En torno al valor del CUP y la unificación monetaria en Cuba (II)
Elías Amor Bravo, economista
Expuestos en un trabajo anterior los factores que plantean
dificultades para determinar el valor del CUP cuando este pase a ser la moneda
única en la economía cubana, procede en este trabajo examinar la capacidad de
la política monetaria del Banco Central de Cuba para ejercer sus funciones de
respaldo y control de la moneda en los mercados de divisas. Esta es la función principal que corresponde a estas instituciones centrales en los sistemas monetarios de cada país.
A nivel internacional, los bancos centrales para realizar
el control de las divisas a las que representan, emiten todos los días, por
medio de un procedimiento llamado fixing,
el valor de la divisa que representan frente a otras divisas admitidas a
cotización en el mercado de dicha nación o área económica. El precio obtenido mediante este procedimiento sirve de referencia
para realizar transacciones comerciales internacionales. Es importante tener en
cuenta que con respecto a precios oficiales de la moneda, su valor se determina
a partir de los precios de oferta y demanda de la divisa en un momento
determinado.
A tal fin, los bancos centrales realizan consultas a una determina
hora del día, a los actores del mercado (en su totalidad, si tienen capacidad
para ello) o a muestras representativas, en relación a los precios de oferta y
demanda con los que está trabajando en el momento de ser encuestados. De dicha
consulta se obtiene el referido fixing de la divisa nacional en relación al resto de
divisas admitidas a cotización, o como ocurre en algunos países, primero con
referencia al dólar de EEUU y después utilizando ese cambio con relación al
resto de divisas.
En todo caso, la complejidad
de los procesos se ve notablemente beneficiada por los avances tecnológicos, de
modo que la defensa y control de la moneda nacional por el Banco central de un
país, en este caso Cuba, no es un problema técnico sino de naturaleza
esencialmente económica. ¿A qué actores del mercado va a encuestar el Banco
central cuando en Cuba más del 75% de la población está al margen de las
divisas? ¿A la red de bancos estatales que actúan como oficinas del gobierno sin desplegar una auténtica política financiera en el país? Y si se dirige a las empresas del conglomerado del ejército y la
seguridad del estado puede acabar rápido, pero ¿es esa información suficiente?
El principal problema del Banco central de Cuba no solo será desempeñar un papel fundamental en la
determinación del valor de la moneda nacional, sino también entenderse con los mercados, y otorgarles la importancia que tienen en el proceso de determinación del
valor de la moneda por medio de la actuación de los denominados Mercado de
Divisas.
Estos Mercados están fuera del control del régimen castrista y sobre los
que no puede ejercer control político. Cuando el gobierno, como ocurre en Cuba, interviene de manera directa en la economía nacional y controla mediante dos monedas artificiales los cambios y las cotizaciones, los Mercados desprecian este procedimiento y aíslan el país que actúa de este modo. Los Mercados cumplen su función cuando los países se insertan en la economía mundial y aceptan las reglas del juego que son compartidas por todos.
Los Mercados, a las que Fidel
Castro dedicó en sus largos discursos no pocos insultos e improperios, prestan atención para
determinar el valor de las monedas a tres indicadores: datos fundamentales de cada
economía, que incorporan, entre otros, el estado en que se encuentra la economía
del país o área económica representada por una divisa dada, el comercio internacional y la especulación; en concreto, esta última
representa casi el 80% de las transacciones efectuadas diariamente en el
mercado. Las presiones de los gobiernos o la demagogia, se desprecian.
Por otra parte, cuando el Banco central de un país se plantea intervenir en
los mercados para defender su divisa recurre a una práctica sofisticada que
se conoce como arbitraje. Los arbitrajes se realizan cuando se detecta una
ineficiencia en los distintos mercados, por ejemplo, entendiendo tantos mercados como
distintos agentes que ofrecen precios diferentes para un mismo instrumento. Los Bancos centrales recurren a este tipo de operativa cuando se
presentan disfunciones económicas o políticas en el país que obligan a
intervenir con urgencia para regular el precio de la divisa que representan.
En
algunos casos, esta intervención no se suele realizar en solitario, sino a
través de una alianza temporal de varios bancos centrales para ajustar los
precios en un intento de dar solución a los problemas que les afectan a todos
ellos, con origen en acciones de especuladores internacionales o en la propia
dinámica recesiva de los ciclos económicos. ¿Está preparado el Banco central de
Cuba para estas acciones, a título individual o colectivo? ¿Sabe cuál es el
área de referencia que debe utilizar para esas actuaciones concertadas? ¿Tal
vez el Caribe??América Latina en su conjunto?
Para desarrollar con cierta credibilidad sus funciones,
los Bancos centrales no se centran en un tipo de cambio concreto, sino que establecen unos porcentajes de fluctuación para la cotización de la moneda por
arriba y por abajo, y ello requiere en ocasiones emplearse a
fondo en defensa de la credibilidad. Los ataques que las monedas reciben en
ocasiones de movimientos especulativos exigen a los Bancos actuaciones
dolorosas (utilizando sus reservas en los arbitrajes, por ejemplo) que, cuando
resultan complejas requieren el recurso a los organismos financieros de
asistencia como el Fondo Monetario Internacional, creados para tal fin. Se advierte que Cuba es uno de los pocos países del mundo que no
pertenece al FMI por decisión del régimen de Fidel Castro, y además no ha
escatimado ataques en numerosas ocasiones a esta institución.
La experiencia confirma que, a pesar de la actuación de
los Bancos centrales en los arbitrajes, los mercados realmente deciden el valor de las divisas. Tras
la crisis financiera global de 2007, tanto el BCE, la Reserva Federal USA, el Banco de Japón o
el Banco de Inglaterra, se han dotado de capacidades para enfrentarse
a los especuladores y evitar desastres como el provocado por la recesión
iniciada en 2008. Pero no todos los Bancos centrales tienen capacidad
suficiente para detener la especulación en momentos de tensión. Ejemplos no son necesarios porque los hay.
Dicho lo anterior, incluso en el caso que el régimen
pudiera acertar el valor final del CUP, en el momento de la unificación con el CUC, y de un cambio adecuado para el mismo, sostener
su posición en los mercados de divisas será un reto para la autoridad monetaria en Cuba, que se encuentra
en el Banco central, un organismo que tendrá que ser modernizado y
especializado en estas funciones. Una sugerencia, accedan a la página web de esta institución y se darán cuenta de lo que estoy hablando. Rigor técnico, alcance de funciones, especialización, instrumentos para intervenir, autonomía e independencia, sistema sobre el que se regula la política monetaria. Absolutamente nada concuerda con la realidad de cualquier país del mundo. Sinceramente, se ha perdido una oportunidad en la reforma de la constitución para apostar por un auténtico Banco central independiente del gobierno, autónomo y con capacidad para defender el futuro CUP.
No veo al Banco central de Cuba, una institución modélica en sus primeros años de funcionamiento cuando fue creado en tiempos del presidente de la República Prío Socarrás y el peso cubano mantenía una equivalencia de paridad con el dólar e incluso más fuerte, en condiciones de asumir el papel que se describe más arriba para el control de la futura moneda cubana. En el complejo sistema totalitario de la economía neocastrista, esta institución cumple realmente dos funciones muy básicas: emitir dinero para financiar el déficit público fuera de control, y servir como instrumento para facilitar el pago en divisas en las operaciones autorizadas por el régimen comunista a las empresas extranjeras para la repatriación de beneficios a casas matrices. Nada más. Es evidente que aquí, una vez más, existen serias dudas de
solvencia y credibilidad de las instituciones existentes en la economía cubana
para implementar esta misión. No les arriendo ganancia.
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