Análisis de la economía castrista en 2015 (I)
Elías Amor Bravo, economista
Comienzo con ésta una serie de entradas en el blog para evaluar el comportamiento de la economía castrista en 2015. La información procede de fuentes oficiales, lo que obligará a realizar las correcciones oportunas. En próximas entradas analizaremos el presupuesto público o el poder adquisitivo.
El régimen castrista acaba de anunciar que el Producto Interior Bruto (PIB)
de Cuba creció un 4 % en 2015. Una tasa que, de ser cierta, supone dejar atrás
los lúgubres resultados de años anteriores y sentar las bases de un crecimiento,
tan deseado como necesario. La experiencia reciente sobre la información
estadística de la economía castrista nos obliga a ser prudentes en extremo con
este dato, sobre todo porque como el régimen afirma, los factores que influyen
de forma negativa en este resultado, a saber, “los efectos del bloqueo
norteamericano y las restricciones financieras” se han mantenido igualmente en
2015. Hay que preguntarse, entonces, ¿cómo se ha alcanzado ese 4%, envidiable,
en un contexto de sombras grises a nivel internacional?
El dato ha sido presentado y aceptado, como viene siendo habitual, por el
inefable titular de Economía, Marino Murillo Jorge, en la reunión del Consejo
de Ministros que por estas fechas, analiza el comportamiento de la economía
durante el 2015. Todo un alarde. Antes de acabar el año, y seguramente con
indicadores que cubrirán los dos primeros trimestres del ejercicio, o incluso
menos, las autoridades responsables de la economía castrista confirman un
crecimiento anual para el PIB. Lo cierto es que lo peor de 2015 está en el
último tramo del año. Así cualquiera.
Y ahora vienen las explicaciones oficiales. Según lo que se expuso, este
resultado fue posible “porque se logró disponer de anticipos de liquidez,
contrataciones adelantadas de los créditos y de su ejecución, y además hubo una
tendencia a la baja en los precios de las importaciones”. Con mis conocimientos
de economía básicos, ciertamente, advierto que la única razón que me cabe
entender como justificativa del mejor comportamiento de la economía castrista
es la última, porque las dos primeras, los anticipos de liquidez y las
contrataciones adelantadas de los créditos, parecen de broma. ¿Qué es eso que
permite a una economía ineficiente e improductiva funcionar mejor? Y si es así,
¿por qué no lo hacen de forma continua?
En cuanto al análisis por sectores, la nota informativa señala que “crecen
respecto al año anterior, aunque la agricultura, la industria azucarera, la
construcción, el transporte, el almacenamiento y las comunicaciones
incumplieron lo que estaba planificado”. Estamos hablando de actividades que
representan más del 60% del PIB de la economía, ¿cómo es posible que se
alcancen cifras del 4% si no se cumple lo planificado? Tan sólo se puede
comprender si lo que se planifica es sistemáticamente más bajo de lo que se
puede conseguir. Y si eso es así, entonces, ¿para qué se planifica?
Por otra parte, también se dio visto bueno al Plan de la Economía para el
año próximo. En ese nuevo ejercicio, se ha previsto “potenciar al máximo las
reservas internas de la economía; dirigir los recursos hacia aquellas
actividades que garantizan exportaciones y sustitución de importaciones;
priorizar las inversiones de continuidad y crecer en las del sector productivo
que generen ingresos externos, las de infraestructura y de sectores
estratégicos”. Una carta a los Reyes Magos. En un año como 2016 en que la
crisis parece extenderse por los países emergentes y los de América Latina, con el dólar
en máximos históricos y tipos de interés más altos en EEUU, hará falta mucha
imaginación para alcanzar los objetivos expuestos si no se realizan las
reformas estructurales en profundidad que necesita la economía cubana hacia la
libertad de mercado y la propiedad privada.
En presencia de una economía controlada centralmente por monopolios, la
pretendida "garantía de los servicios sociales básicos (educación, salud) en
niveles similares a los de los últimos años, la sostenibilidad de la generación
eléctrica del país y la mejora de la eficiencia en el uso de los portadores
energéticos", alejan la agenda económica de las necesidades reales del sistema
para conseguir su plena inserción en la economía global y normalización con el
resto de países del mundo. Hay que arriesgar más. Sin duda estamos ante otro año perdido.
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