La economía "por la izquierda" y los jóvenes cubanos
Elías Amor Bravo, economista
No cabe duda que la
economía sumergida, o “por la izquierda” como la definen en
Cuba, es un baluarte necesario para el día a día de muchos cubanos.
Un artículo de Granma, titulado “A cuenta y riesgo, no por cuenta
propia” pone de manifiesto algunos de los rasgos de esta opción
por la que se inclinan muchas personas para “resolver” y salir
adelante, ante la falta de oportunidades que el régimen es incapaz
de dar solución con el modelo económico imperante.
Además, el artículo
señala que el trabajo por cuenta propia se ha convertido en una
opción laboral para muchos jóvenes. No me extraña en absoluto.
Otra cosa es, como dice el artículo, que “vivan del invento y los
negocios ilícitos”. Esta opción en absoluto es admisible, pero en
el régimen castrista, en numerosas ocasiones, la “ilicitud” de
una actividad mercantil ha sido cosa de la moda, y de los tiempos,
sin que se pueda establecer una línea de coherencia histórica.
La realidad es que la
economía sumergida o subterránea e informal alcanza en la economía
cubana unas cifras realmente espectaculares. No existen estimaciones
cuantitativas del monto que representa, pero desde luego puede ser
equivalente a ese 25% del PIB que alcanza en algunas economías como
España o Italia. E incluso, mayor que la registrada en otros países
de la región.
Como dice el artículo,
“ilegalidades, trapicheo circundante, que puede parecer un “salve”,
pero nos pierde” parece atraer de forma muy destacada a los más
jóvenes, que ven en estas actividades una salida económica y
profesional mucho más interesante que los empleos aburridos y mal
pagados del sector presupuestado. El asunto ha llegado a ser tan
destacado que en el X Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas
(UJC) tuvo espacio en los debates al tratarse la creciente
incorporación juvenil a las nuevas formas de empleo no estatal.
En esencia, se habló
de un “tercer actor” en las relaciones productivas, “que ni
contrata ni está contratado, pero está —por su cuenta, dijo— y
trabaja, no pocas veces en condiciones muy duras, incluso de
explotación”. Increíble. La denominada “mano izquierda”,
especialmente arraigada entre los jóvenes que, al parecer, en el
paraíso de los trabajadores, no tiene contrato, carece de amparo
legal y realiza funciones poco relacionadas con lo que aprendieron.
Quienes atacan y
cuestionan esta opción, para destruirla, deberían preguntarse por
qué, cada vez un mayor número de jóvenes cubanos se lanzan a esta
maroma, y lo hacen convencidos de que es mucho mejor que perder la
vida en la institucionalidad comunista.
Hasta el Centro de Estudios sobre la Juventud ha realizado estudios “científicos” para analizar lo que se considera un problema y no precisamente una oportunidad.
Los jóvenes lo
reconocen abiertamente. Para ellos no hay problema alguno en “hacer
algún trabajito por su cuenta, es decir, informal e ilegal, burlar
el fisco, evadir impuestos y controles administrativos” Asumen la
incorrección de ese comportamiento que va contra la ley y está
penado, pero no por ello lo van a dejar de realizar. Se asume,
incluso, que hay muchos que practican estas actividades, estudiantes
universitarios, que se desempeñan los fines de semana en paladares o
cualquiera de los negocios por cuenta propia que afloran por la isla.
Lo hacen porque
detestan la absurda monotonía a las que les empuja el régimen. Quieren tener acceso a bienes y servicios que los miserables salarios nominales impiden alcanzar. Los que
acceden a un empleo en empresas estatales descubren que no vale la
pena la pérdida de tiempos, horarios inalcanzables y normas laborales. Demasiadas circunstancias impiden disfrutar de la vida con
plenitud. Empiezan probando en las actividades "por la izquierda" cuando ya no pueden más. Poco a poco. Como una ayuda familiar, en
empleos temporales, con horarios de fines de semana o en momentos concretos. No perciben explotación alguna. Todo lo
contrario. El mensaje de la oficialidad castrista no les llega. El futuro democrático y de la libertad se abre camino. No les pongan freno.
Comentarios
Publicar un comentario