Cuba 2012: Balance de un año de más represión política y fracasos económicos
Elías Amor Bravo, economista
El balance del régimen castrista en 2012 debe prestar atención a dos ejes
fundamentales. La represión política y el fracaso en la gestión de la economía.
Del primero, se pueden citar datos que han sido divulgados recientemente. La
nueva política de “tolerancia cero” con la disidencia ha supuesto más de 6.200
detenciones de corta duración, según Informe de la Comisión Cubana de Derechos
Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) que preside Elizardo Sánchez Santa
Cruz.
La crónica de detenciones arbitrarias ha sido continuada a lo largo del
año. En el mes de marzo, el opositor pacífico Jorge Vázquez Chaviano era
arrestado cuando se dirigía hacia La Habana para impedir su asistencia a la
misa del papa Benedicto XVI en la Plaza de la Revolución. Vázquez permaneció
detenido seis meses, con una protesta de solidaridad y ayuno. Finalmente fue
excarcelado.
En las últimas semanas, con motivos de la celebración del Día Internacional
de los derechos humanos, la policía cubana detuvo a más de 100 disidentes, al
tiempo que se produjeron entre 100 y 150 arrestos domiciliarios por toda la
isla. En el grupo se identificaron al menos 80 miembros y partidarios de las
Damas de Blanco, madres y esposas de ex presos políticos. Las Damas de Blanco,
en particular, han sido víctimas de especial atención por parte de la seguridad
del estado, ejerciendo una presión continuada sobre sus marchas pacíficas.
Estos casos ejemplifican la ola de detenciones arbitrarias contras las
filas disidentes, bajo la nueva fórmula de los llamados “encarcelamientos de
baja intensidad”, totalmente arbitrarios y que pueden durar horas o varios
días. De ese modo, la seguridad del estado castrista utiliza este mecanismo
para atemorizar a los disidentes y frenar las cada vez más generalizadas demostraciones
de la oposición pacífica, como las impulsadas desde Estado de Sats por Antonio
G. Rodiles.
Este aumento de la represión responde, en opinión de algunos analistas, a
las consecuencias de la grave crisis económica generada por la gestión
ineficiente de las políticas económicas contenidas en los llamados
“Lineamientos” de Raúl Castro.
El auge de la represión contra sectores cada vez más amplios de la
sociedad, molestos con el estado de la economía, coincide con una actitud por
parte del régimen, que no muestra voluntad política alguna para que la
situación cambie.
La policía secreta ha multiplicada sus actividades de seguimiento,
vigilancia y hostigamiento contra disidentes y periodistas, ex presos políticos
y activistas pacíficos, lo que propició la presentación de una queja por
escrito a la Fiscalía hace seis meses, cuyo objetivo sería denunciar los
arrestos injustificados y la ola de actos violentos.
En la lista de arrestos ordenados por la policía política se han referido
en este escrito al menos 15 casos detallados y documentados, tales como la
situación del abogado Veizant Boloy González, o el periodista independiente
Calixto Martínez, colaborador de la agencia de información Hablemos Press, en
La Habana.
Las detenciones arbitrarias tampoco hacen excepciones. En octubre la
policía política arremetió contra la popular bloguera Yoani Sánchez y su
marido, el periodista Reinaldo Escobar. Ambos fueron detenidos temporalmente
cuando pretendían llegar a la ciudad oriental de Bayamo para presenciar el
juicio contra el español Angel Carromero, de 27 años. Carromero fue acusado por
causar la muerte de los disidentes Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano
Liberación (MCL), y Harold Cepero en el choque de un auto el 22 de julio.
De lo que no cabe duda es que, frente a la perspectiva de la Unión Europea
de observar “cambios” en la situación interna de Cuba, de cara a una eventual
revisión de la Posición Común, la actuación del régimen castrista ejemplifica
continuas violaciones del artículo 9 de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, firmada por el Estado Cubano en 1948. De ese modo, lo que la
Unión Europea observará en la Isla serán detenciones arbitrarias, arrestos
violentos, amenazas, golpizas, todo ello para impedir a la sociedad civil el
ejercicio del legítimo derecho de asociación y reunión, de manifestación y
expresión libre.
La protesta
generalizada en la Isla tiene mucho que ver con los continuos fracasos de las
medidas adoptadas bajo el epígrafe general de los “Lineamientos”, que están
propiciando un deterioro continuo de la situación y la aparición de graves
desigualdades económicas y sociales.
Los indicadores son muy desalentadores para las autoridades. La economía ha
vuelto a crecer por debajo de las previsiones. Pero lo relevante es que el número
de trabajadores por cuenta propia a finales de 2012 ha quedado en unos 400.000,
según el diario oficial Juventud Rebelde, una cifra que, como señalan los analistas
independientes, se halla muy por debajo de las previsiones iniciales del
régimen. Pero además, las actividades por cuenta propia se están concentrando
en determinadas provincias de la Isla, dejando a otras prácticamente sin
atención. Villa Clara, Holguín y Santiago de Cuba así como en La Habana y
Matanzas, suponen el 64% de los nuevos trabajadores por cuenta propia.
La lentitud del proceso de cambios en la economía obedece a la falta de
criterio de las autoridades, que a pesar de haber lanzado en octubre del 2010
el programa de “creación de pequeñas empresas privadas y servicios” en más de
178 categorías, no ha contribuido a sentar las bases necesarias para el
desarrollo de las nuevas actividades. Ni siquiera la autorización de
contratación de asalariados en 83 categorías, ha permitido la expansión del
sector.
De ese modo, frente a los 1,3 millones de empleados estatales que se
pretendían eliminar del sector presupuestado para reducir el gasto improductivo
que lastra la dinámica económica, los apenas 400 mil trabajadores por cuenta
propia a finales de 2012, han obligado al régimen a replantear la estrategia de
cambios.
Eso sí, los mecanismos de control sobre los nuevos trabajadores por cuenta
propia se han venido instrumentalizando de forma sistemática. Al menos, un 87% de
los trabajadores del sector se ha “incorporado” en el último año a la única Central
de Trabajadores (CTC).
Raúl Castro se ha implicado en el proceso, y en el último consejo de
ministros del año llamó a eliminar las “trabas y ataduras” a las fuerzas
productivas que persisten en la isla y a aumentar el ahorro, para avanzar en
las reformas que buscan hacer eficiente el modelo económico cubano.
Trabas y ataduras cuya única responsabilidad es suya, como máximo dirigente
del país, y que se resumen, en esencia, en la falta de un marco jurídico
adecuado para la protección de los derechos de propiedad para todos los
cubanos, sin distinción, y la existencia de un mercado fuerte como instrumento
de asignación de recursos por medio de los precios, con la supresión de la
planificación central de la economía.
En cuanto al ahorro, la cuestión es cómo facilitar su generación con
salarios de 12 euros mensuales y una creciente presión fiscal indirecta que ha
hecho que los precios en el área de la moneda convertible CUC, donde
prácticamente todo se puede conseguir, sean inalcanzables para los cubanos.
En la misma reunión ministerial, Marino Murillo el “zar de las reformas
económicas”, anunció que en 2013 se comenzará a aplicar una política “diseñada
para flexibilizar los objetos sociales (misiones) de las empresas estatales
cubanas, encaminada a favorecer al máximo el desarrollo de sus “potencialidades”
añadiendo después que la “flexibilización no elimina las regulaciones
existentes para la comercialización de ciertos productos y la prestación de
algunos servicios”. Más de lo mismo.
En este debate sobre qué hacer, dentro de las trabas y
ataduras del sistema, el régimen trata de superar su agonía financiera en los
mercados internacionales, reajustando a la baja sus gastos, y orientando cada
vez, en mayor medida, a la deteriorada economía hacia la fuente de ingresos
procedentes de las remesas de las familias de exiliados y emigrantes, o el
turismo, cuyos datos tampoco dan motivos de satisfacción. En esa línea cabe
interpretar la reforma migratoria que entrará en vigor en el mes de enero,
orientada especialmente a propiciar más remesas del exterior y liberar
población subempleada en el sector presupuestado, en un intento de continuar la
reducción de gastos.
Nunca antes en la historia del régimen la incidencia
de la economía en la política, y viceversa, había sido tan evidente. Es cierto
que Raúl Castro heredó de su hermano un sistema improductivo, ineficiente y
devastado por decisiones antieconómicas que han hipotecado el futuro de la
economía, pero al mismo tiempo, el aparato represor de la seguridad del estado
ha continuado al servicio de la política, para atacar cualquier demanda de
protesta social, en un entorno cada vez más complejo. Represión y fracaso
económico forman un binomio explosivo. No es posible mantenerlo mucho tiempo.
Ese es el nuevo escenario que se abre en 2013.
Tomado de Diario de Cuba, 26 de diciembre 2012
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