Distorsiones de precios en el comercio cubano de productos agropecuarios
Elías Amor Bravo, economista
La
reciente publicación de ONEI “Venta de productos agropecuarios,
enero a junio 2018” permite analizar los precios de los principales productos
agropecuarios que entran a formar parte de la cesta de consumo de los
cubanos, y que son, por este orden, las hortalizas, las viandas, el
cerdo en piezas, arroz y frutas no cítricas. En el Cuadro se ofrece
información del valor de las ventas de estos cinco productos.
Si se compara esta cifra de ventas, 1.016 millones de CUP con el total de las ventas en las distintas formas comerciales, que asciende a 1.302 millones de CUP, como se observa en el Cuadro siguiente, resulta que las compras de estos cinco grupos de alimentos de los cubanos alcanzan prácticamente el 80% de las ventas totales.
Por tanto, cualquier análisis del consumo de alimentos en Cuba se debe realizar con estas cinco categorías de productos en las cuatro formas comerciales "autorizadas" por el régimen, en las que se distribuyen las ventas de productos agropecuarios, lo que, como veremos, tiene consecuencias negativas sobre los precios.
En
ese sentido, destacar que las hortalizas prácticamente representan
la mitad de las ventas de alimentos, con el 48,3% del total, las
viandas alcanzan la cuarta parte, un 24,8%, la carne de cerdo en
piezas un 14,1% del total, el arroz el 6,7% y las frutas no cítricas
el 6,2% restante. Por otra parte, las tiendas estatales por su
implantación y ventas a precios subsidiados financiados con los
impuestos que paga la población, concentran el 54,4% de las ventas,
seguidas de los puntos de venta con un 29%, los mercados llamados de
oferta y demanda con un 15,6% y con un 0,9% del total los mercados
arrendados.
En
Cuba existe un Ministerio de Finanzas y de Precios? cuya efectividad
se puede evaluar con los datos que ofrece la ONEI relativos a las
ventas de alimentos.
Nos
hemos preguntado a qué precios se venden los productos básicos de
la dieta alimenticia de los cubanos en las distintas formas
comerciales y los resultados son sorprendentes.
Los
precios campan a su libre albedrío, con diferencias que rara vez se
presentan en los mercados de los países de economía libre, donde precisamente tienden a alinearse para atraer a los clientes, donde no existe un “ministerio” para los precios, sino que es el juego libre de
la oferta y demanda el que determina los precios y permite satisfacer las necesidades de
compradores y vendedores.
En
Cuba como se tendrá ocasión de exponer, los llamados “mercados de
oferta y demanda” son una caricatura ridícula utilizada por el
régimen para despreciar el valor social que tienen los comercios
libres como responsables del bienestar colectivo. De eso ya tendremos
ocasión de hablar.
Lo
que llama la atención es la existencia de notables diferencias de
precios en los productos de la alimentación básica, que en algunos
casos difícilmente se puede explicar. Diferencias que carecen de justificación en el modelo de economía estalinista de planificación central y ausencia de derechos de propiedad del que se vanagloria el régimen castrista.
Podemos
empezar con los precios de las hortalizas, que representan casi el 50% de las
compras de alimentos de los cubanos. El valor total de las mismas
asciende a 490 millones de CUP, siendo los puntos de venta la forma
comercial en que se realiza la mayor parte del comercio, el 48% del
total. Le siguen las tiendas estatales con el 30% de las ventas y con otro 20% los
mercados de oferta y demanda. En los arrendados se realiza el 1%
restante.
Pues
bien, si se divide el valor de las ventas por la cantidad en
toneladas de los productos, se obtiene un precio medio por tonelada
(en CUP) objeto de análisis de este post.
El
nivel de precios más bajo se produce en los mercados arrendados, que
son además los que experimentan un mayor incremento del valor de las
ventas (un 15% con respecto al mismo período del año anterior) en
tanto que el precio más elevado en los mercados de oferta y demanda
(que reducen sus ventas un 11,8% un porcentaje que apenas se
distancia de los producidos en otras formas comerciales, como puntos
de venta con un -11,4% o tiendas estatales, con un -3,1%.
No
obstante, el análisis requiere algo más de sofisticación y para
ello se ponderan los precios medios en bruto por las ventas
realizadas en cada forma comercial para obtener un índice más ajustado para ser comparado
con la media.
En
el caso de las hortalizas, la distancia de precios entre los mercados
arrendados (los más baratos) y las tiendas estatales es de 3 puntos porcentuales, ambos están por debajo de la media. Sin embargo, en los primeras las
ventas aumentan un 18%, en tanto que
en las tiendas estatales disminuyen un 15%; lo que ganan unos lo pierden otros y ello con precios muy similares para las hortalizas. Destacar al respecto que en los mercados de oferta y
demanda los precios de las hortalizas llegan a ser un 57% mayores que la media. Por ese motivo, las ventas caen aquí casi un 50%. En los puntos de venta, donde se
concentra el mayor volumen de transacciones, el precio se sitúa en
un índice 97 prácticamente igual a la media y las ventas descienden
otro 17%.
Este
análisis comparativo lo hemos realizado con los restantes cuatro
productos de la cesta de consumo de alimentos.
Con
respecto a las viandas, las tiendas estatales representan el mayor
porcentaje de las ventas, con un 63% del total (sin embargo, sus ventas totales
descienden respecto del mismo período del año anterior). Los puntos de venta alcanzan un 27% del total, y los mercados de oferta y demanda se quedan con otro 7%. Los mercados arrendados representan un 1,3% del total, pero
ven aumentar las ventas de forma muy significativa porque sus precios
son competitivos, un punto porcentual menos que los mercados
estatales. Al igual que antes, los precios de los mercados de oferta
y demanda superan la media en un 66% y las ventas caen fuertemente, en
tanto que los puntos de venta ofrecen los productos a precios
superiores en un 20% a la media e igualmente se resienten en las
ventas.
Con
la carne de cerdo en piezas, las ventas se concentran en los mercados
estatales, con un 85% del total, dado el estricto control que
practica el régimen a los productos cárnicos, en general. En los
mercados de oferta y demanda se comercializa un 11% del total y en
los puntos de venta un 2,6%. En los arrendados el porcentaje es
insignificante. Aquí los precios más bajos vuelven a presentarse en
los mercados arrendados, un 22% por debajo de la media, pero las
ventas descienden de forma importante en estas formas comerciales en
un 100%, en tanto que los precios más elevados se obtienen en los
mercados de oferta y demanda, un 60% por encima de la media y las
ventas caen un 29%. Los precios en los mercados estatales tienden a
situarse, dada su participación en el total, 9 puntos por debajo de
la media (se nota el control derivado de subsidios), y por ello, las ventas aumentan aquí un 14%. Finalmente,
los precios en los puntos de venta son un 36% más elevados y ello
disminuye las ventas un 70%.
En
cuanto al arroz para consumo, los mercados estatales vuelven a
concentrar la mayor participación de las ventas, con un 88% del
total y en este caso, también ofertan los precios más bajos, ya que
están un 3% por debajo de la media. En este caso, sin embargo, las
ventas en las tiendas estatales descienden un 6,5% con respecto al año anterior probablemente por problemas de suministro de producto. Los precios
de los mercados de oferta y demanda se sitúan un 28% por encima de
la media, pero con todo, las ventas aquí aumentan un 1,1%, porque se hace necesario incorporar este producto a la dieta aunque sea pagando más.. Los
puntos de venta que comercializan un 3,6% del arroz para consumo, lo
venden a un precio superior en un 20% a la media y por ello, las
ventas descienden aquí un 4,7%.
Finalmente,
los frutales no cítricos, muestran una competencia directa en
relación con las ventas entre los mercados estatales y los puntos de
venta, con un 39% y un 38% de las ventas respectivamente. Los
mercados de oferta y demanda concentran un 19% de las ventas y los
arrendados el 3% restante. Los precios más bajos de los frutales no
cítricos se presentan en los mercados estatales, un 23% por
debajo de la media, pero ello no implica más ventas sino todo lo
contrario, ya que disminuyen la comercialización un 29,4%, una vez más problemas de oferta. Los precios más elevados
vuelven a presentarse en los mercados de oferta y demanda, un 66% por
encima de la media, aquí las ventas descienden un 38%. En
los puntos de venta, los precios prácticamente se equiparan con la
media ponderada, 3 puntos por debajo y las ventas descienden un 18%.
Los
datos expuestos confirman la notable distorsión de precios que existe en la
economía cubana, provocada por la segmentación comercial minorista
y los límites al ejercicio libre de la oferta y demanda desde la
producción a la distribución. Cabría preguntar al “ministerio”
de precios por estas discrepancias reflejadas en las estadísticas
oficiales. Discrepancias que obligan a la gente a comprar los
productos que necesitan para alimentación un 60% más caros, que en
las tiendas estatales que financian con los subsidios estatales donde
las ventas están limitadas por la oferta.
La pregunta es ¿no sería
mejor eliminar esas ayudas financieras, no entregarlas a nadie y
dejar que oferta y demanda se generalizasen en toda la economía?
Esta segmentación de formas comerciales es antieconómica,
ineficiente e irracional. El “ministerio” encargado de los
precios debería tomar cartas en el asunto porque así difícilmente
va a mejorar la libre elección de los cubanos.
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