El régimen ahora dialoga sobre expropiaciones
Elías Amor Bravo, economista
Que EE.UU. y Cuba hablen sobre las
expropiaciones de la revolución cubana, es una buena noticia que, no
obstante, debe ser acogida de manera prudente. Y da igual que Granma, diario oficial del régimen, trate de minimizar el impacto del
encuentro, al calificarlo de “mera reunión informativa entre
representantes de los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos sobre el
tema de las compensaciones mutuas”, porque el fondo de la cuestión
es otro.
El caso es que el régimen castrista
reconoce, por vez primera en décadas, la grave afrenta cometida
contra los derechos de propiedad existentes en la Isla en 1959, y
busca, tal vez demasiado tarde, una solución para tratar de
recuperar una credibilidad internacional de la que ha sido privado
durante décadas. De algún modo, ha cambiado la postura del régimen, que
nunca quiso dar espacio alguno a las legítimas acciones legales de
ciudadanos estadounidenses para recuperar sus antiguas propiedades en
la isla caribeña, y ahora se apresta a negociar. Por desgracia, muchos han muerto en su empeño y no verán el final del proceso. Pero el camino se ha abierto, y esto se tiene, de algún modo, que celebrar ¿Qué es lo que ha cambiado, entonces?
Algunos analistas se han fijado que
el encuentro ha estado integrado por personas de un perfil más técnico que político. Abelardo Moreno Fernández, viceministro de
Relaciones Exteriores, por Cuba y Mary McLeod, viceasesora legal
principal del Departamento de Estado, al parecer han intercambiado
información sobre las compensaciones pendientes de solución. Por un lado, la delegación de EEUU sobre las
confiscaciones a sus ciudadanos a partir de 1959 y por la delegación
de Cuba una vez más, unas presuntas reclamaciones por daños humanos
y económicos, derivados del llamado embargo. Lo más destacado es
que, al final de la reunión, ambas partes anunciaron su intención
de continuar los intercambios sobre este tema.
Salvar esta primera prueba sin ruptura, se puede considerar un éxito. No en vano, las expropiaciones
sin compensación decretadas a partir de 1959 por el régimen
castrista, ha sido uno de los contenciosos más complejos entre los
dos países. Algunos analistas lo relacionan directamente con el
llamado “embargo económico” decretado por EEUU al régimen de
Castro al comprobar la nula intención de éste de satisfacer los
pagos establecidos por la legislación vigente.
Para Estados Unidos, que siempre
defiende de manera activa los intereses de sus nacionales, las
expropiaciones incidieron, de forma negativa, en el patrimonio de
miles de personas y corporaciones que perdieron, tras los primeros
momentos de la llamada “revolución”, todo lo que legítimamente
era suyo, como casas, explotaciones agrícolas, fábricas, bancos o
negocios azucareros, y que, posteriormente, formalizaron sus
reclamaciones en EE.UU. a través de una comisión especial del
Departamento de Justicia.
No existen estimaciones fiables del
monto del valor de los activos confiscados. Algunos cálculos han
situado el total en 1.900 millones de dólares de 1959, que
actualizados a 2015 sumarían más de 8.000 millones. Sin embargo, se
no haberse producido aquel trasvase de derechos de propiedad en favor
del estado, y mantenerse las tendencias que presentaba la economía
cubana antes de 1959, dicho valor podría ser incluso hasta cinco
veces superior. No será fácil ponerse de acuerdo con el importe de
las confiscaciones.
A su vez, el régimen castrista ha
presentado sus quejas a la delegación de EE.UU, por el denominado
“efecto del embargo”, un cálculo de partidas económicas que ha
circulado por Naciones Unidas, de año en año, con motivo de las
votaciones que se celebran sobre esta cuestión, lo que indica que
estamos ante un largo y complejo proceso ya que EE.UU. considera que
estas espectaculares reclamaciones no se corresponden con la realidad
de los hechos, si se tiene en cuenta que Cuba ha podido comerciar y
recibir inversiones de todos los países del mundo.
Algunos analistas consideran que,
dentro del proceso abierto por el presidente Obama hace un año, no
será posible la normalización plena de relaciones entre los dos
países mientras no se resuelva el asunto de las expropiaciones.
Paciencia.
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