la
agresividad del imperialismo yanqui en su fracasada intención de asfixiar la
economía y destruir la Revolución”.
Todo es razonable, excepto esa
referencia a un bloqueo que no es tal. Les recuerdo a la ANAP que el pasado mes
de febrero, antes de que saltase la COVID19 a la Isla, Cuba compraba en Estados
Unidos, pollo y soja por más de 23 millones de dólares, puede parecer poco,
pero es una evidencia que el sector agropecuario cubano no llega para dar de
comer a la población. Si esto ocurre, el problema está dentro. No afuera. Además,
no creo que la solución sea “redoblar esfuerzos”. Trabajar más, pero hacerlo
sin eficiencia, no resuelve el problema. La agricultura cubana produce el 3,7%
del PIB, pero concentra más del 17,9% del
empleo. Algo no va bien.
La baja productividad es el origen
de la insuficiencia del sector para atender las necesidades de alimentación. Insisto,
si se quiere incentivar la producción para aportar más a las necesidades de consumo
interno, hay que sacar el máximo partido a toda la tierra disponible (se está
cultivando menos del 30% de la superficie agrícola) y además hacerlo con un
marco jurídico que respete derechos de propiedad de campesinos libres e
independientes, y no arrendatarios del estado, cuyo futuro es bien imprevisible.
De paso, a esos agricultores
empresarios se les debe facilitar promover su asociación libre e independiente,
sin interferencias políticas comunistas, y la posibilidad de recibir inversiones
extranjeras en tecnología, poner en marcha joint ventures con empresarios
agrarios de otros países y canalizar sus producciones sin intermediarios ociosos
como Acopio. Cierto. En esta crisis, llegamos tarde, pero ahora es el momento de
empezar a pensar en la próxima, y si queremos salir del atolladero, a problemas
complejos, soluciones de alcance.
Otra noticia de estos tiempos de COVID19 en Cuba. Al
parecer, la utilización de la libreta de abastecimiento se considera un
instrumento fundamental para llevar un control del acceso de la población al
pollo, un producto muy apreciado en estos momentos. La libreta de racionamiento
que vuelve, porque realmente nunca se ha ido del todo, y en esta nota de Granma
se puede ver por qué. Es un instrumento fundamental “para llevar un control del
acceso de la población al consumo”. No lo digo yo, que soy un economista de
ideas liberales. Lo dice el autor de la nota que añade, un poco con una literatura
épica que asombra, que “ante el reto colosal que implica llevar los alimentos
al pueblo en medio del enfrentamiento a la COVID19, el Consejo de Defensa
Provincial aprobó la utilización de la libreta de abastecimiento como método de
control para la compra del demandado producto”.
Asombroso. En lugar de abrir mercados, aumentar la
oferta para que los precios bajen y la gente pueda alimentarse en esta cuarentena
que viene, el pollo se vende por medio de la libreta y eso significa, colas, largas
esperas, racionamiento, ausencia de producto, y vuelta a empezar, con la necesidad
de resolver. La iniciativa comunista traslada a las tiendas
recaudadoras de divisas, de los consumidores de varias bodegas, la venta por la
libreta del pollo. Es decir, establecimientos que ya habían salido del círculo
vicioso del racionamiento, vuelven al redil del estado, y con eso las autoridades
dicen que se garantiza la llegada del pollo y aceite a las familias, un paquete
y un litro todo contado, con nombre y apellidos y máximo control, igual que en
una economía cuartelera o en un campo de concentración. Control y control. Libertad
de elección, nula. Ya veremos.
Lo peor de todo esto es que los comunistas están
convencidos de que actuando de este modo es como mejor protegen al pueblo, en
medio de la compleja situación que afrontamos por la pandemia. Falso. La mejor
protección es la libertad de elección, en mercados bien surtidos donde la gente
pueda comprar lo que necesita en el momento oportuno, y no cuando se les “controle”.
No creo que esta iniciativa haya sido bien recibida
por la población, como dice la nota de Granma. La realidad es que los cubanos
saben que, después de seis décadas de libreta, este instrumento nunca ha asegurado
nada, y que en medio de esta crisis seguirán teniendo los problemas para compra
los alimentos que necesitan, tendrán que permanecer largas horas en una cola,
sin saber si al final se tendrá o no acceso al producto. Un desastre más para
la crisis sanitaria del COVID19.
Y la última nota de Granma alude a un llamado a la población
al “uso racional de energía eléctrica”. No me lo podía creer. En el país de los
apagones injustificados, que ya se han empezado a producir, el gobierno diciendo a los cubanos que en abril la
demanda de energía ha superado lo que normalmente se consume en los meses de verano
y que toca ahorro de electricidad. Por las buenas o las malas.
El Consejo eléctrico nacional ha señalado que “las
altas temperaturas, que por estos días han batido algunos récords, y la
permanencia de las familias cubanas en sus casas como medida de prevención y
enfrentamiento a la COVID19”, han llevado a que lo planificado para el pico
del mediodía a nivel de país, en esta etapa del año, se incumpla en un 20,6%,
cifra que representa 421 megawatt por encima del plan. El gobierno siempre culpando a los cubanos de sus problemas reales. Además, utilizan el mismo argumento que viene produciéndose desde 2016, en tiempos
de poco petróleo el consumo de derivados de este producto se ha incrementado
en 9.516 toneladas más por encima del plan. Inadmisible
El plan, siempre el eterno plan que no se cumple
jamás. Si no se cumple, se revisa e incluso, se puede abandonar. En esta ocasión, por motivos justificados, cierto. Nadie en Cuba es capaz de pensar que por determinados motivos, el consumo de electricidad puede aumentar de forma inesperada, y eso, igualmente se tiene que tener en cuenta. Por eso, las autoridades, con Ramiro Valdés al frente, piden a los cubanos lo hilarante, que “cambien las horas de hacer las comidas
y equilibren las actividades domésticas, que no se hagan todas al mismo tiempo”,
así como una lucha “contra las ilegalidades” que nos lleva a pensar en lo peor,
en relación con la protección de los derechos humanos.
Este es el escenario absurdo con que las autoridades cubanas se enfrentan a la crisis más grave que se recuerda desde el período especial. Otra política económica es posible.
Este es el escenario absurdo con que las autoridades cubanas se enfrentan a la crisis más grave que se recuerda desde el período especial. Otra política económica es posible.
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