Google, el neocastrismo y las comunicaciones de los cubanos
Elías Amor Bravo, economista
La noticia de que
el régimen comunista de La Habana ha suscrito varios memorandos de
entendimiento con Google, el buscador de internet, ha dado varias
vueltas al mundo suscitando el interés de los medios. Junto a la
“empresa mixta” de medicamentos, el ofrecimiento a los
exportadores agropecuarios de vender en el “mercado” de 11
millones de cubanos, y la foto de “recuerdo con De Niro”, este es otro de
los "logros" de Díaz Canel tras su visita a Estados Unidos, saltándose
el embargo o bloqueo, y mostrando el nuevo rostro de lo que algunos
denominan como “neocastrismo”.
Han sido, en
total, cuatro las entidades estatales de Cuba las que han estampado,
con autorización del gobierno, los “célebres” memorandos de
entendimiento con Google sobre contenidos de internet. Se trata de la
Universidad de las Ciencias Informáticas, la plataforma Infomed, el
Ministerio de Cultura y la Oficina del Historiador de la Ciudad de La
Habana.
La noticia en sí
carece de interés, ya que no se conocen muchos países en el mundo
cuyos gobiernos decidan quién tiene acceso y quién no a los
buscadores de internet, salvo China. Cuba, por desgracia, es un buen
ejemplo. Y de hecho, este tipo de acuerdos son, hasta cierto punto, un
“coco vacío”, sobre todo si se tiene en cuenta el notable atraso
tecnológico de la isla, que trata de superar dicha situación
impulsando un proceso de informatización bajo estricto control de
las autoridades (Lineamiento número 108). No hace muchos días, algún
destacado dirigente del partido clamaba sobre la necesidad urgente de
que los temidos CDRs entren a desempeñar sus papeles de delatores en
la red de redes. Más de lo mismo.
El contenido de
los memorandos no ha trascendido, como suele ser habitual en la
política informativa de la isla, pero se sabe que el objetivo
principal ha sido “aprovechar la plataforma de Google con
contenidos cubanos”, sin precisar más. Que el mayor buscador del
mundo acepte este tipo de planteamientos tiene poco sentido, más aún
cuando excepto Infomed (el portal especializado de la red de salud),
las instituciones cubanas que firmaron los memorandos de
entendimiento con Google ya habían formalizado convenios con
empresas tecnológicas de EEUU durante la fase de distensión
entre ambos países, que se produjo en el mandato de Barack Obama.
En tales
condiciones, ¿qué es lo que hace atractiva a nivel internacional
esta noticia? Básicamente, un episodio más de cómo el neocastrismo
está moviendo sus fichas para sortear el embargo o bloqueo de EEUU,
al que tanto atacan y cuestionan. De algún modo, es una bofetada al
presidente Trump que anunció un refuerzo de las medidas tras la
apertura de Obama. Que nadie quiera ver mucho más. Repercusiones
inmediatas, ninguna. Impacto sobre la economía, nulo o muy bajo.
La situación de
Cuba en relación con las tecnologías de la información y
comunicación muestra un considerable retraso provocado por los
temores de régimen hacia la capacidad de la red de redes para
trasladar a los cubanos la información, el bien más valioso que se
demanda en ese país, aislado durante más de medio siglo de las
corrientes internacionales. En cuanto los cubanos han podido acceder
a la información, el crecimiento del sector ha sido imparable, y esa
sí que es una buena noticia.
El neocastrismo
está ensayando un proceso de apertura y de conexión con el
exterior, que tropieza en ocasiones con instrumentos represivos como
las prohibiciones de salida al exterior, las llamadas “regulaciones”
sin previo aviso, o las detenciones temporales por motivos
injustificados. Por otra parte, el atasco en las redes de
comunicaciones supone problemas para muchas empresas extranjeras que
operan en la isla, e impide la generalización de las transacciones
bancarias, que es otro de los objetivos del gobierno, con el ánimo
de realizar un control fiscal más directo.
El interés de
Google por introducirse en el sector cubano de las
telecomunicaciones, desde el anuncio de la apertura de relaciones en
diciembre de 2014, no ha servido para facilitar su uso en la isla,
donde el internet móvil todavía sigue sin desarrollo. De hecho, la
empresa hace tres años ofertó al gobierno una eventual ampliación
del acceso a internet en Cuba, pero la propuesta no prosperó, como
consecuencia de las presiones del ala dura comunista que dirige el
gobierno del país. En este punto, Díaz Canel ha tropezado en
algunas ocasiones con la posición reaccionaria comunista, poco dada
a que los cubanos respiren los aires de libertad de internet. Nadie
dijo que el neocastrismo iba a ser fácil.
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