Un año del 11J: los apagones a peor

Elias Amor Bravo economista

Nos acercamos al primer aniversario del 11-J, el día en que el pueblo cubano expresó de forma pacífica y valiente que estaba en condiciones de exigir un cambio político hacia la democracia, las libertades y los derechos humanos en Cuba.

Y mientras el régimen se recrea en la propaganda y la manipulación, en este blog vamos a pasar revista a lo ocurrido en la economía cubana durante este último año. Porque si algo es cierto, es que el deterioro acelerado de la situación económica en 2021 por la tarea ordenamiento, fue un revulsivo que impulsó al pueblo a protestar contra sus gobernantes y dar traslado de una idea: las cosas no van bien y se tienen que cambiar.

Como se va a mostrar en esta entrada del blog y las próximas hasta el día 11-J, los cubanos no tienen motivo alguno para pensar que sus quejas han sido atendidas por el régimen comunista. Más bien, todo lo contrario.

Empezamos en esta entrada por los apagones. Durante el último año, a una media de 2 horas de falta de suministro, el cubano medio ha tenido que soportar mas de 700 horas de apagones. Es decir puestas todas las horas juntas, son más de 30 días sin suministro eléctrico. As no hay quien pueda vivir.

Cierto es que el año pasado no eran tan continuos e intensos los apagones, como ocurre en este, pero se mantiene la angustia del pueblo por una situación que no se explica de forma adecuada, ni se puede resolver con los medios que se tienen. Lo peor de todo es que el pueblo se acaba enterando de lo que ocurre a posteriori, y contempla con pavor, que detrás de la interrupción del suministro no hay más que desidia de los dirigentes.

Y de este modo, en una situación reconocida por el régimen de menor producción que de consumo, pues resulta que ocurre una desgracia. Un incendio de grandes proporciones interrumpió las pruebas finales que se realizaban, tras 129 días de mantenimiento y por tanto de interrupción de sus funciones, del bloque 2 de la central termoeléctrica de Felton en Holguín, una de las más importantes del país.

A resultas del incendio, que provocó daños en la turbina de la unidad, cuando se produjo una filtración en uno de los tubos de la caldera por el cual circulaba crudo nacional. Otra vez se culpa al petróleo nacional y su composición nefasta en azufre. De modo que aun cuando la caldera estaba apagada, las altas temperaturas de la misma acabaron provocando el incendio. Y a resultas de todo ello, no se pudo realizar la necesaria sincronización con el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) con lo que ello supuso de pérdida de producción.

Como para andar jugando con fuego. En esta ocasión, el régimen obligó al director general de la termoeléctrica, ante una situación excepcional, a realizar declaraciones al noticiero de la televisión cubana, para explicar que trabajadores de la planta y fuerzas del cuerpo de bomberos sofocaron las llamas en apenas 45 minutos, destacando que no hubo heridos ni fallecidos.

Los espectadores se sobrecogieron con la aparición del directivo en la televisión nacional. No suele ser habitual que se descienda jerárquicamente a estos niveles, y parece que el régimen ha optado por el refrán de que “cada palo aguante su vela”. Los cubanos supieron en el noticiero que a causa del incendio, ocurrido a las 2 de la tarde, el bloque 2 de la Felton presentó daños calificados como “considerables y que no son sencillos de erradicar”, en una clara aceptación de que las interrupciones del suministro eléctrico van a seguir. El reportaje fotográfico en la prensa estatal daba buena cuenta del desastre provocado por las llamas.

De modo que, como medida preventiva, el incendio obligó a paralizar la Unidad 1, que aportaba con estabilidad al SEN alrededor de 250 megawatts, y tras apagar el fuego se reinició su rodaje, a fin de volver a sincronizarlo en horas de la noche. Nada se dijo al respecto de esta presunta vuelta a la normalidad.

Los cubanos, un año después del 11-J, están hartos de tanta palabrería y de explicaciones técnicas y anodinas sobre el origen de los apagones, cada vez más confundidos con los alumbrones, porque hay más tiempo de oscuridad que de luz. Saben que los apagones aparecen y llegan a unas zonas en tanto que en otras no. 

Por ejemplo, a los barrios mas conflictivos, donde el régimen detecta mayor nivel de malestar social en la población, la electricidad se mantiene, en tanto que desaparece en las zonas del interior del país y las poblaciones de tamaño mediano. Se quiere con ello alterar lo menos posible la sensación de cabreo con el régimen, que estos apagones mantienen viva en amplios sectores de la población. Los apagones han continuado, un año después, incluso con mayor incidencia. No hay solución para este problema en el régimen comunista cubano.

Los apagones seguirán.

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