A propósito de la entrevista de Josefina Vidal en Granma (I)
Elías Amor Bravo, economista
La diplomática castrista, Josefina
Vidal se despacha a gusto en una entrevista publicada en el diario
oficial del régimen de hoy, con el título “El bloqueo es una
política del pasado y debe cesar”. No hace falta insistir
demasiado. El punto de vista de la señora Vidal está en las
antípodas del que mantiene cualquier demócrata cubano. Además, su posición personal sobre este asunto es de poco interés, si no fuera porque detrás de sus palabras está el poder del régimen: la cúpula castrista, y eso si que puede ser interesante.
Desear que la Isla llegue a convertirse
en un país libre, plural y democrático en el que participen todas
las ideologías sin exclusión, es un objetivo compartido por muchos,
que la señora Vidal simplemente no tiene en consideración. Ni lo
menciona en la entrevista. No obstante, hecha esta salvedad, me voy a
referir a las cuestiones económicas planteadas, sin duda relevantes,
que la señora Vidal también soslaya o trata de presentar de manera
inadecuada o con un tono propagandístico muy propio del régimen que
defiende.
La entrevista se produce al año del
deshielo de las relaciones entre Obama y el régimen castrista. Sin
embargo, la señora Vidal afirma que son 19 meses los que se tienen
que valorar ya que “hemos trabajado muchos años para lograr
un cambio en la política de Estados Unidos hacia Cuba”.
Interesante, ahora sabemos que las conversaciones secretas han
existido y que la transparencia del proceso ha dejado ciertamente
mucho que desear.
Dicho lo anterior, la sarta de mentiras
y propaganda empieza de manera inmediata cuando la señora Vidal
afirma que “hay que leer la historia y ver cómo Fidel expresó en
diferentes momentos la disposición de Cuba a discutir y resolver las
diferencias con Estados Unidos mediante negociaciones, sin renunciar
a uno solo de nuestros principios”. La pregunta es ¿cuándo? El
tono hostil, el enfrentamiento continuo contra el vecino del norte y
la imagen de un David luchando contra Goliath ha sido bien utilizada
por Fidel Castro durante medio siglo y no hace falta indagar mucho en
hemerotecas para comprobar que su mensaje siempre ha sido hostil.
Otra cosa puede ser Raúl Castro, pero en este caso, la urgencia
financiera esconde la animadversión que también mantiene el hermano
con el vecino del norte.
Tiene razón la señora Vidal al
mostrarse satisfecha con lo alcanzado en los últimos 19 meses.
Ciertamente, muchos más objetivos para el régimen castrista. De eso
no existe la menor duda. Sin nada a cambio. El pueblo cubano se
encuentra en una situación peor, con una economía que se acerca al
nuevo “período especial” creciendo al 1% o quizás menos, y con
recortes anunciados en servicios básicos y en alimentos. Nada que
celebrar. Eso si, la propaganda siempre está dispuesta a lo que sea
y la señora Vidal afirma que “se han obtenido resultados en temas
priorizados y de interés para Cuba, en la esfera
político-diplomática, la cooperación y los diálogos en asuntos de
interés bilateral y multilateral”. Ninguno
de ellos con beneficio directo al pueblo.
La señora Vidal los enumera: “el
regreso de tres de nuestros Cinco Héroes que guardaban prisión en
EE.UU., la exclusión de Cuba de la lista de Estados terroristas y la
renovación del registro de la marca Havana Club en ese país”. Sin
duda éxitos de gran importancia que permiten a los cubanos vivir
mucho mejor y saltar las dificultades del período actual.
Y continúa con los logros, “en la
esfera político-diplomática resaltaría la creación de la Comisión
Bilateral Cuba-Estados Unidos para dar seguimiento a la agenda
posterior al restablecimiento de las relaciones y abordar los temas
pendientes de solución, la cooperación en áreas de interés mutuo,
y los diálogos sobre temas bilaterales y multilaterales”. ¿Alguien
puede señalar algún resultado concreto de esta comisión
burocrática en estos meses, salvo reunirse tres veces?
La enumeración no concluye, sino que
también cita, “en cuanto a la cooperación, se han suscrito diez
acuerdos y están en proceso de negociación actualmente otros en
materia de enfrentamiento al narcotráfico; aplicación y
cumplimiento de la ley; búsqueda y salvamento; respuesta a derrames
de petróleo en el mar; meteorología; registros sísmicos; y áreas
terrestres protegidas”. Lo mismo de antes, ¿qué pueden comer
todos los días los cubanos con estos acuerdos en número de 11?
Menos mal que la señora Vidal es
consciente de lo que está tratando cuando reconoce, ella misma, que
los resultados no son suficientes y que aún queda mucho por hacer.
Desde luego.
Lo realmente sorprendente es la
afirmación de que “el bloqueo continúa en vigor. Persisten las
restricciones a las exportaciones desde EE.UU. para ramas claves de
nuestra economía, prácticamente no se pueden importar productos
cubanos en ese país, no se autorizan con licencia general las
inversiones estadounidenses en Cuba, más allá de las
telecomunicaciones. Hasta ahora no nos ha sido posible normalizar las
relaciones bancarias. Y todo esto pudiera permitirse mediante
decisiones ejecutivas del Presidente” ¿No será que los productos
y servicios que Cuba puede vender en EEUU, salvo contadas
excepciones, no tienen interés para los consumidores de aquel país?
El hecho de que “apenas se han
concertado acuerdos entre empresas cubanas y estadounidenses en áreas
como los servicios de telecomunicaciones, la administración hotelera
y la operación de cruceros”, ¿no responde a las dificultades
burocráticas que se están encontrando en Cuba los dirigentes
empresariales que en tromba han estado viajando a la isla en busca de
oportunidades de negocio y se han vuelto completamente desanimados?
Ejemplos hay, de sobra.
La señora Vidal afirma que “los
componentes disuasivos y punitivos del bloqueo, y de alcance
extraterritorial, siguen teniendo consecuencias negativas para
Cuba. Se nos continúan bloqueando transferencias financieras, se nos
retienen pagos, incluso en monedas distintas al dólar
estadounidense, se nos deniegan servicios de todo tipo, incluyendo a
nuestras misiones diplomáticas y oficinas en el exterior, y a los
bancos y entidades extranjeras que se vinculan con nuestro país se
les siguen imponiendo multas”.
Vamos a ver, la realidad es que Cuba
comercia libremente con 190 países del mundo con los que mantiene un
saldo negativo en sus cuentas externas, porque necesita importar más
de lo que sabe vender. Esa es la cuestión. Esa diferencia entre lo
que se cobra y lo que se paga se tiene que financiar, y el régimen
castrista, que ha atacado en numerosas ocasiones al FMI y al
funcionamiento de los mercados de capitales, y que ha conseguido
recientemente generosas condonaciones de deudas incobrables, debería
saber que para jugar en los mercados internacionales hay que aceptar
las reglas. Una recomendación, pónganse a trabajar.
Con relación al uso del dólar en las
transacciones internacionales, es asombroso lo que dice la señora
Vidal en la entrevista. Y cito textualmente, “todavía a Cuba no le
ha sido posible hacer pagos ni depósitos en efectivo en dólares
estadounidenses”. Inconcebible. Hace unos días, The Havana
Consulting Group estimaba la cifra de las remesas de cubanos
residentes en el exterior a sus familias en la Isla en más de 3.000
millones de dólares. El propio régimen habla de crecimientos muy
significativos en la entrada de estadounidenses como viajeros y
turistas que traen dólares. La pregunta es ¿qué ocurre con esos
dólares? ¿se desvanecen? Un poco más de seriedad o mejoren los
sistemas de cuentas públicas para saber como se cortocircuita esa
entrada de divisas.
De todo lo expuesto, la señora Vidal
destaca en la entrevista que “la rectificación de políticas
erróneas por parte del Gobierno de Estados Unidos ha permitido a
Cuba obtener más ventajas hasta ahora del proceso negociador,
básicamente porque “las relaciones entre los dos países han sido
asimétricas. Por tanto, corresponde a EE.UU. desmontar las políticas
hostiles unilaterales que imprimieron un carácter confrontacional a
los vínculos entre los dos países. Cuba no tiene políticas
similares hacia Estados Unidos”. Más claro agua. Que tomen buena
nota los legisladores de Estados Unidos.
La entrevista sigue durante casi seis
páginas de texto, pero ¿saben algo? En ningún momento dice ni una
sola palabra de las propiedades de ciudadanos de EEUU confiscadas sin
compensación a partir de 1959 por los mismos dirigentes de Cuba en
la actualidad. Parece que ese asunto no está en sus prioridades. Lo
que no deja de ser un anacronismo histórico. Tal vez sea la señora
Vidal la que no se quiere enterar de lo que es la Historia. Otro día
seguimos con esta historia.
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