¿Qué ocurre con las cooperativas no agropecuarias en Cuba?

Elías Amor Bravo, economista

Tras una fase calificada como “experimental” desde 2013, el régimen comunista de La Habana ha decidido poner fin a las cooperativas no agropecuarias en Cuba, sin previo aviso. 

El experimento permitió observar que el impacto de las cooperativas en la economía era claramente asimétrico, no siendo igual en todos los sectores y actividades. Construcción, servicios personales y técnicos, así como en las cooperativas del sector industrial registraron los resultados más positivos, si bien los mercados mayoristas y a los servicios conexos no han presentado resultados similares.

Además, identificó “desviaciones en la gestión de algunas cooperativas, asociadas fundamentalmente a indisciplinas y violaciones de la legalidad, que desvirtúan los principios del cooperativismo”, considerando deficiencias como la “apropiación indebida de recursos e ingresos y manifestaciones de corrupción, materialización de una parte importante de la gestión de algunas cooperativas mediante el contrato de fuerza de trabajo asalariada y la compra de servicios a terceros, deficiencias en los registros contables, diferencias entre los ingresos percibidos por los socios, que ejercen como directivos y quienes realizan labores directas en la actividad fundamental, utilización de créditos bancarios con fines diferentes a los declarados, irregularidades en los presupuestos de obras de la construcción y en las facturaciones y cobros, incumplimiento de las transformaciones previstas en la gestión e imagen de las cooperativas de la gastronomía y tendencia al incremento de precios”. Etc, etc, etc.

Más de lo mismo. Cuando en Cuba una actividad económica libre florece, se corta de raíz si no se controla. Las 398 cooperativas no agrarias creadas, operando en diez sectores de la economía y con alrededor de 18.000 socios, con ingresos superiores a 6.000 millones de pesos, van a quedar “congeladas” en el tiempo, y no parece que se vayan a autorizar más. La libertad económica, de nuevo conculcada. Y así 60 años.

Los proyectos que estaban en fase de evaluación han sido devueltos oficialmente a sus solicitantes, a través de los Consejos de la Administración Provinciales, los Organismos de la Administración Central del Estado y las Entidades Nacionales. El “frenazo” comunista a las cooperativas, queda demostrado si se comparan los datos entre 2014 y 2017, cuando el número de socios pasó de 5.521 a 17.704, para en 2018 quedar en 17.539. Otro tanto se observa con los trabajadores contratados por las cooperativas, que de un total de 61.280 en 2014 pasaron a 888 en 2017 y a 777 en 2018 según datos oficiales. 

Las cooperativas con entidades amparadas en la denominada “economía social”, que funcionan en todos los países del mundo, sobre todo en los de economía de mercado libre, caracterizadas porque los trabajadores deciden, de forma voluntaria e independiente, sin interferencias políticas, poner en marcha un proyecto de colaboración para explotar un negocio. En la cooperativa, el factor trabajo es determinante, pero ello no significa que se desatienda el capital, las inversiones y el beneficio. El principio democrático de un trabajador un voto, en los consejos sociales de participación, no elimina que la dirección de estas organizaciones se lleve a cabo por profesionales de alta cualificación y experiencia, orientados por la óptica de la rentabilidad, la supervivencia y la creación de valor.

¿Por qué el castrismo no quiere más cooperativas no agropecuarias en Cuba? Al margen de las “justificaciones” políticas, las reformas introducidas con las normas publicadas en la Gaceta Oficial Ordinaria No. 63, que entrarán en vigor en el mes de noviembre próximo, ofrecen algunas pistas de qué puede estar ocurriendo. Los dos Decretos y resoluciones publicados, confirman por ejemplo, que el régimen no quiere en las cooperativas un socio distinto a los trabajadores, lo que aleja la figura de un directivo o gerente al uso que defienda la entidad y no a la ortodoxia comunista. El régimen fija límites en las retribuciones de los socios, e interfiere en la vida de la cooperativa. Incluso, se introduce la posibilidad de suspender las operaciones de la cooperativa de manera temporal, por un plazo máximo de seis meses, ante la detección de problemas o deficiencias en la gestión.

Por otra parte, no se desea cooperativas en crecimiento, con proyección a nivel nacional, sino que se limiten al espacio local, con una estricta regulación de las que piensan orientarse a nivel nacional, solamente, la de reparación y mantenimiento de máquinas para confecciones textiles, equipos tecnológicos, de pesaje, de climatización y refrigeración, boleras y carpintería de aluminio. No hay explicación alguna de esta clasificación, que apuesta por limitar el espacio de comercialización de producciones fuera del ámbito territorial, lo que condiciona el desarrollo de las mismas y el logro de la economía de escala que permita alcanzar la máxima eficacia.

Además, se pretende mejorar la formación de los socios, en una clara injerencia en estas entidades, que deberían ser las que libremente establezcan dichos planes formativos y no tener que verse en la obligatoriedad de crear un fondo para su financiamiento. También se pretende intervenir en las condiciones para la elección de presidente de una cooperativa, así como las causas para su revocación, aspectos que van en contra del principio de decisión colectiva y democrática de los socios de organizarse de forma independiente para poner en marcha la cooperativa.

La obsesión por el control absoluto llega a la nueva “figura de socio a prueba”, para evaluar las cualidades del individuo antes de asociarse a la cooperativa. Detrás de este precepto es evidente que existe un gran desconocimiento sobre lo que significa el socio para una cooperativa, y lo necesario de no establecer diferencias entre ellos.

Sin embargo, lo más evidente son los límites que se fijan al crecimiento de las cooperativas y que perjudican a las más grandes con respecto a las pequeñas, según la escala siguiente:
  • Las cooperativas de menos de 10 socios podrán crecer hasta duplicar la cantidad de socios.
  • Las cooperativas entre 11 y 50 socios podrán crecer hasta el 50%.
  • Las cooperativas entre 51 y cien socios podrán crecer hasta el 20%.
  • Las cooperativas de 101 socios en adelante podrán crecer hasta el 10%.
El ámbito de la extinción y disolución de las cooperativas es otro instrumento de la burocracia comunista para someter a estas nuevas entidades. Las normas intervienen igualmente en aspectos como el procedimiento para saldar las deudas, la creación de una Comisión Liquidadora por disposición de la autoridad administrativa que revocó la autorización, si bien se reconoce un derecho indefinido a reclamar la decisión administrativa de extinción de la cooperativa. Se autoriza a negociar bonificaciones o exenciones del pago de arrendamiento de inmuebles, cuando la cooperativa asume su reparación así como la venta de los equipos automotores de su propiedad a personas jurídicas. 

En relación con los bienes propiedad de los socios a disposición de la cooperativa, se aprueba que estos, además del aporte dinerario y en especie, puedan poner al servicio de la cooperativa bienes de propiedad personal, de manera retribuida o totalmente gratuita. Es el único caso en que la cooperativa, a través de su Asamblea General, tiene competencia para aprobar las condiciones, plazos y retribuciones correspondientes de las operaciones.

Con relación a uno de los fracasos más evidentes de la gestión de las cooperativas, reconocido por las autoridades, el acceso de las mismas a los abastecimientos, se planea flexibilizar la venta de materias primas e insumos, de acuerdo con las medidas aprobadas recientemente para impulsar la economía. Pero no hay mayor concreción respecto de esta propuesta, tan solo se habla de una autorización genérica a la empresa estatal a comercializar a las cooperativas cualquier producción disponible, a los precios establecidos, eliminando el subsidio en los casos que corresponda.

No creo que estas medidas vayan a permitir el desarrollo de una economía social en Cuba, en línea con otros países. Las cooperativas no agrarias no servirán para promover el desarrollo de pymes que reduzcan la asfixiante presión del estado sobre la economía. Otro plan más que acaba en el desastre. Una vez más, la culpa no es del embargo ni de las medidas de Trump.

Comentarios

  1. Son medidas inherentes al sistema. Nada puede prosperar fuera del Estado porque cualquier actividad independiente pone en riesgo su monopolio del Poder. Buen análisis, como de costumbre Elías.

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