La Fivah de La Habana, el bloqueo, el embargo y el no se qué
Elías Amor Bravo, economista
Si el régimen comunista de La Habana quiere seguir adelante con el argumento del embargo o del bloqueo, lo tiene cada vez más difícil.
A ver cómo justifican algo así cuando se acaba de conocer que alrededor de unos 2.500 empresarios de más de 60 países asistirán en Cuba a la feria Fihav, en su edición 36ª, considerada como el "certamen comercial más importante de la isla que cuenta con una amplia participación de los principales socios e inversores de la isla". Siempre nos quedará alguien como Malmierca, que ha dicho al respecto, que la abundante presencia internacional en la Fihav es "una demostración más de que el mundo está con nosotros y de que el bloqueo (embargo) aísla a Estados Unidos". Para qué comentar más.
No me extraña que el propio Díaz-Canel, se tome unos minutos de su valioso tiempo para inaugurar la feria, e incluso que aproveche la ocasión para explicar a los allí reunidos que Cuba sigue sufriendo las duras consecuencias de un injusto bloqueo de EEUU. Más de uno de los asistentes se va a quedar sorprendido cuando comprueben que en el hotel de lujo de La Habana donde está alojado puede encontrar todo tipo de productos fabricados en aquel país del norte. Y desde luego, los asistentes son empresarios y seguro que tendrán ganas de que se hable de otras cosas, que es lo normal en una feria de comercio.
Cierto es que ni Fidel ni Raúl solían prodigarse por este tipo de eventos. La repugnancia que sentían ambos hacia el mundo de la empresa y de los negocios tenía este tipo de consecuencias. Sin embargo, Díaz-Canel anda buscando un lavado de imagen para su régimen en el que mezcla condonaciones de deudas con proyectos de inversiones a largo plazo, la necesaria búsqueda de socios financieros ahora que ni Venezuela ni Brasil están en condiciones de regalar nada y, al mismo tiempo, enjuagando un lenguaje que sirva de acomodo a la vieja guardia comunista, de la que él es un miembro distinguido, y que no le deja mover ficha sin autorización. Será interesante ver qué dice, si es que finalmente acude al certamen.
La realidad es que Fivah no tiene nada que ver con el embargo o el bloqueo. Se trata de una feria comercial multisectorial, que se celebra todos los años de manera ininterrumpida desde 1983, antes del derrumbe del muro de Berlín y cuando el régimen comunista todavía recibía generosas donaciones de la URSS para sus planes. La feria se celebra a 25 kilómetros al sureste de La Habana en un recinto que cuenta con 25 pabellones emplazados en un área de 600.000 m2, de los cuales 25.000 m2 corresponden a zonas de exhibición o muestras. Evidentemente, para cualquier observador, nada que ver con embargos o con bloqueos.
Allí se firma todo tipo de contratos de colaboración y de negocios entre empresas estatales y extranjeras. Obviamente, los trabajadores por cuenta propia, que tienen pequeños negocios, o los agricultores con tierras cedidas en arrendamiento, o los artistas independientes, e incluso alguna cooperativa no agraria, tienen absolutamente prohibido participar en el certamen, y eso si que es un bloqueo del régimen a los propios cubanos.
El régimen de Díaz-Canel no quiere que esos agentes económicos, que están siendo los verdaderos protagonistas del débil crecimiento de la economía cubana, un 1,1% según ha confirmado la CEPAL, se puedan beneficiar del contacto, la relación y la transferencia tecnológica con los extranjeros. Las inversiones solo deben servir a los intereses del estado comunista y sus empresas. En total, serán casi 350 empresas “cubanas” distribuidas en un gran pabellón central de unos 5.000 metros cuadrados donde "se mostrarán los bienes y servicios nacionales", como dijo el presidente de la Cámara de Comercio de la isla, Orlando Hernández Guillén. Otra forma de practicar el más cruel e ineficiente de los bloqueos o embargos, los llamen como quieran.
Además, las informaciones que se han facilitado a los medios sobre Fihav suponen una clara contradicción con la “campaña comunistta desplegada en Naciones Unidas contra el embargo", porque a ver si una nación sometida a este tipo de prácticas podría contar con la participación de 2.500 empresarios extranjeros (se espera incluso a algunos de EEUU), alrededor de 30 cámaras e instituciones promotoras del comercio, unas 20 delegaciones oficiales de alto nivel y otros visitantes cubanos y extranjeros, con España a la cabeza, que vuelve a ser el país con mayor representación con la participación de 113 empresas, casi todas ellas pymes, en tres pabellones, uno de ellos dedicado exclusivamente al País Vasco que envía 30 corporaciones a la feria anual cubana. No es extraño, teniendo en cuenta que los días 22 y 23 de noviembre se producirá la visita del presidente Sánchez, tal y como acordó con Díaz-Canel en Naciones Unidas.
El régimen comunista se juega mucho con estos certámenes. Más aún en la coyuntura actual en la que perdidos los apoyos de Brasil y de Venezuela, en parte, necesita urgentemente recursos financieros para satisfacer el pago de las deudas y evitar que los intereses vuelvan a incrementarlas de manera importante. Eso también es bloqueo, carecer de una política ordenada para acudir a los mercados financieros internacionales, aceptando las reglas del juego, en búsqueda de finanzas. La capacidad para atraer inversión extranjera no depende solo del interés internacional, sino de aquello que se pueda aportar al proceso. La escasez crónica de divisas del régimen comunista impide ofrecer algo más que una caduca cartera de proyectos, en la que nadie está realmente interesado.
El salón, en línea con otros foros similares, celebrará encuentros empresariales, rondas de negocios, seminarios, conferencias y otras actividades, todo ello con el objetivo de atraer capital extranjero, que ha pasado a ser una cuestión clave para la supervivencia del régimen comunista. Cualquiera que recuerde a Fidel Castro sabe que en su tiempo, algo así habría sido imposible. Ahora las exigencias de los nuevos tiempos van por otro camino, y sin embargo, sigue siendo una lástima el empeño oficial en hablar de bloqueo o de embargo de EEUU, cuando no es tal.
Para los responsables del régimen comunista, el argumento sigue válido, para justificar esa “batalla continua en foros de Naciones Unidas”, donde se ofrecen espectáculos vergonzosos de lo que jamás debería ser el modus operandi de un cuerpo diplomático. Ellos van a seguir con la batalla en Naciones Unidas, porque la notoriedad les sale gratis, y además, todavía hay gente que aplaude este tipo de espectáculos. A veces incluso, la misma gente que va a formalizar negocios en la Fihav con las empresas estatales comunistas. Este es el mundo de la globalización del siglo XXI. Al que no le guste, que no juegue, pero así son las cosas.
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