La economía cubana en 2018 según José Luis Rodríguez (I)
Elías Amor Bravo, economista
El ex ministro de economía, José Luis Rodríguez
ha empezado a publicar su balance económico de 2018 en Cuba en
sendos artículos en Cubadebate.
De acuerdo con su análisis, “el año que
concluyó ha sido de una elevada complejidad para la economía
cubana, lo cual se expresa en la cifra de crecimiento que se alcanza
en el 2018”. Y la pregunta es, ¿pero es que acaso ha habido algún
año fácil en la historia desde 1959? El menor crecimiento de la
economía respecto al plan, no solo es culpa del plan comunista, que está mal
hecho, sino de la incapacidad de las autoridades para desarrollar
políticas económicas adecuadas para estimular la economía.
De poco
sirve que ese crecimiento se compare con la media de América Latina,
porque esos países, en años anteriores, crecieron más y mejor que
Cuba, que lleva estancada desde 2016. Rodríguez considera que "los factores externos
influyen en el resultado de la economía". Eso es solo mirar uno de
los lados. Por eso, es tan difícil para los economistas castristas entender cómo
funciona una economía. Pero vamos a ello.
Como siempre, Cuba es "víctima o del
embargo/bloqueo de EEUU o de la situación económica internacional".
Las dos cosas han tenido una influencia limitada en 2018, porque tengo serias dudas
que la guerra comercial de EEUU con China afecte a Cuba, o que la
política monetaria de Trump tenga algún efecto sobre la economía
cubana. Si los tipos de interés en EEUU aumentan para moderar las
cifras de crecimiento económico del país, dudo mucho que eso sirva
para atraer capitales cubanos. En todo caso, los capitales que van a
Cuba tienen poco que ver con la política económica de EEUU, aunque
las interdependencias de la economía global pueden con todo.
Así que, sin que no sea cierto que esos factores
externos condicionen el comportamiento de la economía cubana, lo
raro es que no se mencione en ningún momento en el análisis de
Rodríguez la disminución de los ingresos petroleros obtenidos por
Cuba procedentes de Venezuela. Este sí que ha sido un factor
adverso, como lo fue en 2016, y en 2017 y 2018. Y lo será en 2019, y va a
ser causa del advenimiento de un “período especial” de
dimensiones inciertas, con un aumento importante de la incertidumbre
y efectos negativos que golpearán al turismo, las inversiones
extranjeras y por qué no, a las remesas que envían las familias del
exterior.
Los tres motores de la economía castrista se van
a ir apagando, junto a la venta de servicios profesionales, porque no
existen mercados dispuestos a pagar los precios que pide Cuba por
este negocio estatal. Así que Rodríguez se queda corto y sí, se puede
afirmar que la economía cubana “ha estado determinada por una
tensa situación financiera, en la cual ha influido el incumplimiento
de ingresos por exportaciones en un grupo de actividades como el
turismo, la producción azucarera y los servicios médicos, a lo que
se unen las afectaciones ocasionadas en varios sectores por diversos
eventos climatológicos”. Pero esto es responsabilidad exclusiva de los
gestores, que no han sabido o no han querido anticiparse al cambio de
coyuntura que, por otra parte, era fácilmente previsible.
Solo así se puede calificar una reducción de las
exportaciones de bienes y servicios de la economía cubana del 24,5%
y una disminución similar en las importaciones entre 2012 y 2017, en
un intento por parte de los gestores de mantener un saldo positivo en
el intercambio total, lo que ha supuesto que numerosos bienes
intermedios, equipamientos e incluso, alimentos, no se hayan
adquirido en el exterior para evitar el aumento del déficit a
niveles insostenibles. Y eso, claro, tiene consecuencias directas sobre la capacidad productiva de la economía.
Rodríguez menciona algunos hechos destacados en su artículo,
como “descensos en la producción de níquel, que pasó de 72 530
TM en el 2011 a un plan de solo 50 000 este año, descapitalización
de las fábricas y dificultades con el financiamiento suficiente,
fluctuación de los precios de este mineral, que si bien en el 2018
se estima que alcance un incremento del 28,5% sobre el año anterior,
en los últimos 5 años ha registrado un descenso del 21%”. Por
otra parte, continúa diciendo “las perspectivas mejoran si se considera que los
precios del cobalto -asociado al níquel en los yacimientos cubanos-
se sitúan en estos momentos en torno a los 55 000 dólares por
tonelada, con perspectivas de crecimiento superiores a corto plazo”. Por último, el azúcar, con una producción estimada del presente año de alrededor de solo un millón de TM, un descenso del 43,7% respecto
a la zafra anterior, está en sus niveles históricos más bajos,
afectada tanto por los ciclones y la desidia del gobierno.
Rodríguez destaca en su análisis que “las exportaciones de
servicios también se han visto afectadas. Los ingresos por
exportación de fuerza de trabajo calificada disminuirán al cierre
del año debido a la retirada de la colaboración cubana del personal
de salud ubicado en Brasil, a lo que se añaden dificultades con los
ingresos de la colaboración cubana en otros países”. Es evidente que este modelo ha entrado en crisis y tendrán que pensar en alternativas o liberalizar los servicios profesionales.
En el caso del turismo otro tanto se puede afirmar, de un plan original de 5,1
millones de visitantes, el resultado se va a quedar muy por debajo,
con apenas 4.750.000, culpando de ello, según Rodríguez, a la "caída
del turismo procedente de EEUU y una reducción de turismo de países
europeos durante el 2018", aquí en este caso no existe bloqueo ni
embargo, y el turismo desciende igualmente. Es decir, el turismo apenas crece un 1,3% en 2018, un porcentaje
que no se corresponde con las previsiones de ingresos del gobierno comunista,
ni de las compañías hoteleras que gestionan los establecimientos
estatales. El turismo en Cuba sigue sin rumbo fijo, ni estrategia.
En el lado de las importaciones, la baja productividad de la agricultura, ha obligado a comprar carne de
pollo a precios en aumento en el exterior, 3,8%, también arroz, 5,3%, soja, 2,2% o trigo, con aumentos del
20,7%. Compras que no resuelven las graves carestías alimentarias de la
población, a pesar de incrementar la factura de la importación a
1.700 millones de dólares, una parte muy importante procedente de
EEUU. Y la agricultura cubana sin mejorar su productividad.
El resultado del comercio exterior, con los datos
de Rodríguez, apunta a que “el valor total de las exportaciones de
bienes desciende un 12,6% este año, mientras que las importaciones
aumentan un 2,9%. Por su parte, el saldo externo de los servicios desciende un 5,5%”, ello teniendo en cuenta que el precio del
barril de petróleo ha pasado de 53 a 65,2 dólares, con un aumento
del 23%, en los nuevos mercados de Rusia y Argelia, donde los
comunistas cubanos no tienen las facilidades de suministro de
Venezuela.
A partir del análisis de Rodríguez, este resultado del sector externo de la economía castrista
indica falta de previsión, inadecuada planificación económica,
margen limitado de actuación para las empresas y finalmente, un
inadecuado posicionamiento global de la economía, que sigue sin ofrecer productos y servicios de demanda en los mercados mundiales. En estas condiciones,
confiar el sector externo de la economía al estado es un grave error,
de consecuencias nefastas. Tal vez el régimen debería empezar a
privatizar por ahí. Es una idea.
(Continuará....)
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