¿Por qué no pueden funcionar las remesas en la economía castrista?
Elías Amor Bravo, economista
La posibilidad de que las remesas que envían las
familias en el extranjero a los cubanos de la isla puedan estimular
el crecimiento económico del país es ciertamente remota. La razón
se encuentra en que capitalizar las remesas en beneficio del ahorro y
la inversión, no es fácil en el modelo estalinista de planificación
central y ausencia de derechos de propiedad impuesto en Cuba desde
1959 por la llamada “revolución”. Si en la economía cubana se
dieran las mismas condiciones que en otros países de su entorno, ese
aporte del exterior podría servir para superar el atraso existente,
promover la creación de empresas privadas cubanas y dar una mayor
flexibilidad y eficiencia a la economía.
El estudio reciente sobre las remesas realizado por Emilio
Morales destaca que el envío de remesas a Cuba ha cambiado
notablemente en los últimos años. Según el autor, el dinero que
reciben las familias, procedente del exterior, ya no solo se destina
de forma prioritaria a atender la cobertura de necesidades básicas
de alimentos, calzado o vestido, como ocurrió en los años
1993-2008, sino que está teniendo una orientación distinta.
Según el autor, una revisión histórica de las
remesas permite constatar su crecimiento, transformación y
diversificación en función de las condiciones del mercado
determinadas tanto por factores internos ( una economía con muchas
restricciones) como externos que afectan a la economía cubana (el
embargo de EEUU). En ese sentido, no deja de ser significativo que
la dinámica de las remesas a Cuba ha sido muy dependiente de la
situación de las relaciones entre Cuba y EEUU, en la medida que más
del 90% de las remesas de la diáspora tienen su origen en EEUU.
De cara al futuro, se espera que las remesas
continúen aumentando y, en ese sentido, conforme internet llegue a
los hogares, muchas transacciones de los cubanos se realizarán con
empresas del exterior, todo ello en la medida que los servicios de
apoyo y distribución puedan expandirse en la isla o al menos atender
los grandes núcleos de población. La mayor parte de las remesas se
reciclarán al exterior en forma de compra de bienes y servicios. Es
de suponer que esto no sea del agrado del régimen.
Igualmente, el estudio apunta a que los pagos de
servicios domésticos de electricidad, gas o agua se puedan realizar
digitalmente, como sucede en otros países. Posibilidad que dependerá
de las empresas estatales que en régimen de monopolio prestan estos
servicios altamente deficitarios y subvencionados por el régimen,
con su efecto negativo sobre nivel de prestación y calidad.
Otra fuente para las remesas se cree que puede venir de la
eventual jubilación en la isla de repatriados. Una posibilidad que
tampoco parece estar clara, sobre todo, si se tiene en cuenta que
muchos de esos jubilados no aceptarán una reducción de sus
condiciones de vida con respecto a las zonas en que han desarrollado
sus vidas.
En cuanto al potencial que el estudio asigna a los
pagos de cruceros y de vacaciones en el turismo, al menos de momento,
los cubanos tienen el acceso restringido a algunas de estas
alternativas. La posibilidad de que Cuba se convierta en un centro de
cruceros en el Caribe no está tampoco clara como consecuencia de las
inversiones que se necesitan realizar en los puertos para facilitar
el acceso de los cruceristas y pasajeros. Los pagos de alquiler de
habitaciones en Airbnb y otras operadoras, han creado expectativas
sobre todo para crear más alojamientos privados, pero las
restricciones impuestas por las autoridades a estas actividades y las
prohibiciones recientes de licencias, han arrojado un jarro de agua
fría.
Opciones como compra de automóviles o viviendas,
se encuentran igualmente constreñidas por la normativa oficial de
autorizar solo dos viviendas como máximo y los déficits derivados
de la falta de empresas constructoras. En cuanto a las autos, sus
precios están muy por encima de los niveles medios en otros países.
No es fácil suponer que los cubanos residentes en el exterior
financien la compra de estos bienes de consumo duradero a sus
familias en la isla.
Incluso, los servicios de TV por cable o satélite que
eventualmente se puedan pagar con las remesas, no tendrán un efecto
muy destacado sobre la creación de un mercado de consumo en la isla,
si los niveles de vida, salarios y rentas, no evolucionan al alza a
partir de los bajos niveles actuales.
Coincido con Morales en que el crecimiento del sector
privado en Cuba es fundamental para que las remesas puedan generar
estímulos en la economía que la permitan superar el atraso de la
misma. Pero el sector privado que se necesita en Cuba tiene que ir mucho más
allá de lo que ha permitido Raúl Castro con sus llamados
“lineamientos” desde 2008.
Se necesita algo tan fundamental como un nuevo marco
privado general para la actividad económica que flexibilice las
actividades, los agentes que participan en el mercado y no limite la gestión a un determinado número de
licencias de actividad. Igualmente, se requieren bancos privados
competitivos, capaces de intermediar en el mercado financiero con
eficacia, para lograr que las remesas se canalicen hacia proyectos
empresariales rentables, con capacidad de generar empleos bien
retribuidos. Por otra parte, se debe constituir un marco estable de
derechos de propiedad que permita a los cubanos invertir en bienes
raíces, sin límite alguno, en viviendas, suelo, maquinaria, bienes
intermedios, etc, en condiciones similares a las que existen en otros
países.
En definitiva, la traslación de las remesas a la
construcción de un capital productivo cubano exige mucho más que autorizar pagos de
teléfonos, televisión por cable, habitaciones de alquiler en casas o estancias en hoteles de playa.
Las remesas deben servir, a nivel microeconómico, para que los
cubanos puedan también construir patrimonios con los cuáles aumentar su capital, solicitar
préstamos, crear negocios en todos los sectores de la
economía, bien por cuenta propia o asociándose con otros en
organizaciones mercantiles (no solo en cooperativas). Igualmente,
las remesas a nivel macroeconómico se pueden utilizar para equilibrar el
saldo comercial negativo derivado de unas importaciones superiores a
las exportaciones, lo que estimula el crédito internacional en los
mercados de capitales. El "milagro español" de la década de los años 60
tuvo mucho que ver con ese papel equilibrador de la balanza por cuenta corriente por parte de las remesas.
Y como cabe suponer, no existe plan alguno en los
dirigentes del régimen castrista para evolucionar hacia este modelo. Por lo
tanto, el impacto que se puede esperar de las remesas es limitado. No
conviene hacerse muchas ilusiones. El estudio de Morales es
bienvenido y sus propuestas interesantes, pero algo tiene que cambiar
en el diseño de la política económica en Cuba, que no podemos
esperar con este régimen.
Fuente: Emilio Morales, Remittances to Cuba diversify and heat up the payment channels, THC Group, 3 de marzo 2018
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