Notas básicas sobre la liquidación del presupuesto en Cuba (y 3)
Elías Amor Bravo, economista
Un
aspecto interesante de la liquidación del presupuesto castrista en
2017. Si recordamos artículos anteriores, se había visto que la
gestión pública estatal había sido claramente deficitaria y
orientada por un gasto corriente desorbitado. Por el contrario, hoy
toca hablar de las buenas noticias, que concretamente llegan de las
entidades locales. Los Presupuestos Locales mejoraron los resultados
al obtener superávits, no déficit, en su gestión, y además,
superiores a los previstos, según lo expuesto por la señora
Pedraza. Además, las tres provincias deficitarias redujeron su
agujero en más de 170 millones de CUP.
La
buena gestión local en el régimen castrista tiene mucho que ver con
su cercanía a los ciudadanos. Y este es un punto fuerte que se debe
conservar. Adenás, conviene tener en cuenta que los ingresos cedidos
a favor de los municipios y provincias representaron el 35% del total
de ingresos. Esto quiere decir, que el 65% restante son ingresos
propios que tienen su origen en la diversa participación de los
gobiernos subcentrales en la estructura de la economía. Además, los
ingresos crecieron un 7% con respecto al año anterior. Dato
sorprendente, si se compara con el estancamiento de los ingresos a
nivel estatal.
El
régimen se plantea fortalecer la gestión financiera de los órganos
locales para respaldar su desarrollo económico y social, de acuerdo
con los Lineamientos 17 y 49. Y no es mala idea, porque su capacidad
para gestionar sin romper los equilibrios presupuestarios garantiza
una actividad más compatible con las prioridades de la economía
cubana. Sin embargo, al mismo tiempo en la reforma constitucional se
crea la figura de los “gobernadores” e intendentes, que no son
otra cosa que instrumentos para recentralizar la gestión de las
entidades locales, haciéndolas perder su mayor atractivo, que es la
solvencia financiera.
El
informe de liquidación presupuestaria no oculta que algunas
entidades locales asumieron obligaciones de pagos superiores a sus
recursos, 397 unidades presupuestadas y 76 cuentas distribuidoras
municipales, por un importe de 584 millones de CUP, lo que afectará
el año 2018, en igual magnitud. Este comportamiento se considera una
“indisciplina financiera que implica la adopción de medidas que
compulsen el ahorro y restricción de pagos, la máxima utilización
de inventarios así como el estricto control y análisis en los
Consejos de dirección que identifiquen las causas y condiciones que
originan estas faltas y emprendan las acciones para su erradicación
definitiva, sin esperar soluciones de niveles superiores”. En la
jerga castrista, cualquier cosa es posible.
El
informe de la señora Pedraza aludió a la actividad de la ONAT, que
incrementó las fiscalizaciones, lo que se expresó en el aumento de
ingresos en la campaña de liquidación, pero al mismo tiempo
insistió en que se precisa “más eficacia en las acciones sobre
las actividades evasoras de los compromisos tributarios, donde se
evidencia que dinero que corresponde a todo el pueblo, favorece los
bolsillos de los incumplidores”.
Además,
los resultados obtenidos en las auditorías practicadas por la
Contraloría General de la República en la ejecución
presupuestaria, “expresan que se apreciaron discretos avances,
aunque no suficientes, que demandan la máxima atención, en las
reservas de planificación de los ingresos, el seguimiento y control
a la ejecución del presupuesto, sobre el destino y uso de las
subvenciones, así como en la tesorería, tarea compleja, pero no
imposible que requerirá de la responsabilidad de los cuadros y
colectivos que aseguren el riguroso control en todos los niveles”.
Por
ello, el informe de la ministra señala que “en el año tuvieron un
comportamiento inestable los compromisos en los cobros y pagos, tema
basado en la indisciplina, en particular cuando existen operaciones
directas con la población, lo que exige mayor prioridad de los
equipos de dirección en todos los niveles”.
Y
en concreto, “en las actividades presupuestadas impactó la
carencia de algunos bienes y servicios, entre los que se encuentran
los materiales de construcción y la capacidad constructiva para los
mantenimientos; puntualmente se detectaron deficiencias en el control
del uso y destino de los recursos”.
A
la vista de estos datos, ¿se podría pensar tal vez en una entidad local
promocionando inversiones extranjeras en turismo o energías renovables? O tal vez,
¿rebajando la carga tributaria sobre los pequeños emprendedores por
cuenta propia haciendo más atractiva su actividad? E incluso, ¿se podría pensar en autoridades locales
que flexibilizaran los mercados mayoristas de insumos para la
agricultura y el resto de actividades emprendedoras? No lo creo.
Precisamente la tendencia va en sentido contrario con los cambios
antes citados a nivel local, en forma de “gobernadores” e “intendentes”. Falta tiempo
para que estas medidas se implementen, pero en ningún caso,
supondrán beneficio para la economía cubana.
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